Francisco Suárez Dávila / EL UNIVERSAL
Recientemente, Jonathan Powell, jefe de Gabinete del ex primer ministro Blair, escribió un interesante libro: El nuevo Maquiavelo, cómo ejercer el poder en el mundo moderno.
El objetivo del libro es, utilizando la experiencia del gobierno de Blair, analizar si las máximas del florentino se aplican a la política moderna y se pueden derivar lecciones para los políticos contemporáneos. Agruparé las más sugestivas máximas de Maquiavelo y las reflexiones de Powell, en torno a seis temas principales. El lector decidirá cómo se aplican al presidente Calderón.
I. Liderazgo. Las principales cualidades del líder son: la inteligencia, definida como instinto y buen juicio y, el valor, como capacidad para tomar decisiones y asumir riesgos. Del análisis de las cualidades se sigue a las habilidades que el líder debe adquirir, que son cinco: la competencia para plantear una gran visión y dominar también los complejos detalles en la ejecución de las políticas; la habilidad para comunicar: “inspirar por sus acciones un sentido de grandeza”; el carisma que tiene como ingrediente esencial “transmitir optimismo”, “los políticos siempre son actores actuando en un escenario”; un sentido de la perspectiva, para no ser atrapados por la coyuntura y, cautivar al público, ser a la vez león y zorro y transmitir sus convicciones.
II. Capacidad de ejecución. Decía Maquiavelo: “en las acciones de los Príncipes, donde no hay un tribunal al que podamos recurrir, examinamos sus resultados” y recomienda también: “mejor seguir la verdadera realidad de las cosas, no la imaginaria; si un Príncipe trata de vivir de los mitos, es más probable que se destruya, a que se salve... Los líderes prudentes no deben tomar decisiones apresuradas, sino después de conocer todos los hechos y escuchar todos los argumentos”. Como buena observación: “nada le da más prestigio al Príncipe que emprender grandes proyectos”. ¿Dónde están?
III. El Príncipe y la adulación. “Todos los líderes tienen su Corte. Uno de los principales peligros que debe evitar es el pensamiento único, el consenso en que todos los del círculo cercano tienen una sola opinión y nadie cuestiona al líder...” “Para resistir las tentaciones de la adulación, el Príncipe debe demostrar que no tiene miedo de escuchar la verdad”.
IV. “¿Mejor ser temido o querido?” “Los primeros ministros deben continuar en campaña mientras gobiernan, aunque es difícil combinar las dos cosas…” “Las encuestas son un instrumento vital, pero deben ser manejadas con cautela... Sin ellas un líder moderno está ciego... Pero, cuidado, son una instantánea del pasado, no una imagen del futuro... Indican la posición en el océano, la dirección de las corrientes pero no le dicen hacia dónde debe ir...” “Los líderes pueden optar por ser unificadores o dividir al país y a su partido…” “La principal habilidad política del líder es su capacidad para construir coaliciones de apoyo...” “La más evidente presunción del carácter y la sagacidad del Príncipe es ver qué tipo de gente lo rodea... su selección de ministros”.
V. Actuar estratégicamente. “A menos que el líder quiera pasar su tiempo en el gobierno reaccionando frente a eventos, debe distinguir entre lo urgente y lo importante… Para dejar marca perdurable debe ser proactivo y no sólo reactivo, lo cual requiere tener visión de largo plazo sobre a dónde quiere llevar al país y un plan para ejecutar la visión... Ello no quiere decir que sea inflexible, debe cambiar cuando las circunstancias cambien y no quedar atrapado por su estrategia, porque fallará”.
Maquiavelo decía: “nada confiere más honores al reformador de un Estado, que las nuevas leyes e instituciones que concibe”. Al mismo tiempo, “no hay ninguna tarea más delicada, ni más peligrosa, ni más dudosa de su éxito para un líder, que introducir cambios…” “Porque el que innova tiene como enemigos a los que se benefician del orden existente de cosas, y sólo apoyos tibios de los potenciales beneficiarios”.
Powell concluye: “ningún líder, por bueno que sea, pueda avanzar lejos en un frente amplio”. “Debe seleccionar algunas áreas de política donde quiere realizar cambios radicales y priorizarlos. No puede seleccionar más de dos o tres prioridades y ser efectivo”.
VI. “La arrogancia del poder”. Powell, finalmente hace reflexiones sobre el momento en que el líder va a dejar el poder: “El primer ministro se preocupa de su legado”. “Piensa sobre cuánto puede lograr antes de concluir. Querrá realizar las reformas más irreversibles, amarrando las manos de su sucesor”. “Lo que finalmente provoca la caída de los líderes, es que acaban siendo asfixiados por el abrazo de la maquinaria gubernamental e inevitablemente resultan aislados del mundo real...” “Para evitarlo deben mantenerse en contacto con la mayor gama de influencias externas”. “¡Magister dixit!”
Recientemente, Jonathan Powell, jefe de Gabinete del ex primer ministro Blair, escribió un interesante libro: El nuevo Maquiavelo, cómo ejercer el poder en el mundo moderno.
El objetivo del libro es, utilizando la experiencia del gobierno de Blair, analizar si las máximas del florentino se aplican a la política moderna y se pueden derivar lecciones para los políticos contemporáneos. Agruparé las más sugestivas máximas de Maquiavelo y las reflexiones de Powell, en torno a seis temas principales. El lector decidirá cómo se aplican al presidente Calderón.
I. Liderazgo. Las principales cualidades del líder son: la inteligencia, definida como instinto y buen juicio y, el valor, como capacidad para tomar decisiones y asumir riesgos. Del análisis de las cualidades se sigue a las habilidades que el líder debe adquirir, que son cinco: la competencia para plantear una gran visión y dominar también los complejos detalles en la ejecución de las políticas; la habilidad para comunicar: “inspirar por sus acciones un sentido de grandeza”; el carisma que tiene como ingrediente esencial “transmitir optimismo”, “los políticos siempre son actores actuando en un escenario”; un sentido de la perspectiva, para no ser atrapados por la coyuntura y, cautivar al público, ser a la vez león y zorro y transmitir sus convicciones.
II. Capacidad de ejecución. Decía Maquiavelo: “en las acciones de los Príncipes, donde no hay un tribunal al que podamos recurrir, examinamos sus resultados” y recomienda también: “mejor seguir la verdadera realidad de las cosas, no la imaginaria; si un Príncipe trata de vivir de los mitos, es más probable que se destruya, a que se salve... Los líderes prudentes no deben tomar decisiones apresuradas, sino después de conocer todos los hechos y escuchar todos los argumentos”. Como buena observación: “nada le da más prestigio al Príncipe que emprender grandes proyectos”. ¿Dónde están?
III. El Príncipe y la adulación. “Todos los líderes tienen su Corte. Uno de los principales peligros que debe evitar es el pensamiento único, el consenso en que todos los del círculo cercano tienen una sola opinión y nadie cuestiona al líder...” “Para resistir las tentaciones de la adulación, el Príncipe debe demostrar que no tiene miedo de escuchar la verdad”.
IV. “¿Mejor ser temido o querido?” “Los primeros ministros deben continuar en campaña mientras gobiernan, aunque es difícil combinar las dos cosas…” “Las encuestas son un instrumento vital, pero deben ser manejadas con cautela... Sin ellas un líder moderno está ciego... Pero, cuidado, son una instantánea del pasado, no una imagen del futuro... Indican la posición en el océano, la dirección de las corrientes pero no le dicen hacia dónde debe ir...” “Los líderes pueden optar por ser unificadores o dividir al país y a su partido…” “La principal habilidad política del líder es su capacidad para construir coaliciones de apoyo...” “La más evidente presunción del carácter y la sagacidad del Príncipe es ver qué tipo de gente lo rodea... su selección de ministros”.
V. Actuar estratégicamente. “A menos que el líder quiera pasar su tiempo en el gobierno reaccionando frente a eventos, debe distinguir entre lo urgente y lo importante… Para dejar marca perdurable debe ser proactivo y no sólo reactivo, lo cual requiere tener visión de largo plazo sobre a dónde quiere llevar al país y un plan para ejecutar la visión... Ello no quiere decir que sea inflexible, debe cambiar cuando las circunstancias cambien y no quedar atrapado por su estrategia, porque fallará”.
Maquiavelo decía: “nada confiere más honores al reformador de un Estado, que las nuevas leyes e instituciones que concibe”. Al mismo tiempo, “no hay ninguna tarea más delicada, ni más peligrosa, ni más dudosa de su éxito para un líder, que introducir cambios…” “Porque el que innova tiene como enemigos a los que se benefician del orden existente de cosas, y sólo apoyos tibios de los potenciales beneficiarios”.
Powell concluye: “ningún líder, por bueno que sea, pueda avanzar lejos en un frente amplio”. “Debe seleccionar algunas áreas de política donde quiere realizar cambios radicales y priorizarlos. No puede seleccionar más de dos o tres prioridades y ser efectivo”.
VI. “La arrogancia del poder”. Powell, finalmente hace reflexiones sobre el momento en que el líder va a dejar el poder: “El primer ministro se preocupa de su legado”. “Piensa sobre cuánto puede lograr antes de concluir. Querrá realizar las reformas más irreversibles, amarrando las manos de su sucesor”. “Lo que finalmente provoca la caída de los líderes, es que acaban siendo asfixiados por el abrazo de la maquinaria gubernamental e inevitablemente resultan aislados del mundo real...” “Para evitarlo deben mantenerse en contacto con la mayor gama de influencias externas”. “¡Magister dixit!”
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