Jesús Alberto Cano Vélez (*) / Excelsior
Estábamos viendo que la macroeconomía de nuestro país empezaba a dar señas de mejoría este año, si bien sin generar aun empleos de calidad en el sector formal ni en la cuantía necesaria para salir de la crisis, como lo reportan las estadísticas de empleo del IMSS y de actividad económica del INEGI. No obstante, el mercado laboral mexicano, que incluye a los sectores informales, todavía refleja altos niveles de desempleo y subempleo.
En efecto, el año 2010 nos legará el haber revertido parte de la recesión que sufrimos en 2009, pero aún dejándonos una economía débil, frágil y con altos índices de desempleo y de pobreza, como hemos venido insistiendo en los análisis del Colegio Nacional de Economistas.
Luego, al otro lado del horizonte, tenemos las formaciones tormentosas en Europa, que sin duda nos afectarán en lo negativo. También tenemos la mejoría, que ahora esperamos para los Estados Unidos en el 2011, por las medidas que decidió tomar en lo fiscal, con el plan Obama, y en lo monetario y crediticio, con el plan de la FED, su banco central. El impacto neto no está del todo claro, pero creemos que nos redundará en cierto beneficio para México, por la relación comercial tan fuerte.
Hay diferentes proyecciones económicas para México en el 2011: Por un lado están las Oficiales, de un PIB de 3.9% con inflación cercana al 3.6%. Y por otro lado, las de los organismos internacionales: El Banco Mundial (BIRF), la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), y la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE), que proyectan un PIB ligeramente menor, de 3.6% y similares proyecciones en el nivel de precios.
Luego también tenemos al Bank of America y el Merrill Lynch anunciando un buen año para México en el 2011: PIB de 3.5%, Inflación 3.85%, y precio promedio para la mezcla mexicana de petróleo de US$75 por barril de exportación, cuando en el 2010 ha sido de US$70 y tenemos para 2011 una cobertura de seguros petrolera para asegurar la venta de 222 millones de barriles de petróleo a no menos de US$65 por barril.
Por otra parte, han seguido los pronósticos optimistas del Ejecutivo Federal, y en el sentido de que el gobierno también tomará acciones propias para la siguiente fase de recuperación, si bien no se perciben aún.
¿Cuál es la Tormenta esperada?
El problema ahora estriba en el mensaje que manda la Secretaría de Hacienda (SHCP) con las acciones que anunció la semana pasada.
¿Para qué tormenta se está preparando; y a un costo tan elevado? ¿Y qué piensa hacer con el desempleo y la pobreza?
Todos sabemos que las reservas internacionales de México son altísimas: rondan en torno a los US$111,000 millones de dólares, que incluyen unos US$20,000 millones que se incrementaron durante el 2010 ¿Por qué entonces elevar aún más la liquidez internacional del Banco de México con el crédito flexible del Fondo Monetario Internacional (FMI) por US$73,000 millones de dólares, recién anunciado con bombo y platillo por el propio Presidente Calderón? Con esas acciones y los aumentos esperados en 2011, se elevan las reservas internacionales del país a cerca de los US$200,000 millones.
Finalmente, no podemos dejar de considerar una visión sumamente preocupante, recientemente externada en el Japón por Eisuke Sakakibara, que estuvo a cargo de enfrentar la larga recesión/deflación que sufrió Japón durante varios años. Ese experto funcionario encargado de la política monetaria del Japón sostiene que los datos recientes de los Estados Unidos y Japón y las turbulencias financieras que se gestan en Europa hacen previsible, como seria posibilidad, una larga recesión mundial, de unos siete años, desde 2011 hasta 2018. ¿Serán estos nubarrones los que habrán inspirado la estrategia del Ejecutivo y la Tormenta Esperada que los US$ 200,000 millones habrán de confrontar?
Esas acciones sólo existen para proteger a las instituciones financieras y a las finanzas del Gobierno Federal. Pero: ¿Qué de los millones de mexicanos que tenemos la obligación de proteger, como parte del Estado mexicano?
En el Colegio Nacional de Economistas fuimos muy críticos de la estructura de gastos que el Ejecutivo presentó al Congreso, para el presupuesto 2011; con un gasto corriente sumamente elevado, cuando lo que deberíamos enfatizar es el gasto que genere empleos y que promueva actividad económica: El gasto de Inversión.
Pero también los salarios mínimos pueden ayudar a elevar la demanda agregada y la capacidad adquisitiva de los trabajadores en los niveles mínimos. Son recursos que se vierten a la corriente de adquisiciones. El de los burócratas tiene el mismo sentido, excepto que ahí los niveles son mayores.
A esta Administración Federal le falta sensibilidad social en el momento de tomar decisiones de gasto e ingreso. Parecería ser que se olvida que convivimos dos Méxicos en nuestro espacio vital, los segmentos de altos ingresos; los millones de desempleados, subempleados e informales; las empresas pequeñas y medianas que necesitan producir y vender sus bienes y servicios; y también toda la planta productiva del país en todos sus niveles, que emplean a los mexicanos. Todos están sufriendo por la baja capacidad adquisitiva que predomina en México.
Es fundamental que el Ejecutivo amplíe el segmento de la población y de la economía que quiera apoyar. Su clientela preferente debe ir más allá de los que ha venido beneficiando.
(*) Presidente de El Colegio Nacional de Economistas
Estábamos viendo que la macroeconomía de nuestro país empezaba a dar señas de mejoría este año, si bien sin generar aun empleos de calidad en el sector formal ni en la cuantía necesaria para salir de la crisis, como lo reportan las estadísticas de empleo del IMSS y de actividad económica del INEGI. No obstante, el mercado laboral mexicano, que incluye a los sectores informales, todavía refleja altos niveles de desempleo y subempleo.
En efecto, el año 2010 nos legará el haber revertido parte de la recesión que sufrimos en 2009, pero aún dejándonos una economía débil, frágil y con altos índices de desempleo y de pobreza, como hemos venido insistiendo en los análisis del Colegio Nacional de Economistas.
Luego, al otro lado del horizonte, tenemos las formaciones tormentosas en Europa, que sin duda nos afectarán en lo negativo. También tenemos la mejoría, que ahora esperamos para los Estados Unidos en el 2011, por las medidas que decidió tomar en lo fiscal, con el plan Obama, y en lo monetario y crediticio, con el plan de la FED, su banco central. El impacto neto no está del todo claro, pero creemos que nos redundará en cierto beneficio para México, por la relación comercial tan fuerte.
Hay diferentes proyecciones económicas para México en el 2011: Por un lado están las Oficiales, de un PIB de 3.9% con inflación cercana al 3.6%. Y por otro lado, las de los organismos internacionales: El Banco Mundial (BIRF), la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), y la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE), que proyectan un PIB ligeramente menor, de 3.6% y similares proyecciones en el nivel de precios.
Luego también tenemos al Bank of America y el Merrill Lynch anunciando un buen año para México en el 2011: PIB de 3.5%, Inflación 3.85%, y precio promedio para la mezcla mexicana de petróleo de US$75 por barril de exportación, cuando en el 2010 ha sido de US$70 y tenemos para 2011 una cobertura de seguros petrolera para asegurar la venta de 222 millones de barriles de petróleo a no menos de US$65 por barril.
Por otra parte, han seguido los pronósticos optimistas del Ejecutivo Federal, y en el sentido de que el gobierno también tomará acciones propias para la siguiente fase de recuperación, si bien no se perciben aún.
¿Cuál es la Tormenta esperada?
El problema ahora estriba en el mensaje que manda la Secretaría de Hacienda (SHCP) con las acciones que anunció la semana pasada.
¿Para qué tormenta se está preparando; y a un costo tan elevado? ¿Y qué piensa hacer con el desempleo y la pobreza?
Todos sabemos que las reservas internacionales de México son altísimas: rondan en torno a los US$111,000 millones de dólares, que incluyen unos US$20,000 millones que se incrementaron durante el 2010 ¿Por qué entonces elevar aún más la liquidez internacional del Banco de México con el crédito flexible del Fondo Monetario Internacional (FMI) por US$73,000 millones de dólares, recién anunciado con bombo y platillo por el propio Presidente Calderón? Con esas acciones y los aumentos esperados en 2011, se elevan las reservas internacionales del país a cerca de los US$200,000 millones.
Finalmente, no podemos dejar de considerar una visión sumamente preocupante, recientemente externada en el Japón por Eisuke Sakakibara, que estuvo a cargo de enfrentar la larga recesión/deflación que sufrió Japón durante varios años. Ese experto funcionario encargado de la política monetaria del Japón sostiene que los datos recientes de los Estados Unidos y Japón y las turbulencias financieras que se gestan en Europa hacen previsible, como seria posibilidad, una larga recesión mundial, de unos siete años, desde 2011 hasta 2018. ¿Serán estos nubarrones los que habrán inspirado la estrategia del Ejecutivo y la Tormenta Esperada que los US$ 200,000 millones habrán de confrontar?
Esas acciones sólo existen para proteger a las instituciones financieras y a las finanzas del Gobierno Federal. Pero: ¿Qué de los millones de mexicanos que tenemos la obligación de proteger, como parte del Estado mexicano?
En el Colegio Nacional de Economistas fuimos muy críticos de la estructura de gastos que el Ejecutivo presentó al Congreso, para el presupuesto 2011; con un gasto corriente sumamente elevado, cuando lo que deberíamos enfatizar es el gasto que genere empleos y que promueva actividad económica: El gasto de Inversión.
Pero también los salarios mínimos pueden ayudar a elevar la demanda agregada y la capacidad adquisitiva de los trabajadores en los niveles mínimos. Son recursos que se vierten a la corriente de adquisiciones. El de los burócratas tiene el mismo sentido, excepto que ahí los niveles son mayores.
A esta Administración Federal le falta sensibilidad social en el momento de tomar decisiones de gasto e ingreso. Parecería ser que se olvida que convivimos dos Méxicos en nuestro espacio vital, los segmentos de altos ingresos; los millones de desempleados, subempleados e informales; las empresas pequeñas y medianas que necesitan producir y vender sus bienes y servicios; y también toda la planta productiva del país en todos sus niveles, que emplean a los mexicanos. Todos están sufriendo por la baja capacidad adquisitiva que predomina en México.
Es fundamental que el Ejecutivo amplíe el segmento de la población y de la economía que quiera apoyar. Su clientela preferente debe ir más allá de los que ha venido beneficiando.
(*) Presidente de El Colegio Nacional de Economistas
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