martes, 28 de junio de 2011

VULNERABILIDAD MEXICANA

Rodolfo Navarrete / El Financiero
La principal vía de contagio para México de una posible crisis griega son los gobiernos estatales y municipales. En algunos casos, el nivel de endeudamiento es muy elevado. Parte del cual no se encuentra registrado. ¿Deuda municipal fantasma?
La semana pasada señalamos que ante la posibilidad de que Grecia se declarara insolvente para cumplir con los compromisos de su deuda, se podría generar un efecto de contagio sobre otros países que, de manera directa e indirecta, daría lugar a una crisis bancaria general, debido a que los bancos son los principales acreedores.
Ante tal escenario, sería natural observar un reacomodo de los flujos internacionales de capital tratando de encontrar refugio en activos más seguros, por lo que podría observarse una venta importante de activos considerados riesgosos, principalmente de países emergentes.
Comentábamos, igualmente, que el contagio sobre México podría darse a través de dos vías: una, la financiera, referente a la capacidad de los agentes locales de obtener financiamiento externo a un costo razonable y, la otra, la real, relativa al impacto global de la crisis sobre el crecimiento mundial y el efecto que esto tendría sobre la capacidad de pago de algunos agentes económicos.
Respecto a las empresas mexicanas, indicábamos que en términos generales se encuentran relativamente protegidas, toda vez que después de la crisis de 2008-2009 gran parte de éstas se dedicó principalmente a desapalancarse. Sin embargo, existen algunos casos muy notorios que no dejan de preocuparnos, debido al elevado nivel de apalancamiento que aún registran, pese a todos los esfuerzos para reestructurar su deuda.
En el caso de las familias, han mantenido un nivel relativamente bajo de endeudamiento y de carga financiera, por lo que bien podrían solventar una astringencia crediticia. Sin embargo, no se puede dejar de mencionar el problema que representa el crédito hipotecario, que difícilmente podría asegurarse que se haya recuperado después de la crisis de 2008-2009. Todo lo contrario
De presentarse un fenómeno de astringencia del crédito, es probable que el disminuido grupo de agentes que ha sobrevivido la crisis termine por sucumbir.
La banca en México muestra altos niveles de capitalización y de solvencia. Pero el reto nuevamente será la problemática que observarán las matrices en sus países de origen. Destaca, en este sentido, el riesgo de la banca española que podría resentir directa y fuertemente los efectos de segundo orden que implicaría la posibilidad de que Portugal e Irlanda puedan acogerse también a una quiebra, siguiendo el hipotético ejemplo de Grecia.
De darse el caso, existe la posibilidad de que las matrices bancarias descapitalicen sus filiales en México, con el objetivo de protegerse ante los efectos de una posible crisis bancaria. Esto, sin duda, pondrá a prueba las correcciones en la regulación que se han venido realizando en México después de los problemas registrados en 2008, cuando, al parecer, algunos bancos extranjeros descapitalizaron sus filiales mexicanas, provocando una fuerte fuga de capitales.
Señalábamos también que, al parecer, el agente que podría resentir en mayor medida el embate externo sería el gobierno, pero principalmente las entidades estatales y municipales que poseen elevados niveles de apalancamiento. Al respecto, el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero dio cuenta la semana pasada no sólo de esta realidad, sino que además reconoció que tanto ese Consejo como la Secretaría de Hacienda desconocen a ciencia cierta el monto real de endeudamiento de las entidades.
Indica que de acuerdo con el Registro de Obligaciones Financieras y Empréstitos de la Secretaría de Hacienda, el endeudamiento de éstas se ubicó en 314 mil 428 millones de pesos al cierre de marzo de 2011. Sin embargo, la información proporcionada a las autoridades por los intermediarios financieros involucrados en tales operaciones de crédito sitúa esa cifra en 363 mil 422 millones, 16 por ciento por encima de lo que la Secretaría de Hacienda conocía a través del Registro.
Vale decir que al menos 14 por ciento de la deuda estatal o municipal no se encuentra registrada. ¿Será? Peor aún, el Consejo reconoce que en algunos casos las entidades federativas poseen endeudamientos de hasta 3.5 veces superiores a lo manifestado en el Registro. En tales casos, 78 por ciento de la deuda no se encuentra registrada, o mejor dicho, es fantasma.
Esto no es otra cosa que la combinación perfecta para que por allí se inicie o se transmita una posible crisis de insolvencia de los gobiernos de algunos estados y municipios. Y, ante tal posibilidad, ¿qué hará el gobierno federal? Difícilmente no haría nada, tal como se encargaron de señalar algunos funcionarios la semana pasada.
Economista del sector privado

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