sábado, 25 de diciembre de 2010

BEN BERNANKE: LA FED TIENE QUE APUNTALAR LA RECUPERACIÓN

Dos años han transcurrido desde que la crisis financiera más grave desde la década de 1930 asestara un importante revés a la economía mundial. Junto a gobernadores responsables y extranjeros, la Reserva Federal respondió con medidas contundentes y creativas destinadas a ayudar a estabilizar el sistema financiero y la economía.
Entre las respuestas de la Fed, estuvo la dramática relajación de la política monetaria, reduciendo hasta prácticamente cero los tipos de interés a corto plazo. La Reserva también compró más de un billón de dólares en títulos de deuda pública y valores de respaldo hipotecario estadounidenses, lo que ayudó a reducir los tipos de interés a un plazo mayor, como los tipos de la deuda privada y las hipotecas.
Estas medidas ayudaron a atajar la caída libre de la economía y despejaron el terreno para la reanudación del crecimiento económico a mediados de 2009.
A pesar de los avances que se han hecho, cuando el comité de política monetaria de la Reserva -el Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC)- se reunió para examinar la situación económica, no podemos quedar satisfechos. Los objetivos de la Fed -su mandato de simultaneidad impuesto por el Congreso- son promover un elevado nivel de empleo y una inflación baja y estable.
Empleo flojo
Desafortunadamente, el mercado laboral sigue bastante débil: la tasa nacional de paro roza el 10%, una cifra considerable de personas sólo puede encontrar empleos a tiempo parcial y una importante fracción de los parados lleva en paro seis meses o más. El elevado coste del desempleo incluye intensas presiones sobre las finanzas familiares, más embargos hipotecarios y la pérdida de experiencia laboral.
Hoy, la mayor parte de las tasas de inflación que excluyen los factores volátiles se sitúan algo por debajo del 2%, o algo menos del tipo que la mayoría de los funcionarios de la Fed consideran el más consistente con el crecimiento económico saludable a largo plazo. Aunque la inflación baja es en general buena, una inflación demasiado baja puede revestir riesgos para la economía; especialmente cuando ésta lucha por despegar. En el caso más extremo, la inflación muy baja puede convertirse en deflación (precios y salarios en caída libre), lo que puede contribuir a que haya largos períodos de estancamiento económico.
Hasta en ausencia de tales riesgos, la inflación baja y en descenso indica que la economía dispone de considerable margen extra, lo que significa que hay espacio para que la política monetaria sustente avances adicionales del empleo sin arriesgarse a que la capacidad productiva de la economía sea incapaz de alcanzar una creciente demanda agregada.
Apoyo a la economía
El FOMC decidió que, con el paro elevado y la inflación muy baja, hacía falta más apoyo a la economía. Con los tipos a corto plazo todo lo bajos que pueden llegar, la FOMC accedía a materializar ese apoyo comprando valores adicionales a mayor plazo, igual que hizo en 2008 y 2009. El FOMC pretende adquirir 600.000 millones de dólares en valores de deuda a largo plazo hacia mediados de 2011 y seguirá desembolsando cantidades superiores a la deuda generada por sus compras de títulos para suavizar futuros tipos, como lleva haciendo desde agosto.
Este enfoque alivió las condiciones económicas en el pasado y hasta el momento parece eficaz. La bolsa registró avances y los tipos de interés a largo plazo descendieron cuando los inversores empezaron a anticipar la medida más reciente. La tesitura financiera más fluida promoverá el crecimiento económico.
Por ejemplo, los tipos hipotecarios más reducidos abaratarán la vivienda y permitirán que más compradores revisen sus hipotecas. Los tipos del bono corporativo más bajos estimularán la inversión. Y las cotizaciones más elevadas empujarán el consumo y ayudarán a mejorar la confianza, que también puede desatar el gasto. El mayor gasto conducirá a sueldos más elevados y a mayores rentabilidades que, dentro de una tendencia favorable, apoyarán más la expansión económica.
Si bien se ha utilizado con éxito en Estados Unidos y en otros sitios, las compras de valores a un plazo mayor no son una herramienta de política monetaria tan familiar como las bajadas de los tipos a corto plazo. Es una razón de que la FOMC se haya mostrado cauta, equilibrando los efectos benéficos y su coste antes de actuar. Vamos a examinar con regularidad el programa de compras para garantizar que funciona según lo previsto y para evaluar si hacen falta ajustes a medida que las condiciones económicas cambian.
Aunque las compras de activos son relativamente menos familiares como herramienta de política monetaria, ciertas inquietudes con este enfoque son exageradas. Los críticos, por ejemplo, se han mostrado inquietos porque ello conduzca al excesivo aumento de la masa monetaria y, en última instancia, eleve significativamente la inflación.
El uso previo por nuestra parte de este enfoque político tuvo escasa repercusión sobre la masa monetaria en circulación o sobre cualquier otra medida general de la oferta monetaria, como los depósitos bancarios. Tampoco redundó en una inflación mayor. Hemos hecho todos los preparativos necesarios, y confiamos en disponer de las herramientas para relajar estas políticas en el momento oportuno. La Reserva hará uso de las dos vías de su mandato simultáneo y adoptará todas las medidas necesarias para mantener baja y estable la inflación.
La Fed no puede solventar todos los problemas de la economía por su cuenta. Para eso, hará falta tiempo y los esfuerzos conjuntos de muchos factores, incluyendo al Banco Central, el Congreso, la Administración, los agentes de regulación y el sector privado. Pero la Reserva Federal tiene la obligación particular de contribuir al estímulo del empleo y mantener la estabilidad de los precios. Las medidas adoptadas deberían ayudarnos a satisfacer ese deber.
Fuente: elEconomista.es

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