jueves, 2 de diciembre de 2010

PORTUGAL EUROPA EN VILO (Y MÉXICO EN ALERTA)

El año que está por terminar, sin duda, será recordado por el surgimiento de la primera gran crisis que ha enfrentado la Unión Monetaria del Euro desde su constitución y las debilidades que ésta padece como consecuencia de haber incorporado a economías con fuertes asimetrías que se tradujeron, tras la Gran Recesión de 2009, en una crisis de deuda soberana.
El primer gran aviso lo trajo Grecia. Recientemente le siguió Irlanda y todo hace prever que más capítulos de rescates se seguirán escribiendo, con Portugal como el siguiente en la mira.
Portugal está lejos de México en cuanto a nuestros vínculos comerciales y económicos que son, ciertamente, mínimos. Pero hablar de Portugal remite irremediablemente a España, pues los lazos entre las dos naciones de la península ibérica sí son muy estrechos, en tanto la Madre Patria sí es relevante para los intereses mexicanos.
La situación de Portugal ha dado lugar a que los especuladores se ensañen con su deuda y, de paso, han arrastrado a España en nuevo episodio de fuerte volatilidad en los mercados, que ha afectado a todos los activos a escala global.
La presión que los mercados siguieron ejerciendo sobre la deuda de los países periféricos de Europa, a pesar del anuncio del recate a Irlanda, puso en evidencia algo muy delicado: la poca credibilidad que en estos momentos tienen los mercados hacia las acciones de las autoridades europeas para remediar los problemas de deuda que están enfrentando algunos de sus miembros.
Mientras la falta de confianza persista, la volatilidad y los ataques especulativos continuarán y es por ello que el rescate a Portugal parece ya algo ineludible, ya que no se trata sólo de “otra” economía pequeña de la zona euro, sino que esta vez involucra a la cuarta economía de la región, España, la que se ha señalado en ya reiteradas ocasiones “es demasiado grande para ser rescatada”.
Lo relevante en este caso es detener la oleada especulativa contra los activos europeos y restablecer la confianza de los inversionistas hacia estos países y hacia las propias acciones de las autoridades europeas.
Esto en el corto plazo. Pero aún queda mucho por fortalecer a la región de manera estructural, y nada asegura que tras Portugal, España, en lo individual, no sea el siguiente objetivo.
El país español tiene serias fisuras en su sistema financiero y la solidez de éste se ha puesto en tela de juicio, luego de que la crisis de la banca irlandesa evidenciara que los famosos test de resistencia fueron poco estrictos.
El gobierno español tampoco tiene ya mucho margen para salir en rescate de su banca y la cuestión es si la Unión Europea tendrá las herramientas suficientes para salvar a España. La alarma sobre la gran economía ibérica se mantiene y allí sí que México debe estar atento.
Fuente: El Semanario


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