El petróleo cae con fuerza al anunciar la AIE que libera reservas estratégicas - La incertidumbre sobre Grecia castiga a las Bolsas y a los bonos periféricos
SANDRO POZZI / MIGUEL JIMÉNEZ – EL PAÍS
La incertidumbre y el miedo se apoderan de los mercados. Las Bolsas, los bonos de los países periféricos europeos, el euro y el petróleo cayeron ayer con fuerza como consecuencia de un cóctel de malas noticias que se resumen en una: la solidez de la recuperación económica mundial está en peligro. Varios datos de coyuntura respaldan que en el segundo trimestre se está produciendo un frenazo en el crecimiento mundial y algunos empiezan a temer que no se trate solo de una pausa temporal.
Entre los obstáculos con los que se encuentra la salida de la crisis está, sin duda, la crisis de la deuda soberana europea, en la que la solución para Grecia no termina de estar clara. En EE UU, las negociaciones para elevar el techo de la deuda están rotas. A eso se ha unido en los últimos meses la espiral al alza en el precio del petróleo -por las revueltas en el norte de África- y de otras materias primas.
Precisamente ante el temor a que los altos precios del crudo impidan consolidar la recuperación económica, la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que representa a los principales países importadores de petróleo, saltó al plató. En una acción coordinada, decidió por sorpresa acudir a las reservas estratégicas de petróleo y liberar 60 millones de barriles de crudo en un mes, la mitad de los cuales corre a cargo de Estados Unidos. Es la tercera vez desde su creación que la AIE adopta una decisión de este tipo.
El precio de los futuros sobre el barril de crudo brent cayó un 6%, hasta 107 dólares. Eso se debió al efecto inmediato del anuncio, pero en el mercado también pesa el temor al frenazo económico.
España, uno de los 28 miembros de la AIE, "respalda y suscribe la decisión adoptada", según comunicó ayer el Ministerio de Industria. La participación española, que será aprobada hoy por el Consejo de Ministros, comportará la aportación de 76.000 barriles de crudo al día (el 3,8% del total de la AIE), con un total de 2,28 millones de barriles en un mes. Las reservas a liberar representa 2,3 días de las ventas anuales. Las reservas en España están en 113,7 días por lo que, tras la reducción, quedarán muy por encima de los 92 días obligatorios que establece la actual legislación.
La medida, anunciada por el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Nobuo Tanaka, es la respuesta a la negativa de los países exportadores a aumentar sus cuotas de producción pese a las interrupciones de suministro de petróleo procedente de Libia. "El incremento estacional en la demanda de refino esperado para este verano acentuará los efectos del menor suministro. Una mayor tensión en el mercado del crudo amenaza con minar la frágil recuperación económica global", señala la agencia.
Que la recuperación es frágil lo vienen a atestiguar numerosos indicadores de los últimos días. En EE UU, al alza en las peticiones semanales de ayuda por desempleo se le sumó la caída en las ventas de viviendas nuevas, lo que vino a confirmar que el sector inmobiliario en EE UU vive una segunda recesión.
Como dijo la Reserva Federal, la contracción en ese sector continúa y lastrará el crecimiento. El banco central de EE UU admitió el miércoles que la recuperación económica avanza "más lenta de lo esperado" y rebajó medio punto la previsión de crecimiento para este año, al 2,8%. El paro, entretanto, está en el 9,1% y no se espera que baje del 8% antes de 2013.
El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, confía en que ese frenazo sea "temporal" y en ese punto hizo referencia al alza de la energía por las revueltas y a la disrupción provocada por el terremoto en Japón. Pero cuando se le preguntó que explicara cuáles son entonces los factores permanentes que lastran el crecimiento en EE UU, el presidente de la Reserva Federal admitió que no es capaz de identificarlos.
EE UU no crece, el valor de la vivienda sigue cayendo tras cinco años de corrección, no se crean empleos al ritmo deseable y el déficit va camino de marcar otro récord.
En Europa, las cosas no pintan mejor. Los índices manufactureros apuntan a un brusco frenazo en el crecimiento europeo en el segundo trimestre, lo que viene a complicar aún más un panorama dominado por la crisis fiscal y la falta de salida al laberinto griego. La presión coordinada de los Gobiernos de la zona euro sobre sus banqueros para que asuman una parte del segundo rescate griego alimenta los temores a que finalmente las agencias de calificación declaren la suspensión de pagos (default) de Grecia, con efectos desconocidos. Los valores bancarios estuvieron entre los más castigados ayer por los inversores en toda Europa. Las caídas se producen tras las presiones de los Gobiernos a los bancos y después de que Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, admitiera la noche del miércoles "a título personal" -como si el presidente del BCE pudiera hablar a título personal- que se ha encendido la luz "roja" de alarma para la estabilidad financiera europea a raíz de la crisis griega.
La falta de apoyo por parte de la oposición y de la ciudadanía a los nuevos ajustes exigidos al Gobierno griego complican la solución del rompecabezas, en la que ayer y hoy trabajan los líderes europeos en la cumbre de Bruselas.
El contagio de la crisis griega es evidente en el resto de los países periféricos. La prima de riesgo de España, Portugal, Irlanda (y, en menor medida, la de Italia) volvió a dispararse ayer. La rentabilidad extra exigida a los bonos españoles a 10 años frente a los alemanes, considerados los más seguros, ascendió a 276 puntos básicos (2,76 puntos porcentuales), cerca de los máximos del año que marcó hace una semana. El Ibex 35 cayó un 2,77%, lastrado sobre todo por los grandes bancos. El Euro Stoxx 50, que agrupa a los principales valores de la zona euro, cedió un 2,3%.
También el euro se vio debilitado por las nuevas incertidumbres sobre el rescate griego y cedió terreno frente a prácticamente todas las grandes divisas.
Por si no bastara con las malas noticias de Occidente, la producción industrial en China, el país que se supone es el motor que tira de la economía mundial, registró su ritmo más lento de expansión en 11 meses. Y lo que más preocupa no es la desaceleración, si no que esté ligeramente por encima del nivel que indica si la economía crece. El frenazo chino es consecuencia del endurecimiento de la política monetaria y de la ralentización de la demanda global.
SANDRO POZZI / MIGUEL JIMÉNEZ – EL PAÍS
La incertidumbre y el miedo se apoderan de los mercados. Las Bolsas, los bonos de los países periféricos europeos, el euro y el petróleo cayeron ayer con fuerza como consecuencia de un cóctel de malas noticias que se resumen en una: la solidez de la recuperación económica mundial está en peligro. Varios datos de coyuntura respaldan que en el segundo trimestre se está produciendo un frenazo en el crecimiento mundial y algunos empiezan a temer que no se trate solo de una pausa temporal.
Entre los obstáculos con los que se encuentra la salida de la crisis está, sin duda, la crisis de la deuda soberana europea, en la que la solución para Grecia no termina de estar clara. En EE UU, las negociaciones para elevar el techo de la deuda están rotas. A eso se ha unido en los últimos meses la espiral al alza en el precio del petróleo -por las revueltas en el norte de África- y de otras materias primas.
Precisamente ante el temor a que los altos precios del crudo impidan consolidar la recuperación económica, la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que representa a los principales países importadores de petróleo, saltó al plató. En una acción coordinada, decidió por sorpresa acudir a las reservas estratégicas de petróleo y liberar 60 millones de barriles de crudo en un mes, la mitad de los cuales corre a cargo de Estados Unidos. Es la tercera vez desde su creación que la AIE adopta una decisión de este tipo.
El precio de los futuros sobre el barril de crudo brent cayó un 6%, hasta 107 dólares. Eso se debió al efecto inmediato del anuncio, pero en el mercado también pesa el temor al frenazo económico.
España, uno de los 28 miembros de la AIE, "respalda y suscribe la decisión adoptada", según comunicó ayer el Ministerio de Industria. La participación española, que será aprobada hoy por el Consejo de Ministros, comportará la aportación de 76.000 barriles de crudo al día (el 3,8% del total de la AIE), con un total de 2,28 millones de barriles en un mes. Las reservas a liberar representa 2,3 días de las ventas anuales. Las reservas en España están en 113,7 días por lo que, tras la reducción, quedarán muy por encima de los 92 días obligatorios que establece la actual legislación.
La medida, anunciada por el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Nobuo Tanaka, es la respuesta a la negativa de los países exportadores a aumentar sus cuotas de producción pese a las interrupciones de suministro de petróleo procedente de Libia. "El incremento estacional en la demanda de refino esperado para este verano acentuará los efectos del menor suministro. Una mayor tensión en el mercado del crudo amenaza con minar la frágil recuperación económica global", señala la agencia.
Que la recuperación es frágil lo vienen a atestiguar numerosos indicadores de los últimos días. En EE UU, al alza en las peticiones semanales de ayuda por desempleo se le sumó la caída en las ventas de viviendas nuevas, lo que vino a confirmar que el sector inmobiliario en EE UU vive una segunda recesión.
Como dijo la Reserva Federal, la contracción en ese sector continúa y lastrará el crecimiento. El banco central de EE UU admitió el miércoles que la recuperación económica avanza "más lenta de lo esperado" y rebajó medio punto la previsión de crecimiento para este año, al 2,8%. El paro, entretanto, está en el 9,1% y no se espera que baje del 8% antes de 2013.
El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, confía en que ese frenazo sea "temporal" y en ese punto hizo referencia al alza de la energía por las revueltas y a la disrupción provocada por el terremoto en Japón. Pero cuando se le preguntó que explicara cuáles son entonces los factores permanentes que lastran el crecimiento en EE UU, el presidente de la Reserva Federal admitió que no es capaz de identificarlos.
EE UU no crece, el valor de la vivienda sigue cayendo tras cinco años de corrección, no se crean empleos al ritmo deseable y el déficit va camino de marcar otro récord.
En Europa, las cosas no pintan mejor. Los índices manufactureros apuntan a un brusco frenazo en el crecimiento europeo en el segundo trimestre, lo que viene a complicar aún más un panorama dominado por la crisis fiscal y la falta de salida al laberinto griego. La presión coordinada de los Gobiernos de la zona euro sobre sus banqueros para que asuman una parte del segundo rescate griego alimenta los temores a que finalmente las agencias de calificación declaren la suspensión de pagos (default) de Grecia, con efectos desconocidos. Los valores bancarios estuvieron entre los más castigados ayer por los inversores en toda Europa. Las caídas se producen tras las presiones de los Gobiernos a los bancos y después de que Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, admitiera la noche del miércoles "a título personal" -como si el presidente del BCE pudiera hablar a título personal- que se ha encendido la luz "roja" de alarma para la estabilidad financiera europea a raíz de la crisis griega.
La falta de apoyo por parte de la oposición y de la ciudadanía a los nuevos ajustes exigidos al Gobierno griego complican la solución del rompecabezas, en la que ayer y hoy trabajan los líderes europeos en la cumbre de Bruselas.
El contagio de la crisis griega es evidente en el resto de los países periféricos. La prima de riesgo de España, Portugal, Irlanda (y, en menor medida, la de Italia) volvió a dispararse ayer. La rentabilidad extra exigida a los bonos españoles a 10 años frente a los alemanes, considerados los más seguros, ascendió a 276 puntos básicos (2,76 puntos porcentuales), cerca de los máximos del año que marcó hace una semana. El Ibex 35 cayó un 2,77%, lastrado sobre todo por los grandes bancos. El Euro Stoxx 50, que agrupa a los principales valores de la zona euro, cedió un 2,3%.
También el euro se vio debilitado por las nuevas incertidumbres sobre el rescate griego y cedió terreno frente a prácticamente todas las grandes divisas.
Por si no bastara con las malas noticias de Occidente, la producción industrial en China, el país que se supone es el motor que tira de la economía mundial, registró su ritmo más lento de expansión en 11 meses. Y lo que más preocupa no es la desaceleración, si no que esté ligeramente por encima del nivel que indica si la economía crece. El frenazo chino es consecuencia del endurecimiento de la política monetaria y de la ralentización de la demanda global.
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