Jesús Alberto Cano Vélez (*)
El fin de semana pasado los países latinoamericanos concluyeron su reunión en Asunción Paraguay, convocados por la XXI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, para analizar la crisis económica que no deja de afectar al mundo; y proponer acciones para evitar contagios en el Continente, porque a pesar de las amenazas generalizadas de contracción económica en el mundo, las economías de nuestra región --como un todo-- crecerán 6% en promedio, en 2011.
Pero ese promedio regional incluye a los enfermos más importantes de las Américas, como México, con sus consistentemente bajos índices de crecimiento, y su desempleo y pobreza, crecientes, así como los Estados Unidos y Canadá, que siguieron con sus estrategias neoliberales, que interpretan indeseable la intervención gubernamental en la economía.
Los exitosos del Continente siguen siendo Brasil, Argentina, Perú, Bolivia Uruguay y Paraguay, entre los principales, con sus políticas promotoras de crecimiento, mientras que el Ejecutivo mexicano ratificó recientemente su fe en la capacidad del mercado –solito-- de llevar la economía a buen puerto, sin la participación del Estado en la economía.
La semana pasada la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados deliberó las metas presupuestales del Ejecutivo para el 2012, que proponía reducir el déficit fiscal de 0.5% del PIB en 2011, a 0.2% para el 2012, un monto insignificante, pero un mensaje que comunicaba su proyecto de estrategia de contracción que sin duda utilizará en sus otras decisiones económicas.
El debate fue intenso y no obstante los planteamientos de la oposición gubernamental, particularmente del PRI, de generar mayores recursos fiscales para apoyar a los gobiernos locales (estatales y municipales) y demás prioridades, se logró dejar el déficit en 0.4% del PIB, ligeramente inferior al esperado para este año.
Ese resultado es diametralmente opuesto a lo que están haciendo y pensando los países exitosos del Continente Sur, que han registrado buenos crecimientos todos estos años, mientras que nosotros hemos languidecido; y lo delicado es que esos mismos exitosos también esperan una desaceleración de sus economías del 6% de este año a 4.4% en 2012.
La Cumbre Iberoamericana recomendó pactos fiscales y sociales para los años venideros en los países de la región, porque están convencidos que la nueva arquitectura estatal sólo será posible con una nueva ecuación “Estado-Mercado-Sociedad”, que permita ampliar los recursos disponibles para alcanzar los objetivos económicos y sociales de desarrollo de sus economías.
La mayoría de los países en la Cumbre Iberoamericana acordaron “que el Estado sea más protagónico en el aseguramiento del bienestar general y en la conducción de las estrategias de desarrollo de nuestros países” y nosotros contraemos más.
La recomendación fue que la tarea del Estado es proveer bienes públicos con el gasto público; realizar ajustes en la distribución del ingreso, con la política tributaria y contribuir a la estabilización macroeconómica con una adecuada política monetaria y crediticia.
Insistieron mucho en la necesidad de estrategias de largo plazo con planificación económica; elaboración de presupuestos más transparentes; mediciones de resultados de la actividad gubernamental con indicadores económicos y sociales; y evaluaciones de la política y los programas públicos.
(*) Presidente de El Colegio Nacional de Economistas
El fin de semana pasado los países latinoamericanos concluyeron su reunión en Asunción Paraguay, convocados por la XXI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, para analizar la crisis económica que no deja de afectar al mundo; y proponer acciones para evitar contagios en el Continente, porque a pesar de las amenazas generalizadas de contracción económica en el mundo, las economías de nuestra región --como un todo-- crecerán 6% en promedio, en 2011.
Pero ese promedio regional incluye a los enfermos más importantes de las Américas, como México, con sus consistentemente bajos índices de crecimiento, y su desempleo y pobreza, crecientes, así como los Estados Unidos y Canadá, que siguieron con sus estrategias neoliberales, que interpretan indeseable la intervención gubernamental en la economía.
Los exitosos del Continente siguen siendo Brasil, Argentina, Perú, Bolivia Uruguay y Paraguay, entre los principales, con sus políticas promotoras de crecimiento, mientras que el Ejecutivo mexicano ratificó recientemente su fe en la capacidad del mercado –solito-- de llevar la economía a buen puerto, sin la participación del Estado en la economía.
La semana pasada la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados deliberó las metas presupuestales del Ejecutivo para el 2012, que proponía reducir el déficit fiscal de 0.5% del PIB en 2011, a 0.2% para el 2012, un monto insignificante, pero un mensaje que comunicaba su proyecto de estrategia de contracción que sin duda utilizará en sus otras decisiones económicas.
El debate fue intenso y no obstante los planteamientos de la oposición gubernamental, particularmente del PRI, de generar mayores recursos fiscales para apoyar a los gobiernos locales (estatales y municipales) y demás prioridades, se logró dejar el déficit en 0.4% del PIB, ligeramente inferior al esperado para este año.
Ese resultado es diametralmente opuesto a lo que están haciendo y pensando los países exitosos del Continente Sur, que han registrado buenos crecimientos todos estos años, mientras que nosotros hemos languidecido; y lo delicado es que esos mismos exitosos también esperan una desaceleración de sus economías del 6% de este año a 4.4% en 2012.
La Cumbre Iberoamericana recomendó pactos fiscales y sociales para los años venideros en los países de la región, porque están convencidos que la nueva arquitectura estatal sólo será posible con una nueva ecuación “Estado-Mercado-Sociedad”, que permita ampliar los recursos disponibles para alcanzar los objetivos económicos y sociales de desarrollo de sus economías.
La mayoría de los países en la Cumbre Iberoamericana acordaron “que el Estado sea más protagónico en el aseguramiento del bienestar general y en la conducción de las estrategias de desarrollo de nuestros países” y nosotros contraemos más.
La recomendación fue que la tarea del Estado es proveer bienes públicos con el gasto público; realizar ajustes en la distribución del ingreso, con la política tributaria y contribuir a la estabilización macroeconómica con una adecuada política monetaria y crediticia.
Insistieron mucho en la necesidad de estrategias de largo plazo con planificación económica; elaboración de presupuestos más transparentes; mediciones de resultados de la actividad gubernamental con indicadores económicos y sociales; y evaluaciones de la política y los programas públicos.
(*) Presidente de El Colegio Nacional de Economistas
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