SERGIO SARMIENTO / REFORMA
JAQUE MATE
"Todas las ambiciones son legítimas, excepto aquellas que se trepan sobre las miserias o sobre la credulidad de la humanidad."
Joseph Conrad
¿Se acuerda usted de la legislación electoral que establecía medidas para evitar que los aspirantes a cargos de elección se adelantaran a las precampañas? Pues quizá alguien debería repartir copias entre los aspirantes a la Presidencia de la República porque realmente andan todos desatados.
El secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, hace presentaciones de campaña en Guanajuato donde dice que no tiene dudas de que él será el próximo presidente de México, como si todavía viviéramos en los tiempos en que el mandatario en turno escogía a su sucesor por dedazo.
El secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, promueve su candidatura distribuyendo a través de Twitter fotografías que demuestran, ¡sorpresa!, que es más alto que Enrique Peña Nieto. "El tamaño sí importa", añade el twit. Pero si la estatura fuera el criterio para ser buen presidente, su jefe, Felipe Calderón, no saldría muy bien parado.
Josefina Vázquez Mota, la coordinadora de los diputados del PAN, aparece en la portada de la revista Cambio, mientras que el secretario del Trabajo, Javier Lozano, afirma que si él es el candidato del PAN será seguro el próximo mandatario.
El propio presidente Calderón está también metido en las campañas. Este pasado fin de semana aprovechó su discurso en la ceremonia de graduación de los estudiantes de la Universidad Stanford de Palo Alto, California, para criticar a los anteriores gobiernos priistas. Me imagino que los gringuitos se deben haber quedado con cara de "what?".
No solamente los panistas están alborotados. Andrés Manuel López Obrador estuvo también en Estados Unidos el fin de semana en un mitin. De hecho, el "presidente legítimo" ha estado en campaña desde el día siguiente de la elección de 2006. Marcelo Ebrard, a su vez, ha hecho ya una costumbre de ofrecer declaraciones sobre temas nacionales que buscan posicionarlo para la carrera presidencial.
Entre todos los aspirantes el único que insiste que aún no es tiempo de hacer campaña es Enrique Peña Nieto. Claro que aparece en primer lugar en las encuestas por lo que puede darse el lujo de no acelerar las cosas. Pero el que haya contratado campañas de publicidad con cobertura nacional para su informe de gobierno nos indica que también él está haciendo esfuerzos para fortalecer su presencia nacional con vistas a 2012.
Algunos políticos e intelectuales piensan que la forma de parar esta estampida de la flaca caballada es imponer más prohibiciones. La experiencia nos dice, sin embargo, que las restricciones no hacen más que generar novedosas maneras de darle la vuelta a la ley. Es falso que el andamiaje de prohibiciones haya generado una mayor equidad en los procesos electorales.
La solución de fondo radicaría en eliminar todas las limitaciones. Es inevitable que los políticos hagan política y se promuevan para cargos de elección popular. Pretender otra cosa es cerrar los ojos a la realidad. Mejor dejemos que, como en cualquier país del mundo, los políticos hagan política, siempre y cuando no se sirvan del dinero público para ello.
Ahora bien, los políticos deben entender que la población se puede hartar si muestran más interés en promover su futuro electoral que en cumplir con sus obligaciones como funcionarios. Pero dejemos que sean los electores los que decidan. De nada sirve crear una montaña de prohibiciones si a la hora de verdad los mismos políticos que las promueven las violan.
Hoy se cumplen 25 años de la muerte de Jorge Luis Borges, quizá el mejor escritor que nunca ganó el Premio Nobel. El comité del Nobel se negó a dárselo por sus ideas conservadoras. Pensaron que manchaban así la imagen del escritor. A 25 años de distancia, sin embargo, es la imagen del Premio Nobel la que está manchada por la negativa a concederle el reconocimiento.
JAQUE MATE
"Todas las ambiciones son legítimas, excepto aquellas que se trepan sobre las miserias o sobre la credulidad de la humanidad."
Joseph Conrad
¿Se acuerda usted de la legislación electoral que establecía medidas para evitar que los aspirantes a cargos de elección se adelantaran a las precampañas? Pues quizá alguien debería repartir copias entre los aspirantes a la Presidencia de la República porque realmente andan todos desatados.
El secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, hace presentaciones de campaña en Guanajuato donde dice que no tiene dudas de que él será el próximo presidente de México, como si todavía viviéramos en los tiempos en que el mandatario en turno escogía a su sucesor por dedazo.
El secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, promueve su candidatura distribuyendo a través de Twitter fotografías que demuestran, ¡sorpresa!, que es más alto que Enrique Peña Nieto. "El tamaño sí importa", añade el twit. Pero si la estatura fuera el criterio para ser buen presidente, su jefe, Felipe Calderón, no saldría muy bien parado.
Josefina Vázquez Mota, la coordinadora de los diputados del PAN, aparece en la portada de la revista Cambio, mientras que el secretario del Trabajo, Javier Lozano, afirma que si él es el candidato del PAN será seguro el próximo mandatario.
El propio presidente Calderón está también metido en las campañas. Este pasado fin de semana aprovechó su discurso en la ceremonia de graduación de los estudiantes de la Universidad Stanford de Palo Alto, California, para criticar a los anteriores gobiernos priistas. Me imagino que los gringuitos se deben haber quedado con cara de "what?".
No solamente los panistas están alborotados. Andrés Manuel López Obrador estuvo también en Estados Unidos el fin de semana en un mitin. De hecho, el "presidente legítimo" ha estado en campaña desde el día siguiente de la elección de 2006. Marcelo Ebrard, a su vez, ha hecho ya una costumbre de ofrecer declaraciones sobre temas nacionales que buscan posicionarlo para la carrera presidencial.
Entre todos los aspirantes el único que insiste que aún no es tiempo de hacer campaña es Enrique Peña Nieto. Claro que aparece en primer lugar en las encuestas por lo que puede darse el lujo de no acelerar las cosas. Pero el que haya contratado campañas de publicidad con cobertura nacional para su informe de gobierno nos indica que también él está haciendo esfuerzos para fortalecer su presencia nacional con vistas a 2012.
Algunos políticos e intelectuales piensan que la forma de parar esta estampida de la flaca caballada es imponer más prohibiciones. La experiencia nos dice, sin embargo, que las restricciones no hacen más que generar novedosas maneras de darle la vuelta a la ley. Es falso que el andamiaje de prohibiciones haya generado una mayor equidad en los procesos electorales.
La solución de fondo radicaría en eliminar todas las limitaciones. Es inevitable que los políticos hagan política y se promuevan para cargos de elección popular. Pretender otra cosa es cerrar los ojos a la realidad. Mejor dejemos que, como en cualquier país del mundo, los políticos hagan política, siempre y cuando no se sirvan del dinero público para ello.
Ahora bien, los políticos deben entender que la población se puede hartar si muestran más interés en promover su futuro electoral que en cumplir con sus obligaciones como funcionarios. Pero dejemos que sean los electores los que decidan. De nada sirve crear una montaña de prohibiciones si a la hora de verdad los mismos políticos que las promueven las violan.
Hoy se cumplen 25 años de la muerte de Jorge Luis Borges, quizá el mejor escritor que nunca ganó el Premio Nobel. El comité del Nobel se negó a dárselo por sus ideas conservadoras. Pensaron que manchaban así la imagen del escritor. A 25 años de distancia, sin embargo, es la imagen del Premio Nobel la que está manchada por la negativa a concederle el reconocimiento.
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