La rentabilidad de la deuda alemana y estadounidense sube con fuerza e indica que la normalidad se afianza en los mercados - EE UU crece más de lo previsto, el 2,6%
CLAUDI PÉREZ / SANDRO POZZI - EL PAÍS
El presidente Zapatero asumió ayer que España tardará un lustro en cicatrizar las heridas que deja la crisis . La deuda española sigue sin darse un respiro y las perspectivas de 2011 no son nada halagüeñas, con Portugal en el disparadero y los mercados con el gatillo siempre a punto para confirmar la tesis del efecto contagio -otra forma de decir efecto manada- en la periferia del euro: a la que un país tiene problemas, los inversores se ensañan con todos los demás. Todo sería más fácil si la recuperación se afianzara en los países ricos. Y eso es justamente lo que empieza a suceder en los últimos días: Alemania tira de Europa y Estados Unidos ha disipado los riesgos de recaída en la recesión. La recuperación será suave, pero al menos se consolida tras las dudas surgidas antes del verano y la incertidumbre en los mercados de deuda europeos.
Varios datos confirman esa tesis. Estados Unidos anunció ayer que su economía creció en el tercer trimestre algo más de lo inicialmente estimado, un 2,6% en tasa trimestral anualizada. En Alemania, la demanda interna empieza a tirar y el PIB crecerá cerca del 4% este año. Y lo más importante: los tipos de interés de los bonos a 10 años de ambos países -uno de los refugios más buscados por los inversores cuando acechan las turbulencias- llevan varias semanas al alza: las rentabilidades de los bonos alemanes y norteamericanos siguen en mínimos históricos, pero en los últimos días al menos han vuelto a los niveles de la pasada primavera y demuestran que la situación se normaliza.
La otra cara de la moneda es que esa subida en el coste de la deuda alemana no ha servido para que se relajen las primas de riesgo de los países que despiertan más recelos. La presión sobre los ya rescatados Grecia e Irlanda y los siguientes de la lista -Portugal, España, Italia y Bélgica- no afloja. "Los datos siguen siendo contradictorios. Tras un año tan difícil, al menos sabemos que la recesión no va a volver en las grandes locomotoras del mundo rico: la recuperación es sólida, aunque también mediocre. El problema es que las dudas son tozudas con los periféricos europeos, cuya capacidad para salir del túnel sigue en entredicho. Malas noticias para España", resume José Luis Alzola, economista del Observatory Group.
Otro signo de la recuperación es el alza en el coste de la energía. Nunca antes en la víspera de la Navidad se pagó tanto en Estados Unidos por la gasolina. Es el efecto más visible de tener el barril de crudo de nuevo por encima de los 90 dólares, su nivel más alto en dos años: el petróleo sube a causa de la recuperación, pero a la vez es una dificultad añadida. En apenas tres días el crudo ha subido más del 3% por las expectativas de una mayor demanda, fruto de un invierno muy crudo en el Hemisferio norte y del efecto de los especuladores en el sector financiero, alentados por un nuevo debilitamiento del dólar.
En el mercado de derivados de Nueva York se da por hecho que el barril de petróleo tocará en breve los 100 dólares. Al mismo tiempo, China está subiendo los precios de productos refinados del petróleo en otro intento por contener la demanda interna y evitar que la economía se recaliente. Está por ver si eso reducirá su sed de petróleo. En el resto de materias primas, las subidas son la tónica, tanto en los minerales como en los productos agrícolas. De nuevo, por una combinación de presiones especulativas -un exceso de liquidez tras las actuaciones de los granes bancos centrales en los últimos meses- y de las perspectivas de recuperación.
Pero el petróleo es clave para el devenir de los próximos meses. Si el repunte se mantiene a esos niveles, puede ser un arma de doble filo y suponer un obstáculo adicional para la reactivación económica en Estados Unidos: la expansión del tercer trimestre, el citado 2,6%, supera con creces el 1,7% del segundo trimestre, pero es insuficiente para reducir la tasa de desempleo estadounidense, que roza el 10%. Al menos el sector inmobiliario norteamericano empieza a recuperar el aliento: las ventas de viviendas de segunda mano crecieron el 5,6% en noviembre, frente a la caída del mes anterior. Los precios se han estabilizado.
La fase de transición actual parece estar cogida por alfileres. El puzle es complicado. Y sin embargo aquí y allá hay signos de mejoría: el índice de volatilidad VIX, uno de los más populares en los mercados financieros para medir el miedo de los inversores, se colocó ayer en los niveles previos a la crisis de la deuda europea de mayo.
"Los bonos alemanes y estadounidenses demuestran que hay crecimiento. El petróleo, que el mercado espera una reactivación y que hay dinero fresco para invertir. En las divisas la situación se va normalizando. Todos ellos son síntomas de recuperación, unidos a un exceso de liquidez que no sabe bien adónde dirigirse", explica Juan Ignacio Crespo, de Thomson Reuters. Antonio García Pascual, economista de Barclays Capital, añade que la política monetaria expansiva de EE UU "ha sido un gran acicate para los mercados", combinado con la recuperación robusta en los emergentes y la mejoría en los avanzados, que ahuyenta los fantasmas de una recaída. "La economía mundial cabecea, como es habitual en la fase inicial de recuperación", abunda José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. "Va a haber problemas en 2011 en la deuda y en el sector financiero, pero todo se hace más llevadero con crecimiento económico", cierra.
CLAUDI PÉREZ / SANDRO POZZI - EL PAÍS
El presidente Zapatero asumió ayer que España tardará un lustro en cicatrizar las heridas que deja la crisis . La deuda española sigue sin darse un respiro y las perspectivas de 2011 no son nada halagüeñas, con Portugal en el disparadero y los mercados con el gatillo siempre a punto para confirmar la tesis del efecto contagio -otra forma de decir efecto manada- en la periferia del euro: a la que un país tiene problemas, los inversores se ensañan con todos los demás. Todo sería más fácil si la recuperación se afianzara en los países ricos. Y eso es justamente lo que empieza a suceder en los últimos días: Alemania tira de Europa y Estados Unidos ha disipado los riesgos de recaída en la recesión. La recuperación será suave, pero al menos se consolida tras las dudas surgidas antes del verano y la incertidumbre en los mercados de deuda europeos.
Varios datos confirman esa tesis. Estados Unidos anunció ayer que su economía creció en el tercer trimestre algo más de lo inicialmente estimado, un 2,6% en tasa trimestral anualizada. En Alemania, la demanda interna empieza a tirar y el PIB crecerá cerca del 4% este año. Y lo más importante: los tipos de interés de los bonos a 10 años de ambos países -uno de los refugios más buscados por los inversores cuando acechan las turbulencias- llevan varias semanas al alza: las rentabilidades de los bonos alemanes y norteamericanos siguen en mínimos históricos, pero en los últimos días al menos han vuelto a los niveles de la pasada primavera y demuestran que la situación se normaliza.
La otra cara de la moneda es que esa subida en el coste de la deuda alemana no ha servido para que se relajen las primas de riesgo de los países que despiertan más recelos. La presión sobre los ya rescatados Grecia e Irlanda y los siguientes de la lista -Portugal, España, Italia y Bélgica- no afloja. "Los datos siguen siendo contradictorios. Tras un año tan difícil, al menos sabemos que la recesión no va a volver en las grandes locomotoras del mundo rico: la recuperación es sólida, aunque también mediocre. El problema es que las dudas son tozudas con los periféricos europeos, cuya capacidad para salir del túnel sigue en entredicho. Malas noticias para España", resume José Luis Alzola, economista del Observatory Group.
Otro signo de la recuperación es el alza en el coste de la energía. Nunca antes en la víspera de la Navidad se pagó tanto en Estados Unidos por la gasolina. Es el efecto más visible de tener el barril de crudo de nuevo por encima de los 90 dólares, su nivel más alto en dos años: el petróleo sube a causa de la recuperación, pero a la vez es una dificultad añadida. En apenas tres días el crudo ha subido más del 3% por las expectativas de una mayor demanda, fruto de un invierno muy crudo en el Hemisferio norte y del efecto de los especuladores en el sector financiero, alentados por un nuevo debilitamiento del dólar.
En el mercado de derivados de Nueva York se da por hecho que el barril de petróleo tocará en breve los 100 dólares. Al mismo tiempo, China está subiendo los precios de productos refinados del petróleo en otro intento por contener la demanda interna y evitar que la economía se recaliente. Está por ver si eso reducirá su sed de petróleo. En el resto de materias primas, las subidas son la tónica, tanto en los minerales como en los productos agrícolas. De nuevo, por una combinación de presiones especulativas -un exceso de liquidez tras las actuaciones de los granes bancos centrales en los últimos meses- y de las perspectivas de recuperación.
Pero el petróleo es clave para el devenir de los próximos meses. Si el repunte se mantiene a esos niveles, puede ser un arma de doble filo y suponer un obstáculo adicional para la reactivación económica en Estados Unidos: la expansión del tercer trimestre, el citado 2,6%, supera con creces el 1,7% del segundo trimestre, pero es insuficiente para reducir la tasa de desempleo estadounidense, que roza el 10%. Al menos el sector inmobiliario norteamericano empieza a recuperar el aliento: las ventas de viviendas de segunda mano crecieron el 5,6% en noviembre, frente a la caída del mes anterior. Los precios se han estabilizado.
La fase de transición actual parece estar cogida por alfileres. El puzle es complicado. Y sin embargo aquí y allá hay signos de mejoría: el índice de volatilidad VIX, uno de los más populares en los mercados financieros para medir el miedo de los inversores, se colocó ayer en los niveles previos a la crisis de la deuda europea de mayo.
"Los bonos alemanes y estadounidenses demuestran que hay crecimiento. El petróleo, que el mercado espera una reactivación y que hay dinero fresco para invertir. En las divisas la situación se va normalizando. Todos ellos son síntomas de recuperación, unidos a un exceso de liquidez que no sabe bien adónde dirigirse", explica Juan Ignacio Crespo, de Thomson Reuters. Antonio García Pascual, economista de Barclays Capital, añade que la política monetaria expansiva de EE UU "ha sido un gran acicate para los mercados", combinado con la recuperación robusta en los emergentes y la mejoría en los avanzados, que ahuyenta los fantasmas de una recaída. "La economía mundial cabecea, como es habitual en la fase inicial de recuperación", abunda José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. "Va a haber problemas en 2011 en la deuda y en el sector financiero, pero todo se hace más llevadero con crecimiento económico", cierra.
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