Samuel García / El Semanario
El pasado 14 de diciembre estuvo en México el francés Dominique Strauss-Kahn, director-gerente del Fondo Monetario Internacional para entrevistarse con el presidente Felipe Calderón y el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero.
La visita se da en un momento de fuerte incertidumbre en la economía global por la debilidad de la economía europea y los infructuosos esfuerzos de la Reserva Federal estadunidense para “arrastrar” a su economía. Y si bien la economía mexicana verá un fuerte rebote en su tasa de crecimiento en este año, no ha dejado de ser una economía-apéndice de la mayor economía del mundo, con un mercado interno endeble.
Coincidentemente con la visita de Strauss-Kahn, ayer se divulgó el contenido del nuevo blog del FMI en el que se aborda la situación mexicana. Allí se puede leer una buena crítica a la recuperación que tendrá la economía en este año, pero el énfasis que se advierte está sobre una lista de asuntos pendientes que enumera el economista chileno Nicolás Eyzaguirre, actual director del Departamento para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional.
El asunto —según Eyzaguirre— es que México debe abordar los “temas difíciles” para estimular la “bajísima” tasa de crecimiento de largo plazo que tiene enfrente. Asuntos como: 1. El fomento de la competencia para disminuir los costos, aumentar la productividad y fomentar el crecimiento de la economía, 2. La informalidad en la economía y la necesaria flexibilidad del régimen laboral mexicano, o 3. La debilidad fiscal estructural por su dependencia petrolera y por la naturaleza de su gasto público.
Queda claro que Eyzaguirre no nos está diciendo nada que no sepamos los mexicanos y que no hayamos planteado hasta la saciedad durante los últimos años, sin que se haga nada —o muy poco— al respecto de parte de quienes toman las decisiones, especialmente en el Congreso.
Pero me llamó la atención que en alguna parte de su texto —citado por las agencias de noticias Eyzaguirre— quien fuera ministro de Hacienda con el presidente chileno Ricardo Lagos con una elevadísima popularidad por sus duras y polémicas iniciativas- enfatiza (¿al gobierno de Calderón?) en vencer la oposición de los “intereses creados”.
Hasta hace algunos años atrás sólo la izquierda hablaba de ello. Ahora hasta el FMI hace énfasis en que los “intereses creados” están impidiendo el crecimiento de México. Así de grave está la cosa.
Sígale la pista...
MATICES DE LA RECUPERACIÓN. Si bien la Comisión Económica para América Latina estima un crecimiento de la economía de 5.3 por ciento para este año, este mismo crecimiento medido por habitante sólo alcanzará 4.3 por ciento según el organismo regional de las Naciones Unidas. La mala noticia, en plena recuperación de la economía, es que la Cepal prevé una caída de 0.6 por ciento en los salarios medios reales de la industria manufacturera, con un desempleo urbano elevado que llega a 6.5 por ciento, y con una elevada informalidad que alcanza al 27.3 por ciento de la población económicamente activa del país. Es decir, en los grandes números y promedios de la economía la recuperación es un hecho, pero los pendientes microeconómicos también muestran que el vigor puede ser sólo transitorio.
El pasado 14 de diciembre estuvo en México el francés Dominique Strauss-Kahn, director-gerente del Fondo Monetario Internacional para entrevistarse con el presidente Felipe Calderón y el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero.
La visita se da en un momento de fuerte incertidumbre en la economía global por la debilidad de la economía europea y los infructuosos esfuerzos de la Reserva Federal estadunidense para “arrastrar” a su economía. Y si bien la economía mexicana verá un fuerte rebote en su tasa de crecimiento en este año, no ha dejado de ser una economía-apéndice de la mayor economía del mundo, con un mercado interno endeble.
Coincidentemente con la visita de Strauss-Kahn, ayer se divulgó el contenido del nuevo blog del FMI en el que se aborda la situación mexicana. Allí se puede leer una buena crítica a la recuperación que tendrá la economía en este año, pero el énfasis que se advierte está sobre una lista de asuntos pendientes que enumera el economista chileno Nicolás Eyzaguirre, actual director del Departamento para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional.
El asunto —según Eyzaguirre— es que México debe abordar los “temas difíciles” para estimular la “bajísima” tasa de crecimiento de largo plazo que tiene enfrente. Asuntos como: 1. El fomento de la competencia para disminuir los costos, aumentar la productividad y fomentar el crecimiento de la economía, 2. La informalidad en la economía y la necesaria flexibilidad del régimen laboral mexicano, o 3. La debilidad fiscal estructural por su dependencia petrolera y por la naturaleza de su gasto público.
Queda claro que Eyzaguirre no nos está diciendo nada que no sepamos los mexicanos y que no hayamos planteado hasta la saciedad durante los últimos años, sin que se haga nada —o muy poco— al respecto de parte de quienes toman las decisiones, especialmente en el Congreso.
Pero me llamó la atención que en alguna parte de su texto —citado por las agencias de noticias Eyzaguirre— quien fuera ministro de Hacienda con el presidente chileno Ricardo Lagos con una elevadísima popularidad por sus duras y polémicas iniciativas- enfatiza (¿al gobierno de Calderón?) en vencer la oposición de los “intereses creados”.
Hasta hace algunos años atrás sólo la izquierda hablaba de ello. Ahora hasta el FMI hace énfasis en que los “intereses creados” están impidiendo el crecimiento de México. Así de grave está la cosa.
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MATICES DE LA RECUPERACIÓN. Si bien la Comisión Económica para América Latina estima un crecimiento de la economía de 5.3 por ciento para este año, este mismo crecimiento medido por habitante sólo alcanzará 4.3 por ciento según el organismo regional de las Naciones Unidas. La mala noticia, en plena recuperación de la economía, es que la Cepal prevé una caída de 0.6 por ciento en los salarios medios reales de la industria manufacturera, con un desempleo urbano elevado que llega a 6.5 por ciento, y con una elevada informalidad que alcanza al 27.3 por ciento de la población económicamente activa del país. Es decir, en los grandes números y promedios de la economía la recuperación es un hecho, pero los pendientes microeconómicos también muestran que el vigor puede ser sólo transitorio.
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