La francesa Christine Lagarde y el mexicano Agustín Carstens compiten por la dirección del organismo en un momento crítico para las finanzas mundiales
El único punto débil de Lagarde tiene que ver con la crisis en Europa
China, la potencia emergente, está a favor de la candidata
Australia y Canadá han mostrado preferencia por el aspirante mexicano
SANDRO POZZI – EL PAÍS
Las cartas están echadas. Christine Lagarde y Agustín Carstens ya dijeron todo lo que tenían que decir en el cara a cara con los 24 miembros del consejo ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), ante los que defendieron sus candidaturas para dirigir el organismo. Ahora está en manos del board decidir por quién se decantan, y si rompen con la regla no escrita de poner la institución en manos de una personalidad europea.
Lagarde es de lejos la favorita. Pero hasta el rabo, todo es toro. Y más aún a raíz del cambio de fuerzas que está teniendo lugar en la escena global, que se acentuó aún más durante la crisis. Por eso la ministra francesa de Finanzas se comprometió a adoptar las reformas necesarias para hacer del FMI una institución "más representativa de la economía global".
Ese, dijo, será su gran objetivo. "No estoy aquí para representar los intereses de una región", afirmó durante el examen ante los 24 miembros del consejo, siete de ellos europeos. La batalla para el puesto de director gerente del FMI tiene lugar en un momento crítico para la coyuntura mundial y de ansiedad en los mercados, por el anémico repunte y las alarmas en la deuda soberana.
En sus dos días de campaña, el gobernador del Banco de México puso en evidencia los puntos vulnerables que amenazan la legitimidad de la institución en el ámbito de la gobernanza, la vigilancia, la solución de crisis y la coordinación de políticas. Conoce bien la cocina del organismo, donde ejerció como número tres. "El FMI no es todo lo que podría ser".
Y aunque es evidente que sabe de lo que habla, y que es un maestro en la gestión de crisis, es el primero en admitir que sus posibilidades son limitadas. Bastaba con fijarse en el grupo de periodistas que esperaba a ambos cuando salieron de las respectivas tres horas de examen. Pero su candidatura se utilizó como caja de resonancia para pedir un cambio en la estructura del organismo.
El único punto débil de Lagarde tiene que ver con la crisis de la deuda soberana en la zona euro. Ahí dijo que no mostrará ningún tipo de indulgencia con colegas europeos. "No hay margen para eso cuando se deben adoptar decisiones difíciles", remachó en su intervención, rechazando el argumento de que con su elección podría haber un conflicto de intereses. Por eso repitió en su discurso de intenciones que cree en un organismo "más receptivo, legítimo y eficiente". Pero igual que apoya que en la selección del nuevo líder no se tenga en cuenta su nacionalidad, dijo que el hecho de ser europea o francesa no debe ser una desventaja para poner al frente de la institución en el centro de la respuesta global ante las crisis.
Carstens aprovechó durante su campaña para poner en evidencia el pobre trabajo hecho por Europa para prevenir y contener la crisis de la deuda soberana. Y dijo que los países latinoamericanos tienen experiencia al lidiar con situaciones como estas, que serían muy útiles para solucionar los problemas de Grecia Irlanda y Portugal. "Hace falta una mirada fresca", remachó.
El Fondo, nacido junto al Banco Mundial en 1944 en la conferencia de Bretton Woods, es indispensable. Nadie lo duda. Pero los expertos insisten en que para preservar su relevancia debe encontrar un equilibrio entre su legitimidad -para dar consejos- y su independencia. Su proceso de selección está por eso en el centro de las críticas, calificado de neocolonialista.
Otro de los reproches que se lanzan contra el FMI y el Banco Mundial, es que dejara que sus dos grandes potencias inundaran su economía con capital bajo la promesa de la modernización y de la mejora de la calidad de vida, lo que creó burbujas especulativas en Asia, Rusia y América Latina. Las mismas fuerzas de mercado que después enseñaron sus caras en EE UU y Europa.
La elección de Carstens se vería como la ideal para romper con lo que se ve como un protectorado europeo, consentido por EE UU. El FMI ha sido dirigido por un europeo desde su creación, gracias a un pacto de caballeros que garantiza que, a cambio, Washington -el principal socio- tendrá el segundo puesto de mando en el organismo y tendrá la presidencia de la institución gemela.
John Lipsky, actual director gerente en funciones, que en breve deja su puesto vacante, insiste en que el proceso de selección del próximo jefe del FMI será "abierto, transparente y basado en los méritos". Y como manda la tradición, le relevará previsiblemente otro estadounidense. El elegido por la Administración de Barack Obama sería David Lipton, un reformista.
La dimisión de Dominique Strauss-Kahn, tras ser acusado de asalto sexual, abrió la caja de truenos. El Fondo necesita cubrir rápido el vacío que dejó el socialista francés en la cabeza de mando, lo que juega a favor de Lagarde. El consejo examinará el martes los puntos fuertes de ambos. Su decisión, preferiblemente por consenso, se anunciará antes de que acabe el mes. EE UU no se pronunció aún sobre a cuál de los dos candidatos apoyará caso de que sea necesario el voto. La que sí expresó su opinión es China, el mayor país entre los emergentes, que está a favor de la francesa. Hay otros países del mundo en desarrollo, como Indonesia, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, que apuestan también por la candidatura de Lagarde para llevar el cetro.
Pero Carsten también tiene su público. Ayer mismo, Canadá y Australia mostraron a las claras, según Bloomberg, su apoyo al candidato mexicano. Ambos países mostraron su deseo de que el nuevo director sea elegido en un proceso "transparente" basado en los méritos del candidato "y no en la nacionalidad". Para ambos países, la experiencia de Carsten asegura que podría hacer un buen papel al frente del organismo.
Los candidatos
Christine Lagarde, 55 años.
- Ministra francesa de Finanzas.
- Abogada. Presidió la firma Baker & McKenzie.
- Elegante, gran personalidad y carisma.
- Financial Times le consideró el mejor ministro de Europa.
- La tradición manda que el FMI sea dirigido por un europeo.
- Sería la primera vez que no sea dirigido por un economista.
- Defiende la diversidad y el equilibrio del Fondo.
- Su punto débil, la crisis de la deuda soberana europea y la batalla legal por la indemnización a Bernard Tapie.
Agustín Carstens, 53 años.
- Gobernador del Banco de México.
- Economista, doctorado por la Universidad de Chicago.
- Experto al lidiar con crisis relacionadas con la deuda y las divisas.
- Coordinó el programa económico de Felipe Calderón.
- Fue subdirector gerente del FMI entre los años 2003 y 2006.
- Rodrigo Rato le describió como "un espléndido embajador".
- Es la voz de las economías emergentes, pero no cuenta con el respaldo de un amplio grupo de países.
El único punto débil de Lagarde tiene que ver con la crisis en Europa
China, la potencia emergente, está a favor de la candidata
Australia y Canadá han mostrado preferencia por el aspirante mexicano
SANDRO POZZI – EL PAÍS
Las cartas están echadas. Christine Lagarde y Agustín Carstens ya dijeron todo lo que tenían que decir en el cara a cara con los 24 miembros del consejo ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), ante los que defendieron sus candidaturas para dirigir el organismo. Ahora está en manos del board decidir por quién se decantan, y si rompen con la regla no escrita de poner la institución en manos de una personalidad europea.
Lagarde es de lejos la favorita. Pero hasta el rabo, todo es toro. Y más aún a raíz del cambio de fuerzas que está teniendo lugar en la escena global, que se acentuó aún más durante la crisis. Por eso la ministra francesa de Finanzas se comprometió a adoptar las reformas necesarias para hacer del FMI una institución "más representativa de la economía global".
Ese, dijo, será su gran objetivo. "No estoy aquí para representar los intereses de una región", afirmó durante el examen ante los 24 miembros del consejo, siete de ellos europeos. La batalla para el puesto de director gerente del FMI tiene lugar en un momento crítico para la coyuntura mundial y de ansiedad en los mercados, por el anémico repunte y las alarmas en la deuda soberana.
En sus dos días de campaña, el gobernador del Banco de México puso en evidencia los puntos vulnerables que amenazan la legitimidad de la institución en el ámbito de la gobernanza, la vigilancia, la solución de crisis y la coordinación de políticas. Conoce bien la cocina del organismo, donde ejerció como número tres. "El FMI no es todo lo que podría ser".
Y aunque es evidente que sabe de lo que habla, y que es un maestro en la gestión de crisis, es el primero en admitir que sus posibilidades son limitadas. Bastaba con fijarse en el grupo de periodistas que esperaba a ambos cuando salieron de las respectivas tres horas de examen. Pero su candidatura se utilizó como caja de resonancia para pedir un cambio en la estructura del organismo.
El único punto débil de Lagarde tiene que ver con la crisis de la deuda soberana en la zona euro. Ahí dijo que no mostrará ningún tipo de indulgencia con colegas europeos. "No hay margen para eso cuando se deben adoptar decisiones difíciles", remachó en su intervención, rechazando el argumento de que con su elección podría haber un conflicto de intereses. Por eso repitió en su discurso de intenciones que cree en un organismo "más receptivo, legítimo y eficiente". Pero igual que apoya que en la selección del nuevo líder no se tenga en cuenta su nacionalidad, dijo que el hecho de ser europea o francesa no debe ser una desventaja para poner al frente de la institución en el centro de la respuesta global ante las crisis.
Carstens aprovechó durante su campaña para poner en evidencia el pobre trabajo hecho por Europa para prevenir y contener la crisis de la deuda soberana. Y dijo que los países latinoamericanos tienen experiencia al lidiar con situaciones como estas, que serían muy útiles para solucionar los problemas de Grecia Irlanda y Portugal. "Hace falta una mirada fresca", remachó.
El Fondo, nacido junto al Banco Mundial en 1944 en la conferencia de Bretton Woods, es indispensable. Nadie lo duda. Pero los expertos insisten en que para preservar su relevancia debe encontrar un equilibrio entre su legitimidad -para dar consejos- y su independencia. Su proceso de selección está por eso en el centro de las críticas, calificado de neocolonialista.
Otro de los reproches que se lanzan contra el FMI y el Banco Mundial, es que dejara que sus dos grandes potencias inundaran su economía con capital bajo la promesa de la modernización y de la mejora de la calidad de vida, lo que creó burbujas especulativas en Asia, Rusia y América Latina. Las mismas fuerzas de mercado que después enseñaron sus caras en EE UU y Europa.
La elección de Carstens se vería como la ideal para romper con lo que se ve como un protectorado europeo, consentido por EE UU. El FMI ha sido dirigido por un europeo desde su creación, gracias a un pacto de caballeros que garantiza que, a cambio, Washington -el principal socio- tendrá el segundo puesto de mando en el organismo y tendrá la presidencia de la institución gemela.
John Lipsky, actual director gerente en funciones, que en breve deja su puesto vacante, insiste en que el proceso de selección del próximo jefe del FMI será "abierto, transparente y basado en los méritos". Y como manda la tradición, le relevará previsiblemente otro estadounidense. El elegido por la Administración de Barack Obama sería David Lipton, un reformista.
La dimisión de Dominique Strauss-Kahn, tras ser acusado de asalto sexual, abrió la caja de truenos. El Fondo necesita cubrir rápido el vacío que dejó el socialista francés en la cabeza de mando, lo que juega a favor de Lagarde. El consejo examinará el martes los puntos fuertes de ambos. Su decisión, preferiblemente por consenso, se anunciará antes de que acabe el mes. EE UU no se pronunció aún sobre a cuál de los dos candidatos apoyará caso de que sea necesario el voto. La que sí expresó su opinión es China, el mayor país entre los emergentes, que está a favor de la francesa. Hay otros países del mundo en desarrollo, como Indonesia, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, que apuestan también por la candidatura de Lagarde para llevar el cetro.
Pero Carsten también tiene su público. Ayer mismo, Canadá y Australia mostraron a las claras, según Bloomberg, su apoyo al candidato mexicano. Ambos países mostraron su deseo de que el nuevo director sea elegido en un proceso "transparente" basado en los méritos del candidato "y no en la nacionalidad". Para ambos países, la experiencia de Carsten asegura que podría hacer un buen papel al frente del organismo.
Los candidatos
Christine Lagarde, 55 años.
- Ministra francesa de Finanzas.
- Abogada. Presidió la firma Baker & McKenzie.
- Elegante, gran personalidad y carisma.
- Financial Times le consideró el mejor ministro de Europa.
- La tradición manda que el FMI sea dirigido por un europeo.
- Sería la primera vez que no sea dirigido por un economista.
- Defiende la diversidad y el equilibrio del Fondo.
- Su punto débil, la crisis de la deuda soberana europea y la batalla legal por la indemnización a Bernard Tapie.
Agustín Carstens, 53 años.
- Gobernador del Banco de México.
- Economista, doctorado por la Universidad de Chicago.
- Experto al lidiar con crisis relacionadas con la deuda y las divisas.
- Coordinó el programa económico de Felipe Calderón.
- Fue subdirector gerente del FMI entre los años 2003 y 2006.
- Rodrigo Rato le describió como "un espléndido embajador".
- Es la voz de las economías emergentes, pero no cuenta con el respaldo de un amplio grupo de países.
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