El presidente de Estados Unidos cree que los manifestantes de Wall Street protestan contra quienes se oponen a sus reformas para frenar las prácticas abusivas.
50.000 manifestantes salieron a la calle, según los organizadores
La policía detuvo a una docena de personas
Barbara Celis / El País
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha afirmado que las manifestaciones de indignados del miércoles, en Wall Street y en algunas ciudades del país, refleja la frustración de los ciudadanos y el enfado contra los que causaron la crisis financiera. “Todavía vemos que muchos de los que actuaron irresponsablemente entonces se oponen ahora a los esfuerzos que estamos haciendo para frenar aquellas prácticas abusivas”, ha declarado Obama en una rueda de prensa.
El presidente se ha mostrado “satisfecho” con su plan de imponer una tasa a los millonarios que se debate en el Senado. Con ese impuesto pretende Obama conseguir parte de los 447.000 millones de dólares para crear puestos de trabajo. “Tenemos que reformar el sistema fiscal para evitar que haya agujeros legales”, ha dicho el presidente, cuya reelección en 2012 depende de sus planes para atajar el desempleo y relanzar la economía.
El movimiento Occupy Wall Street pone a prueba su fuerza con la manifestación de este miércoles
En la misma línea se ha expresado el vicepresidente, Joe Biden, para quien las protestas en la calle muestran la indignación con la situación económica: “Vamos a ser honestos. La gente no cree que el sistema sea justo". Biden dijo además que ve algunas similitudes entre los manifestantes y el Tea Party y que “los bancos son parte del problema de la economía”, en referencia a la decisión de Bank of America de mejorar sus ganancias mediante la imposición de una cuota mensual de $ 5 en el uso de tarjetas de débito.
La manifestación de indignados llevó el miércoles a miles de personas a las calles de Wall Street. Los manifestantes partieron en dirección a Foley Square, donde organizaciones ciudadanas y sindicatos como el de las enfermeros, con más de 170.000 afiliados o el de los empleados de transporte público, con 38.000, habían convocado a los ciudadanos para expresar su apoyo al movimiento Occupy Wall Street. Una docena de personas fueron detenidas, en su mayoría por intentar romper el cordón policial, según informó a Reuters el portavoz de la policía Paul Browne. El movimiento aseguró que tenía confirmados 18 detenidos.
“Esta manifestación demuestra que no se trataba sólo de un pequeño grupo de jóvenes indignados con el poder económico de Wall Street si no que toda la sociedad lo está. Ellos crearon el espacio en la plaza de la Libertad y después se prendió la chispa. La gente estaba esperando que ocurriera algo y ellos han sido el detonante. Esto es sólo el principio”. Naomi Klein, conocida activista canadiense y analista política y económica, autora entre otros del popular libro The Shock Doctrine, hacía estas declaraciones a EL PAÍS en la calle Broadway mientras caminaba junto a miles de personas que se dirigían a la plaza de la Libertad. En el perfil de Twitter de los organizadores, se asegura que más de 50.000 personas se han concentrado en el rebautizado parque Zuccotti, una de las estimaciones más altas, frente a otras que hablaban de 5.000.
Los centenares de jóvenes que acamparon hace 18 días en la plaza de la Libertad y a los que mucha gente no tomó en serio, recibían ayer por la tarde el espaldarazo definitivo de los trabajadores neoyorquinos. “Todo el mérito es de estos chicos, que han osado ocupar una plaza y hacerse oir. Ellos son el futuro y nosotros, desde los sindicatos, tenemos que apoyarles porque sus reivindicaciones también son las nuestras. Wall Street lleva demasiado tiempo estrujando a los trabajadores y estos chicos nos han ayudado a recordarlo. Hay que cambiar el status quo”, declaraba Paul Piazza, del sindicato TWU.
“Somos los indignados de Nueva York”. Las palabras en español de Héctor Figueroa, del sindicato de empleados internacionales, que agrupa a casi dos millones de personas, fueron coreadas en alto por los miles de asistentes a la manifestación que recorrió el distrito financiero de Nueva York. Con cifras que bailaban entre las 8.000 que manejaba la policía extraoficialmente y las 40.000 de las que hablaban los sindicatos, lo cierto es que Nueva York no vivía una marcha con tanta energía, tan multitudinaria y tan heterogénea desde las protestas contra la guerra de Irak en 2003. Desde estudiantes de secundaria hasta oficinistas, amas de casa, profesores, camioneros, jubilados… los manifestantes parecían ser un crisol de toda la sociedad estadounidense, incluidos sus inmigrantes latinos o su minoría de raza negra, ese 99% de la población que dicen representar frente al 1% formado por los más ricos. Y al contrario de las pasadas manifestaciones de indignados, donde la presencia policial era casi mayor que la de manifestantes, esta vez la policía se mostró menos agresiva, y Occupy Wall Street informa por ahora de 18 detenciones.Solo se han registrado altercados al finalizar la marcha, cuando varios grupos de personas se han salido del recorrido establecido y la policía ha actuado contra ellos. Sin duda pesó la mala prensa recibida por los agentes tras los violentos arrestos de los pasados días 23 y 30 de septiembre, saldados con 800 detenidos en total, y que fueron una de las razones que popularizaron el movimiento Occupy Wall Street entre los neoyorquinos.
Al confluir la marcha en el parque de la Libertad, sindicalistas, estudiantes, parados y jubilados conversaban animadamente sobre el futuro. “El siguiente paso es el boicot comercial”, decía uno. “Huelga general” decía otro. “Sacar el dinero de los bancos” comentaba una mujer. La lluvia de ideas era intensa, tanto en grandes como en pequeños grupos. Lo que todos parecían tener claro es que subirle los impuestos a Wall Street y exigir responsabilidades penales a los responsables de la crisis financiera no finalizaba con esta manifestación.
Para Paul Piazza, conductor de metro, el mensaje era claro: “Los políticos toman nota cuando ven a la gente en la calle. Hoy la han visto y si son inteligentes, reaccionarán porque no tenemos intención de volver a sentarnos a ver la televisión. Los ciudadanos hemos decidido exigir responsabilidades y vamos a seguir tomando las calles, en Nueva York y en el resto del país. Los jóvenes han arrancado pero somos muchos los que estamos dispuestos a seguirles. De aquí debería salir una sociedad diferente”.
50.000 manifestantes salieron a la calle, según los organizadores
La policía detuvo a una docena de personas
Barbara Celis / El País
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha afirmado que las manifestaciones de indignados del miércoles, en Wall Street y en algunas ciudades del país, refleja la frustración de los ciudadanos y el enfado contra los que causaron la crisis financiera. “Todavía vemos que muchos de los que actuaron irresponsablemente entonces se oponen ahora a los esfuerzos que estamos haciendo para frenar aquellas prácticas abusivas”, ha declarado Obama en una rueda de prensa.
El presidente se ha mostrado “satisfecho” con su plan de imponer una tasa a los millonarios que se debate en el Senado. Con ese impuesto pretende Obama conseguir parte de los 447.000 millones de dólares para crear puestos de trabajo. “Tenemos que reformar el sistema fiscal para evitar que haya agujeros legales”, ha dicho el presidente, cuya reelección en 2012 depende de sus planes para atajar el desempleo y relanzar la economía.
El movimiento Occupy Wall Street pone a prueba su fuerza con la manifestación de este miércoles
En la misma línea se ha expresado el vicepresidente, Joe Biden, para quien las protestas en la calle muestran la indignación con la situación económica: “Vamos a ser honestos. La gente no cree que el sistema sea justo". Biden dijo además que ve algunas similitudes entre los manifestantes y el Tea Party y que “los bancos son parte del problema de la economía”, en referencia a la decisión de Bank of America de mejorar sus ganancias mediante la imposición de una cuota mensual de $ 5 en el uso de tarjetas de débito.
La manifestación de indignados llevó el miércoles a miles de personas a las calles de Wall Street. Los manifestantes partieron en dirección a Foley Square, donde organizaciones ciudadanas y sindicatos como el de las enfermeros, con más de 170.000 afiliados o el de los empleados de transporte público, con 38.000, habían convocado a los ciudadanos para expresar su apoyo al movimiento Occupy Wall Street. Una docena de personas fueron detenidas, en su mayoría por intentar romper el cordón policial, según informó a Reuters el portavoz de la policía Paul Browne. El movimiento aseguró que tenía confirmados 18 detenidos.
“Esta manifestación demuestra que no se trataba sólo de un pequeño grupo de jóvenes indignados con el poder económico de Wall Street si no que toda la sociedad lo está. Ellos crearon el espacio en la plaza de la Libertad y después se prendió la chispa. La gente estaba esperando que ocurriera algo y ellos han sido el detonante. Esto es sólo el principio”. Naomi Klein, conocida activista canadiense y analista política y económica, autora entre otros del popular libro The Shock Doctrine, hacía estas declaraciones a EL PAÍS en la calle Broadway mientras caminaba junto a miles de personas que se dirigían a la plaza de la Libertad. En el perfil de Twitter de los organizadores, se asegura que más de 50.000 personas se han concentrado en el rebautizado parque Zuccotti, una de las estimaciones más altas, frente a otras que hablaban de 5.000.
Los centenares de jóvenes que acamparon hace 18 días en la plaza de la Libertad y a los que mucha gente no tomó en serio, recibían ayer por la tarde el espaldarazo definitivo de los trabajadores neoyorquinos. “Todo el mérito es de estos chicos, que han osado ocupar una plaza y hacerse oir. Ellos son el futuro y nosotros, desde los sindicatos, tenemos que apoyarles porque sus reivindicaciones también son las nuestras. Wall Street lleva demasiado tiempo estrujando a los trabajadores y estos chicos nos han ayudado a recordarlo. Hay que cambiar el status quo”, declaraba Paul Piazza, del sindicato TWU.
“Somos los indignados de Nueva York”. Las palabras en español de Héctor Figueroa, del sindicato de empleados internacionales, que agrupa a casi dos millones de personas, fueron coreadas en alto por los miles de asistentes a la manifestación que recorrió el distrito financiero de Nueva York. Con cifras que bailaban entre las 8.000 que manejaba la policía extraoficialmente y las 40.000 de las que hablaban los sindicatos, lo cierto es que Nueva York no vivía una marcha con tanta energía, tan multitudinaria y tan heterogénea desde las protestas contra la guerra de Irak en 2003. Desde estudiantes de secundaria hasta oficinistas, amas de casa, profesores, camioneros, jubilados… los manifestantes parecían ser un crisol de toda la sociedad estadounidense, incluidos sus inmigrantes latinos o su minoría de raza negra, ese 99% de la población que dicen representar frente al 1% formado por los más ricos. Y al contrario de las pasadas manifestaciones de indignados, donde la presencia policial era casi mayor que la de manifestantes, esta vez la policía se mostró menos agresiva, y Occupy Wall Street informa por ahora de 18 detenciones.Solo se han registrado altercados al finalizar la marcha, cuando varios grupos de personas se han salido del recorrido establecido y la policía ha actuado contra ellos. Sin duda pesó la mala prensa recibida por los agentes tras los violentos arrestos de los pasados días 23 y 30 de septiembre, saldados con 800 detenidos en total, y que fueron una de las razones que popularizaron el movimiento Occupy Wall Street entre los neoyorquinos.
Al confluir la marcha en el parque de la Libertad, sindicalistas, estudiantes, parados y jubilados conversaban animadamente sobre el futuro. “El siguiente paso es el boicot comercial”, decía uno. “Huelga general” decía otro. “Sacar el dinero de los bancos” comentaba una mujer. La lluvia de ideas era intensa, tanto en grandes como en pequeños grupos. Lo que todos parecían tener claro es que subirle los impuestos a Wall Street y exigir responsabilidades penales a los responsables de la crisis financiera no finalizaba con esta manifestación.
Para Paul Piazza, conductor de metro, el mensaje era claro: “Los políticos toman nota cuando ven a la gente en la calle. Hoy la han visto y si son inteligentes, reaccionarán porque no tenemos intención de volver a sentarnos a ver la televisión. Los ciudadanos hemos decidido exigir responsabilidades y vamos a seguir tomando las calles, en Nueva York y en el resto del país. Los jóvenes han arrancado pero somos muchos los que estamos dispuestos a seguirles. De aquí debería salir una sociedad diferente”.
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