domingo, 16 de octubre de 2011

DINERO SUCIO, NARCO Y TERRORISMO, LA NUEVA TRIADA DE EU

Jesusa Cervantes / Proceso
¿Qué quiere Estados Unidos de México? ¿Qué pretende cuando desde principios de año, enero para ser más exactos, empezó con declaraciones sobre el cártel de Los Zetas y Al Qaeda?
Primero fue Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interna de Estados Unidos, quien dijo que sospechaban que Al Qaeda recurriría a uno de los cárteles mexicanos más violentos, como Los Zetas, para alentar actos terroristas en la Unión Americana.
Después, el 15 de febrero pasado, en las oficinas centrales del Instituto Nacional de Migración (INM), otros actores, entre ellos el Mossad, de la inteligencia israelí; la CIA, agencia estadunidense, y elementos de la Policía Ministerial mexicana llevaron a cabo un silencioso operativo en busca de una lista de ciudadanos iraquíes, cubanos y chinos que pudieron haber ingresado a México.
Luego, en mayo pasado, el gobierno mexicano dio de baja del INM a delgados asignados sobre la ruta de los migrantes.
En agosto, Estados Unidos decidió sustituir a su embajador en México, Carlos Pascual, especialista en “Estados fallidos”, por Anthony Wayne, hasta ese momento funcionario número dos de la embajada estadunidense en Afganistán y, antes, embajador en Argentina, nación donde el narco mexicano ha sentado sus reales, y no sólo para establecer laboratorios clandestinos de drogas sintéticas, sino un sitio en donde gusta de lavar dinero.
Ahora, el gobierno de Barack Obama anuncia que, gracias a la DEA, su agencia antidrogas, pudo conjurar un complot para asesinar al embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos.
La maraña se pudo destejer gracias a que un infiltrado de la DEA se hizo pasar por sicario de Los Zetas, y –suertudo el hombre– fue contactado por ciudadanos iraníes, quienes lo contrataron “en México” para llevar a cabo el asesinato del diplomático saudita.
Esta historia es poco clara, inverosímil, pero hoy ha sido el pretexto perfecto para que legisladores republicanos pidan a México que piense muy bien sus relaciones con Irán.
El gobierno de Obama reveló que hubo tres encuentros entre los iraníes y el supuesto integrante de Los Zetas. Todos en México. Por su parte, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) destacó que el 28 de septiembre pasado detectó el intento de ingreso del iraní a México, lo reportó a Estados Unidos y éste fue detenido, gracias a lo cual se pudo conjurar el atentado.
Aquí alguien miente. Washington dice que hubo tres reuniones en México, el gobierno mexicano dice que ingresó una sola vez. Lo único cierto es que, desde 2001, los estadunidenses han vigilado de cerca de México ante probables ingresos de terroristas al país con miras a realizar actos en la Unión Americana.
Sin embargo, nunca como este año ha habido tantas declaraciones y movimientos de agencias extranjeras –Mossad, DEA y CIA, entre otros– en el país para buscar a ciudadanos de Irán y vincularlos con posibles actos terroristas y el cártel de Los Zetas.
Y mientras el embajador Wayne visita ciudades fronterizas, su país alerta del peligro que puede significar para Estados Unidos el lavado de dinero de los cárteles mexicanos y colombianos.
Así como Wayne es especialista en terrorismo, quien emitió la alerta sobre el lavado de dinero es otro especialista en el tema, Daniel Glaser, el secretario del Tesoro Adjunto para el Terrorismo.
Dijo que el dinero que lavan los cárteles de la droga “se mueve a través de nuestras fronteras y circula en nuestros sistemas financieros”, y que ello implica una amenaza que “se mantiene como el principal reto para la integración financiera en la región”.
Señala que se lavan aproximadamente 39 mil millones de dólares. Otras fuentes establecen 40 mil millones de dólares de lavado en México, y aquí la pregunta es ¿cuánto se lava en Estados Unidos? ¿Cuánto del dinero que circula en su bolsa de valores, en los grandes y pequeños bancos, sostiene su sistema bancario?, porque ha sido el banco de Estados Unidos, el Wichita, en donde se han detectado grandes flujos de dinero del narcotráfico.
¿Dinero sucio, narcotráfico y terrorismo es la triada que ahora utiliza Estados Unidos para someter a México? Sólo es una pregunta porque no creo que sea una coincidencia que uno de los lugares en donde estuvo Wayne, el nuevo embajador en México, se haya convertido justamente en el lugar preferido de algunos cárteles mexicanos para lavar dinero.
Tampoco resulta casual que el hombre haya estado en Afganistán, la cuna del terrorismo de Al Qaeda. Pero sí resulta extraño que Irán, un país al que Estados Unidos ha tenido en la mira, como lo hizo mucho tiempo antes con Irak, lo quiera vincular con México, el narcotráfico y el terrorismo.
Las declaraciones y acciones de los estadunidense en México y sobre México van en la misma ruta desde hace unos diez meses: Irán. Por eso la pregunta de ¿qué es lo que pretenden con México? Sólo esperamos que Felipe Calderón, como uno de sus últimos actos, no rompa relaciones con Irán como lo sugieren algunos congresistas estadunidense. Que no termine de echar por la borda la política exterior mexicana haciéndole caso al vecino país del norte.
Por lo pronto de algo sí se puede estar seguro: las agencias extranjeras que tienen a países como Irán entre sus principales enemigos trabajan sigilosamente en México, y de ello dio constancia la revista Proceso en varios de sus números de este año.

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