El proyecto de ley extiende por dos años todos los tipos impositivos de la era Bush tras un acuerdo con los republicanos
El Congreso de Estados Unidos ha aprobado la pasada medianoche (madrugada en España) un plan de recortes tributarios de 858.000 millones de dólares (647 millones de euros) para millones de estadounidenses hasta 2012 y subsidios para desempleados, tras una desgastante lucha partidista. Con votos 277 a favor y 148 en contra, la Cámara de Representantes ha dado luz verde al controvertido plan tributario negociado por la Casa Blanca con los republicanos la semana pasada, el mismo que consiguió el sello del Senado el miércoles, con 81 votos a favor y 19 en contra.
Horas antes de la votación, Barak Obama pidió a la Cámara Baja que aprobara "el plan lo antes posible" y que lo dejara tal y como la ha recibido del Senado, sin modificaciones. Finalmente, el plan ha contado con el apoyo mayoritario del bloque republicano en la Cámara Baja, logrando así superar la oposición ejercida por los demócratas, que rechazan la aplicación de esta reducción de impuestos a las rentas altas, en vez de restringirla a la clase media. De los 277 votos a favor, 139 son demócratas y 138, republicanos; mientras que de los 148 en contra, 112 son demócratas y 36, republicanos. La medida, que los demócratas intentaban sin éxito modificar durante tres horas de agrio debate, pasa ahora al Despacho Oval para su promulgación, que se producirá este mismo viernes.
El peligro de aumentar el déficit
En el aspecto político, se trata, según recuerda The New York Times, del primer gran acuerdo entre Obama y los republicanos tras el varapalo electoral. El apoyo a la ley subraya la urgencia de la Administración y de los legisladores de ambos partidos por apuntalar la tímida recuperación de la economía y para evitar el aumento del impuesto lineal que se produciría al expirar, al final de mes, las tasas promulgadas bajo el mandato del presidente George W. Bush. Si los recortes no se prorrogaban, unos 150 millones de estadounidenses en todos los niveles salariales hubieran visto aumentados sus impuestos a partir de enero. Además, otros dos millones de personas habrían perdido el subsidio por desempleo, cuando el índice de desempleo se elevó al 9,8% en noviembre.
El proyecto de ley extiende por dos años todos los tipos impositivos de la era Bush, que se aplicarán a toda la población, una prórroga de 13 meses meses para los subsidios de desempleo, y una disminución de la carga impositiva sobre las nóminas para favorecer la contratación. La Casa Blanca y los republicanos han saludado el acuerdo como un raro logro bipartidista y un prototipo para negociar compromisos difíciles en el futuro.
Sin embargo, los demócratas consideran que es una victoria de la oposición, que ha conseguido doblegar la voluntad del presidente al acordar la aplicación general de la medida, incluyendo a las clases altas. Una opinión mayoritaria dentro de las filas demócratas asocia esta cesión a la urgencia de la Casa Blanca por aprobar el plan fiscal antes del próximo mes de enero, cuando perderán el control de la Cámara de Representantes y disminuirán su presencia en el Senado como consecuencia de sus malos resultados en las legislativas del 2 de noviembre. En el aspecto económico, Casa Blanca confía en que este paquete de estímulo consiga reducir la tasa de paro, incentivar el consumo interno, y reactivar la actividad empresarial, aunque como contrapartida algunos apuntan que puede ahondar en la ya preocupante cifra de deuda nacional que ronda los 14 billones de dólares (10,5 billones de euros).
El director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, considera que el estímulo económico es crucial para Estados Unidos porque "el crecimiento es el principal problema por solventar", si bien subraya la necesidad de recordar que "no hay barra libre" y hay que pensar en soluciones para reducir el déficit.
Fuente: El País
El Congreso de Estados Unidos ha aprobado la pasada medianoche (madrugada en España) un plan de recortes tributarios de 858.000 millones de dólares (647 millones de euros) para millones de estadounidenses hasta 2012 y subsidios para desempleados, tras una desgastante lucha partidista. Con votos 277 a favor y 148 en contra, la Cámara de Representantes ha dado luz verde al controvertido plan tributario negociado por la Casa Blanca con los republicanos la semana pasada, el mismo que consiguió el sello del Senado el miércoles, con 81 votos a favor y 19 en contra.
Horas antes de la votación, Barak Obama pidió a la Cámara Baja que aprobara "el plan lo antes posible" y que lo dejara tal y como la ha recibido del Senado, sin modificaciones. Finalmente, el plan ha contado con el apoyo mayoritario del bloque republicano en la Cámara Baja, logrando así superar la oposición ejercida por los demócratas, que rechazan la aplicación de esta reducción de impuestos a las rentas altas, en vez de restringirla a la clase media. De los 277 votos a favor, 139 son demócratas y 138, republicanos; mientras que de los 148 en contra, 112 son demócratas y 36, republicanos. La medida, que los demócratas intentaban sin éxito modificar durante tres horas de agrio debate, pasa ahora al Despacho Oval para su promulgación, que se producirá este mismo viernes.
El peligro de aumentar el déficit
En el aspecto político, se trata, según recuerda The New York Times, del primer gran acuerdo entre Obama y los republicanos tras el varapalo electoral. El apoyo a la ley subraya la urgencia de la Administración y de los legisladores de ambos partidos por apuntalar la tímida recuperación de la economía y para evitar el aumento del impuesto lineal que se produciría al expirar, al final de mes, las tasas promulgadas bajo el mandato del presidente George W. Bush. Si los recortes no se prorrogaban, unos 150 millones de estadounidenses en todos los niveles salariales hubieran visto aumentados sus impuestos a partir de enero. Además, otros dos millones de personas habrían perdido el subsidio por desempleo, cuando el índice de desempleo se elevó al 9,8% en noviembre.
El proyecto de ley extiende por dos años todos los tipos impositivos de la era Bush, que se aplicarán a toda la población, una prórroga de 13 meses meses para los subsidios de desempleo, y una disminución de la carga impositiva sobre las nóminas para favorecer la contratación. La Casa Blanca y los republicanos han saludado el acuerdo como un raro logro bipartidista y un prototipo para negociar compromisos difíciles en el futuro.
Sin embargo, los demócratas consideran que es una victoria de la oposición, que ha conseguido doblegar la voluntad del presidente al acordar la aplicación general de la medida, incluyendo a las clases altas. Una opinión mayoritaria dentro de las filas demócratas asocia esta cesión a la urgencia de la Casa Blanca por aprobar el plan fiscal antes del próximo mes de enero, cuando perderán el control de la Cámara de Representantes y disminuirán su presencia en el Senado como consecuencia de sus malos resultados en las legislativas del 2 de noviembre. En el aspecto económico, Casa Blanca confía en que este paquete de estímulo consiga reducir la tasa de paro, incentivar el consumo interno, y reactivar la actividad empresarial, aunque como contrapartida algunos apuntan que puede ahondar en la ya preocupante cifra de deuda nacional que ronda los 14 billones de dólares (10,5 billones de euros).
El director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, considera que el estímulo económico es crucial para Estados Unidos porque "el crecimiento es el principal problema por solventar", si bien subraya la necesidad de recordar que "no hay barra libre" y hay que pensar en soluciones para reducir el déficit.
Fuente: El País
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