Alejandro Gómez Tamez / El Financiero
Mucho se ha dicho sobre los muy bajos sueldos que se pagan en nuestro país y la incidencia de éstos en la debilidad del mercado interno y en la pobreza de millones de familias mexicanas. Sin embargo, hay quienes pretenden ver a los bajos salarios que se pagan en México como un elemento que le da competitividad a nuestros productos ante la competencia internacional. Se nos dice que si los sueldos en México son bajos, entonces los productos nacionales podrán ser exportados a otros mercados a un precio menor y así iremos conquistando más mercados. Este argumento en principio parecería verdadero y convence a muchos, pero la realidad es que lo que se pudiera “ganar” con los bajos sueldos en México se pierde cuando existe un peso sobrevaluado.
Analicemos primero el caso de lo que ha sucedido con el salario mínimo en México. Las cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) arrojan que a nivel nacional éste ascendió a $50.80 pesos diarios en el año 2008, lo cual al tipo de cambio promedio de ese año de $11.22 pesos por dólar nos da que el salario mínimo fue de $4.53 dólares. Para el año 2009 el salario mínimo subió a $53.20 pesos, pero el tipo de cambio promedio se fue hasta $13.57 pesos por dólar, y de esta manera el salario mínimo en México bajó hasta los $3.92 dólares. Así, entre 2008 y 2009 los productos nacionales se abarataron relativamente porque el costo de la mano de obra en dólares disminuyó.
Para el año 2011 el salario mínimo es de $58.10 pesos, mientras que el tipo de cambio promedio asciende a $12.09 pesos (promedio anual hasta el mes de septiembre), lo que implica que el salario mínimo se encuentra en promedio en este año en $4.80 dólares. Esto significa que no obstante la crisis de 2009 y el importante ajuste al alza en el tipo de cambio que ocurrió en ese año, ¡ya para el año 2011 tenemos una mano de obra más cara en dólares que la observada en 2008! Concretamente en términos de dólares, el salario mínimo aumentó 6.08 por ciento entre el 2008 y el 2011. ¿Y a qué se debe esto? Pues a la revaluación del peso que ocurrió en el periodo de referencia.
Analicemos ahora el caso del salario promedio de cotización registrado ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Tenemos que a nivel nacional éste ascendió a $222.30 pesos diarios en el año 2008, el cual al tipo de cambio promedio de dicho año de $11.22 pesos por dólar nos da que el salario promedio ante el IMSS fue equivalente a $19.81 dólares diarios. Para el año 2009 el salario promedio ante el IMSS subió a $231.70 pesos, pero el tipo de cambio promedio aumento a $13.57 pesos por dólar, y de esta manera el salario promedio ante el IMSS bajó a $17.06 dólares diarios. En este caso, vemos también que los productos nacionales se abarataron relativamente entre 2008 y 2009 porque el costo de la mano de obra en dólares registrada ante el IMSS disminuyó.
Para el año 2011 el salario promedio ante el IMSS es de $249.70 pesos diarios, mientras que el tipo de cambio promedio asciende a $12.09 pesos (promedio anual hasta el mes de septiembre), lo que implica que el salario promedio ante el IMSS en este año es de $20.64 dólares diarios. Esto ratifica que a pesar de la crisis de 2009 y el ajuste al alza en el tipo de cambio en el año 2011 tenemos una mano de obra más cara en dólares que la observada en 2008. Concretamente el salario promedio ante el IMSS en dólares aumentó 4.21 por ciento entre 2008 y 2011.
Así, la conclusión de este sencillo análisis es que no ha importado el sacrificio hecho por parte de los trabajadores mexicanos por los bajos salarios, ya que esto de nada ha ayudado al sector exportador cuando tenemos una moneda sobrevaluada. Y es que para todos fines prácticos, los salarios en pesos pueden inclusive caer, pero si el peso se aprecia frente al dólar en mayor porcentaje, el resultado irremediable es que tendremos una mano de obra más cara y “menos competitiva” en costo.
Así, se nos ha querido vender la idea de que una mano de obra barata ayuda a los empresarios ante la competencia del exterior, cuando la realidad es otra, ya que queda claro que el costo de la mano de obra es irrelevante cuando se tiene un superpeso. De hecho, con una correcta política de promoción de exportaciones y con un nivel de tipo de cambio en un nivel que evite la sobrevaluación de nuestra moneda, las remuneraciones para los trabajadores mexicanos podrían crecer más rápidamente y con ello se fortalecería el mercado interno.
México requiere generar un círculo virtuoso de crecimiento de producción-incremento del empleo-mejora de las remuneraciones- fortalecimiento del mercado interno. Para lograrlo hay que prestar atención a las leyes de la oferta y la demanda y entender que en la medida en que haya más personas con una ocupación entonces los sueldos reales aumentarán y esto fortalecerá el mercado interno y nos hará menos dependientes respecto al exterior.
Pero mientras eso sucede, vemos a un sector trabajador empobrecido y un mercado interno debilitado. Un desempeño económico muy pobre y pocas expectativas de que las cosas mejoren sustancialmente. Por eso tantos mexicanos deciden emigrar hacía los Estados Unidos, nación en la que son mal tratados y en donde se juegan la vida en busca de una mejor situación.
Así pues, la conclusión es sencilla: con un peso sobrevaluado aunque la mano de obra fuera regalada no vamos a ser competitivos con nuestros productos. Con un peso sobrevaluado estamos trabajando para que los empleos se creen en China y estamos expulsando a millones de mexicanos hacía los Estados Unidos.
Ojala que el Banco de México vea estas cosas al tomar sus decisiones de política monetaria, y entienda que una decisión acertada es bajar las tasas de interés para frenar la entrada de capitales al país y llevar al tipo de cambio a un nivel que beneficie a la planta productiva nacional, y por lo tanto al empleo que tanto se requiere en nuestro país.
Director General GAEAP
Mucho se ha dicho sobre los muy bajos sueldos que se pagan en nuestro país y la incidencia de éstos en la debilidad del mercado interno y en la pobreza de millones de familias mexicanas. Sin embargo, hay quienes pretenden ver a los bajos salarios que se pagan en México como un elemento que le da competitividad a nuestros productos ante la competencia internacional. Se nos dice que si los sueldos en México son bajos, entonces los productos nacionales podrán ser exportados a otros mercados a un precio menor y así iremos conquistando más mercados. Este argumento en principio parecería verdadero y convence a muchos, pero la realidad es que lo que se pudiera “ganar” con los bajos sueldos en México se pierde cuando existe un peso sobrevaluado.
Analicemos primero el caso de lo que ha sucedido con el salario mínimo en México. Las cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) arrojan que a nivel nacional éste ascendió a $50.80 pesos diarios en el año 2008, lo cual al tipo de cambio promedio de ese año de $11.22 pesos por dólar nos da que el salario mínimo fue de $4.53 dólares. Para el año 2009 el salario mínimo subió a $53.20 pesos, pero el tipo de cambio promedio se fue hasta $13.57 pesos por dólar, y de esta manera el salario mínimo en México bajó hasta los $3.92 dólares. Así, entre 2008 y 2009 los productos nacionales se abarataron relativamente porque el costo de la mano de obra en dólares disminuyó.
Para el año 2011 el salario mínimo es de $58.10 pesos, mientras que el tipo de cambio promedio asciende a $12.09 pesos (promedio anual hasta el mes de septiembre), lo que implica que el salario mínimo se encuentra en promedio en este año en $4.80 dólares. Esto significa que no obstante la crisis de 2009 y el importante ajuste al alza en el tipo de cambio que ocurrió en ese año, ¡ya para el año 2011 tenemos una mano de obra más cara en dólares que la observada en 2008! Concretamente en términos de dólares, el salario mínimo aumentó 6.08 por ciento entre el 2008 y el 2011. ¿Y a qué se debe esto? Pues a la revaluación del peso que ocurrió en el periodo de referencia.
Analicemos ahora el caso del salario promedio de cotización registrado ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Tenemos que a nivel nacional éste ascendió a $222.30 pesos diarios en el año 2008, el cual al tipo de cambio promedio de dicho año de $11.22 pesos por dólar nos da que el salario promedio ante el IMSS fue equivalente a $19.81 dólares diarios. Para el año 2009 el salario promedio ante el IMSS subió a $231.70 pesos, pero el tipo de cambio promedio aumento a $13.57 pesos por dólar, y de esta manera el salario promedio ante el IMSS bajó a $17.06 dólares diarios. En este caso, vemos también que los productos nacionales se abarataron relativamente entre 2008 y 2009 porque el costo de la mano de obra en dólares registrada ante el IMSS disminuyó.
Para el año 2011 el salario promedio ante el IMSS es de $249.70 pesos diarios, mientras que el tipo de cambio promedio asciende a $12.09 pesos (promedio anual hasta el mes de septiembre), lo que implica que el salario promedio ante el IMSS en este año es de $20.64 dólares diarios. Esto ratifica que a pesar de la crisis de 2009 y el ajuste al alza en el tipo de cambio en el año 2011 tenemos una mano de obra más cara en dólares que la observada en 2008. Concretamente el salario promedio ante el IMSS en dólares aumentó 4.21 por ciento entre 2008 y 2011.
Así, la conclusión de este sencillo análisis es que no ha importado el sacrificio hecho por parte de los trabajadores mexicanos por los bajos salarios, ya que esto de nada ha ayudado al sector exportador cuando tenemos una moneda sobrevaluada. Y es que para todos fines prácticos, los salarios en pesos pueden inclusive caer, pero si el peso se aprecia frente al dólar en mayor porcentaje, el resultado irremediable es que tendremos una mano de obra más cara y “menos competitiva” en costo.
Así, se nos ha querido vender la idea de que una mano de obra barata ayuda a los empresarios ante la competencia del exterior, cuando la realidad es otra, ya que queda claro que el costo de la mano de obra es irrelevante cuando se tiene un superpeso. De hecho, con una correcta política de promoción de exportaciones y con un nivel de tipo de cambio en un nivel que evite la sobrevaluación de nuestra moneda, las remuneraciones para los trabajadores mexicanos podrían crecer más rápidamente y con ello se fortalecería el mercado interno.
México requiere generar un círculo virtuoso de crecimiento de producción-incremento del empleo-mejora de las remuneraciones- fortalecimiento del mercado interno. Para lograrlo hay que prestar atención a las leyes de la oferta y la demanda y entender que en la medida en que haya más personas con una ocupación entonces los sueldos reales aumentarán y esto fortalecerá el mercado interno y nos hará menos dependientes respecto al exterior.
Pero mientras eso sucede, vemos a un sector trabajador empobrecido y un mercado interno debilitado. Un desempeño económico muy pobre y pocas expectativas de que las cosas mejoren sustancialmente. Por eso tantos mexicanos deciden emigrar hacía los Estados Unidos, nación en la que son mal tratados y en donde se juegan la vida en busca de una mejor situación.
Así pues, la conclusión es sencilla: con un peso sobrevaluado aunque la mano de obra fuera regalada no vamos a ser competitivos con nuestros productos. Con un peso sobrevaluado estamos trabajando para que los empleos se creen en China y estamos expulsando a millones de mexicanos hacía los Estados Unidos.
Ojala que el Banco de México vea estas cosas al tomar sus decisiones de política monetaria, y entienda que una decisión acertada es bajar las tasas de interés para frenar la entrada de capitales al país y llevar al tipo de cambio a un nivel que beneficie a la planta productiva nacional, y por lo tanto al empleo que tanto se requiere en nuestro país.
Director General GAEAP
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