El blog "The curious capitalist" de la revista Time realiza un repaso a las amenazas que acechan a la mayor economía del mundo. En estos momentos, por mucho que digan que el optimismo es la mejor cura para un corazón roto, es cierto que con tras la última oleada de datos macroeconómicos es muy difícil encontrar un halo de esperanza en el horizonte, mientras los problemas se acumulan tanto para el gigante estadounidense como para la economía mundial. A continuación algunas de las trabas que podrían hacer descarrilar la marcha estadounidense, según Time.
Un recorte en el suministro de petróleo
La subida en los precios de commodities y de la energía ya ha hecho mella en el consumidor de EEUU. Al fin y al cabo, mientras los precios del petróleo y la gasolina han caído en las últimas semanas, continúan registrando un fuerte alza desde finales de 2010. El único respiro en estos momentos es que estos precios podrían ser temporales como bien apuntan tanto la Reserva Federal como otros economistas.
Sin embargo, estas previsiones se irían al traste si la OPEC decidiera reducir su nivel de producción. De momento, los países consumidores de petróleo presionan a la OPEC para que incremente su oferta pero las conversaciones de la semana pasada culminaron sin un acuerdo durante una reunión que el ministro de petróleo saudita llegó a calificar como "uno de los peores encuentros que hemos tenido".
El mundo se enfrenta a un déficit de 2 millones de barriles al día en la segunda mitad de este año. Si la disputa continúa y la diferencia no se soluciona, podríamos esperar que los precios del petróleo siguan aumentando y la recuperación sufra así un duro golpe.
La tragedia griega y la crisis de la UE
El rifirrafe de la zona euro a la hora de esbozar un nuevo plan de rescate griego no sólo es malo para Viejo Continente, sino que podría frenar la recuperación mundial. En estos momentos los contribuyentes alemanes ya han demostrado su desacuerdo mientras las autoridades alemanas se muestran a favor de acabar por completo con los rescates y desplazar la carga a Grecia y acreedores.
Si la indecisión europea acaba por generar un impago o una quiebra técnica, algo que podría suceder en julio, el rendimiento de los bonos en otras partes del continente podría dispararse, especialmente en la periferia. Un aumento continuado de los precios del petróleo también podría poner mayor presión a la situación y hacer mucho más difícil la situación de países como Italia, Portugal y España-
Si eso ocurre, los fondos de pensiones de los estadounidenses podrían sufrir un colapso. Alrededor del 13% de las inversiones de fondos mutuos de EEUU cuentan con acciones europeas, y podrían sufrir si las empresas europeas son víctima de recalificaciones tras un impago griego. Las acciones de las grandes empresas de EEUU también tienen mucho en juego: al fin y al cabo, Europa representa aproximadamente el 20% de sus beneficios en el extranjero.
Los problemas de la deuda estatal y local
Tanto los estados como las ciudades de EEUU están en la cuerda floja. Los ingresos están cayendo, con una financiación insuficiente para los planes públicos y los residentes con problemas de liquidez se muestran reacios a aceptar un aumento de impuestos.
El déficit en estos momentos en los planes de pensiones estatales alcanza ya los 1,26 billones de dólares, según un estudio del Pew Center. Mientras tanto, el estímulo económico aprobado para ayudar a los estados y ciudades ha llegado a su fin mientras los inversores están cada vez más nerviosos.
Por otro lado, los munibonds, que ayudan a las ciudades a financiarse, se han desangrado durante las últimas semanas en una fila. Si los costes de endeudamiento continúan creciendo para los emisores locales se podría provocar una ola de incumplimientos y obligar al gobierno federal a tener que llevar a cabo otro gran rescate y añadir más leña al fuego al nivel de endeudamiento nacional.
Otra crisis de la vivienda
El mercado de la vivienda ya ha entrado en una doble recesión. Los precios han caído ya un 33% desde que comenzase la crisis de la vivienda en 2006, por encima de la caída del 31% experimentado por el mercado inmobiliario durante la Gran Depresión. Y los precios continúan cayendo a pesar de que el acceso a la vivienda está alcanzando máximos históricos.
Una fuerte desaceleración en Asia
Una posible desaceleración en China, el motor del crecimiento mundial, amenaza con empeorar aún más las cosas. Frente al aumento de la inflación impulsada por un mercado inmobiliario en boga, las autoridades chinas han subido los tipos de interés y limitado el acceso al crédito, algo que ha puesto freno al crecimiento del país. Algunos afirman ya que la economía de China sólo crecerá un 8,7% este año, frente al 10,1% de 2010.
Además, la posible caída de la demanda en China podría también reducir los precios de los productos básicos, algo que crearía un exceso de materiales como el acero y dañaría a sectores como el agrícola o el industrial en EEUU.
Un recorte en el suministro de petróleo
La subida en los precios de commodities y de la energía ya ha hecho mella en el consumidor de EEUU. Al fin y al cabo, mientras los precios del petróleo y la gasolina han caído en las últimas semanas, continúan registrando un fuerte alza desde finales de 2010. El único respiro en estos momentos es que estos precios podrían ser temporales como bien apuntan tanto la Reserva Federal como otros economistas.
Sin embargo, estas previsiones se irían al traste si la OPEC decidiera reducir su nivel de producción. De momento, los países consumidores de petróleo presionan a la OPEC para que incremente su oferta pero las conversaciones de la semana pasada culminaron sin un acuerdo durante una reunión que el ministro de petróleo saudita llegó a calificar como "uno de los peores encuentros que hemos tenido".
El mundo se enfrenta a un déficit de 2 millones de barriles al día en la segunda mitad de este año. Si la disputa continúa y la diferencia no se soluciona, podríamos esperar que los precios del petróleo siguan aumentando y la recuperación sufra así un duro golpe.
La tragedia griega y la crisis de la UE
El rifirrafe de la zona euro a la hora de esbozar un nuevo plan de rescate griego no sólo es malo para Viejo Continente, sino que podría frenar la recuperación mundial. En estos momentos los contribuyentes alemanes ya han demostrado su desacuerdo mientras las autoridades alemanas se muestran a favor de acabar por completo con los rescates y desplazar la carga a Grecia y acreedores.
Si la indecisión europea acaba por generar un impago o una quiebra técnica, algo que podría suceder en julio, el rendimiento de los bonos en otras partes del continente podría dispararse, especialmente en la periferia. Un aumento continuado de los precios del petróleo también podría poner mayor presión a la situación y hacer mucho más difícil la situación de países como Italia, Portugal y España-
Si eso ocurre, los fondos de pensiones de los estadounidenses podrían sufrir un colapso. Alrededor del 13% de las inversiones de fondos mutuos de EEUU cuentan con acciones europeas, y podrían sufrir si las empresas europeas son víctima de recalificaciones tras un impago griego. Las acciones de las grandes empresas de EEUU también tienen mucho en juego: al fin y al cabo, Europa representa aproximadamente el 20% de sus beneficios en el extranjero.
Los problemas de la deuda estatal y local
Tanto los estados como las ciudades de EEUU están en la cuerda floja. Los ingresos están cayendo, con una financiación insuficiente para los planes públicos y los residentes con problemas de liquidez se muestran reacios a aceptar un aumento de impuestos.
El déficit en estos momentos en los planes de pensiones estatales alcanza ya los 1,26 billones de dólares, según un estudio del Pew Center. Mientras tanto, el estímulo económico aprobado para ayudar a los estados y ciudades ha llegado a su fin mientras los inversores están cada vez más nerviosos.
Por otro lado, los munibonds, que ayudan a las ciudades a financiarse, se han desangrado durante las últimas semanas en una fila. Si los costes de endeudamiento continúan creciendo para los emisores locales se podría provocar una ola de incumplimientos y obligar al gobierno federal a tener que llevar a cabo otro gran rescate y añadir más leña al fuego al nivel de endeudamiento nacional.
Otra crisis de la vivienda
El mercado de la vivienda ya ha entrado en una doble recesión. Los precios han caído ya un 33% desde que comenzase la crisis de la vivienda en 2006, por encima de la caída del 31% experimentado por el mercado inmobiliario durante la Gran Depresión. Y los precios continúan cayendo a pesar de que el acceso a la vivienda está alcanzando máximos históricos.
Una fuerte desaceleración en Asia
Una posible desaceleración en China, el motor del crecimiento mundial, amenaza con empeorar aún más las cosas. Frente al aumento de la inflación impulsada por un mercado inmobiliario en boga, las autoridades chinas han subido los tipos de interés y limitado el acceso al crédito, algo que ha puesto freno al crecimiento del país. Algunos afirman ya que la economía de China sólo crecerá un 8,7% este año, frente al 10,1% de 2010.
Además, la posible caída de la demanda en China podría también reducir los precios de los productos básicos, algo que crearía un exceso de materiales como el acero y dañaría a sectores como el agrícola o el industrial en EEUU.
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