David Márquez Ayala / La Jornada
Desde mediados del siglo pasado México adoptó una estructura de clasificación, registro y presentación de sus transacciones comerciales y financieras con el exterior que dio cuerpo a la macrocuenta Balanza de Pagos, formato que hoy conocemos como presentación tradicional (Gráfico 1-a).
Hacia fines del siglo pasado, con la apertura externa primero y en particular a raíz de la crisis detonada en diciembre de 1994, el Fondo Monetario Internacional (FMI) exigió a México una mayor transparencia en aspectos clave como el comportamiento de la Reserva Internacional —lo cual fue muy positivo pues en 1994 el saliente gobierno salinista prácticamente arrasó con las reservas (unos 25 mil millones de dólares en aquel entonces) sin que (casi) nadie lo supiera— y también homologar la presentación de la Balanza de Pagos a la diseñada por el FMI.
Leer más
Hacia fines del siglo pasado, con la apertura externa primero y en particular a raíz de la crisis detonada en diciembre de 1994, el Fondo Monetario Internacional (FMI) exigió a México una mayor transparencia en aspectos clave como el comportamiento de la Reserva Internacional —lo cual fue muy positivo pues en 1994 el saliente gobierno salinista prácticamente arrasó con las reservas (unos 25 mil millones de dólares en aquel entonces) sin que (casi) nadie lo supiera— y también homologar la presentación de la Balanza de Pagos a la diseñada por el FMI.
Leer más
No hay comentarios:
Publicar un comentario