jueves, 30 de junio de 2011

GRECIA EVITA LA BANCARROTA AL APROBAR EL PARLAMENTO UN DURO PLAN DE AJUSTE

La presión de los mercados sobre los países de la periferia de la zona euro se relaja tras la victoria de Papandreu - Los disturbios en las calles de Atenas dejan 500 heridos
M. A. SÁNCHEZ-VALLEJO / EL PAÍS
Con más holgura de la prevista, el Gobierno griego logró ayer el respaldo del Parlamento al Programa de Estrategia Fiscal a Medio Plazo, nombre técnico del plan de ajuste para 2012-2015, cuya aprobación permite la entrega del quinto tramo (12.000 millones de euros) del rescate acordado en mayo de 2010 por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI). La votación de la ley de implementación, que especifica cómo deberán aplicarse a partir de mañana las nuevas medidas, pondrá fin hoy a los deberes del Gobierno socialista de Yorgos Papandreu antes de la reunión extraordinaria del Eurogrupo del domingo.
En medio de un escenario de violencia callejera, y con la segunda jornada de la huelga general relegada al segundo plano de la atención pública, los parlamentarios griegos dieron ayer un teórico primer paso para alejar al país de la quiebra. Votaron a favor 155; 138, en contra, y cinco se abstuvieron. El Ejecutivo recibió el apoyo de una parlamentaria del principal partido de la oposición. Los socialistas afrontarán la votación de hoy con 154 diputados, es decir, uno menos que ayer, tras la expulsión de Panayotis Kurublis, que se opuso al plan de ajuste.
La votación fue precedida de un dramático llamamiento del primer ministro. "Debemos evitar un colapso del país a toda costa", advirtió. "La suspensión de pagos acabaría con el sistema de salud, las escuelas, el 80% de las pensiones y también con los sueldos de todos los funcionarios. Por eso debemos evitar a cualquier precio que se derrumbe el país, rectificar los errores y avanzar con iniciativas comunes", aseguró Papandreu.
La última fase de esta interminable crisis griega no solo ha amenazado con llevar el país a la quiebra, sino que ha disparado el riesgo de los países europeos con unas finanzas públicas más débiles hasta cotas desconocidas. Tanto los que ya habían pasado por un rescate -la propia Grecia, Irlanda y Portugal- como los otros que reciben duros ataques de los mercados -España e Italia, principalmente- han tocado máximos en los últimos días de junio. La prima de riesgo -el sobreprecio que un país tiene que pagar para financiarse por la falta de confianza que encuentra entre los inversores- tocó en España el pasado lunes el máximo de 293 puntos básicos. Esto quiere decir que mientras Alemania puede ofrecer un interés inferior al 3% por un bono a diez años, el Tesoro español se ve obligado a remunerar el mismo producto casi al doble. Tras el máximo del lunes, las previsiones de que el Parlamento de Atenas aprobaría el plan de ajuste, han hecho que durante los últimos tres días la prima caiga hasta los 258 puntos básicos.
Algo parecido ocurrió con los indicadores de riesgo de los países que ya cuentan con un programa de ayudas de la UE y el FMI: Grecia, tras superar los 1.500 puntos hace dos semanas, ha caído ahora por debajo de los 1.330; Irlanda alcanzó el lunes los 920 y ayer rondaba los 870; y Portugal, que escaló hasta rozar los 880, se ha quedado en 810.
Pero no era la situación de este trío la que más preocupaba, porque la crisis griega ha amenazado en esta ocasión con contagiarse a otros países con economías mucho más grandes que no han necesitado un rescate, pero cuya caída habría supuesto la ruptura de la zona euro. Además de España, Italia y Bélgica han sentido en la nuca el aliento de los mercados. La prima de riesgo del bono italiano se disparó a principios de semana hasta la zona de peligro de 222 puntos básicos. En el día de ayer descendió hasta quedarse en torno a los 196. Al alejarse la perspectiva de la quiebra de un país de la eurozona, la moneda única también se ha reforzado. Un euro se cambiaba ayer por 1,44 dólares.
Algo parecido ha sucedido en las Bolsas, que ayer celebraron la decisión del Parlamento griego con subidas generalizadas. La más optimista ha sido la madrileña, que dio un salto superior al 2%, lo que le permitió recuperar los 10.000 puntos. Lo curioso es que justo después de que se conociera el resultado de la votación que se había celebrado en Atenas las Bolsas reaccionaron a la baja. El Ibex, por ejemplo, perdió más de 100 puntos en 10 minutos. Esta aparente contradicción se debe a que el mercado ya había descontado que Grecia, pese a la contestación social, iba a aprobar su plan de ajuste. Además, el voto en contra de la oposición conservadora, probable ganadora de unas hipotéticas elecciones, también hizo que la reacción de los mercados no fuera tan eufórica. "Ahora se puede dar prácticamente por seguro que Grecia no quebrará, por lo menos a corto plazo. Pero los riesgos potenciales no han remitido del todo, y las valoraciones de los mercados pueden volver a ser negativas", resume Daniel Pingarrón, de IG Markets.
El programa de ajuste que afronta Grecia para los próximos cuatro años -el segundo que el Gobierno presenta desde mayo de 2010- prevé ingresos por valor de 28.400 millones de euros, entre aumentos fiscales y recortes de gastos, y otros 50.000 millones más por la privatización de empresas del Estado, así como una disminución del 25% del funcionariado, lo que supone la desaparición de 150.000 empleos de los 700.000 existentes.
Con respecto a las medidas fiscales, los griegos pagarán este año 2.300 millones más en impuestos (en 2012 sufrirán aún mayor presión fiscal, un incremento de 3.380 millones). Entre otras tasas, a partir de mañana entrará en vigor el denominado "impuesto solidario", que grava proporcionalmente los ingresos del 1% al 5%. También aumentará el IVA en restaurantes y bares, del 13% al 23%. El plan contempla el recorte de beneficios sociales; la reducción del gasto en Sanidad y Defensa, entre otras partidas, y el aumento de las contribuciones a la seguridad social. Con la aplicación de estas medidas, el Gobierno pretende reducir el déficit a menos del 3% en 2014 y aligerar la deuda, de 350.00 millones de euros.
La aprobación del programa de austeridad aleja de momento el fantasma de una convocatoria anticipada de elecciones, pero no resuelve ninguno de los problemas a los que Grecia hace frente. Ítem más, la oposición considera que su aplicación provocará que el país se quede anclado en la recesión durante al menos 30 años, es decir, tres veces el periodo previsto para la reconstrucción total de Haití tras el terremoto de 2010.
Consciente de la tarea que le espera, el ministro de Finanzas, Evánguelos Venizelos, adelantó el lunes en el Parlamento que Grecia ahora debe "negociar la aplicación del nuevo programa con nuestros socios y garantizar la viabilidad de la deuda nacional con la participación internacional de inversores privados".
Con los alrededores del Parlamento convertidos en escenario de la devastación -agravada por la huelga de los servicios de limpieza municipales-, el resultado de la votación intensificó la batalla campal entre antidisturbios y encapuchados, que había comenzado a mediodía. Más de 500 personas fueron atendidas en un puesto de socorro improvisado en la estación de metro de la plaza Sintagma; una treintena fue derivada a hospitales, la mayoría con crisis respiratorias.
Varios canales de televisión emitieron llamamientos a los médicos disponibles para que desplazasen al lugar, mientras pedían con insistencia el suministro de botellas de oxígeno. Los violentos atacaron la sede del Ministerio de Finanzas y las oficinas del segundo banco prestamista de Grecia, Eurobank; también destrozaron una oficina de correos. Los disturbios se extendieron a última hora a otros barrios de la capital. Hubo decenas de detenciones.
Tras la votación de ayer, la UE y el FMI deben desbloquear ahora los 12.000 millones de euros incluidos en el primer rescate, que permitirán a Grecia hacer frente a sus pagos en julio y agosto. Más tarde, llegará el nuevo plan de ayudas, que rondará los 100.000 millones con una importante participación de los bancos acreedores. Un nuevo campo de minas que los líderes europeos tendrán que esquivar para mantener la estabilidad de la eurozona.

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