ALBERTO AZIZ NASSIF / EL UNIVERSAL
Para fines prácticos y legales, dentro de tres días se inicia el proceso electoral de 2012. Ya sabemos que la sucesión presidencial, desde hace meses, ordena y jerarquiza prácticamente todos los movimientos y las decisiones de la clase política. El clima de desprestigio de la política y de los políticos no impide que poco a poco se vaya construyendo el evento en donde se elegirá al presidente, las dos cámaras del Congreso de la Unión, las autoridades del Distrito Federal y varias gubernaturas que tienen procesos concurrentes con los comicios federales. Así, desde el 7 octubre hasta el 1 de julio de 2012, día electoral, el país tendrá que atender a lo que digan y hagan los siete precandidatos y luego los tres candidatos que se disputarán la presidencia de la República. Mientras tanto, el país seguirá sumergido en la violencia y el mal gobierno panista continuará su declive. Sin embargo, a pesar de todo, las expectativas de cambio serán parte del imaginario ciudadano.
1) Las intenciones. Según algunas mediciones que circulan (Mitofsky de agosto y GEA-ISA de septiembre) nos muestran que si hoy fueran las elecciones los partidos tendrían números del siguiente tipo en las intenciones del voto: el PRI entre 38% y 39%, el PAN entre 19% y 21% y el PRD entre 12% y 14%. Estos números crecen para el tricolor cuando se pregunta sobre quién piensa que ganará a rangos que van entre 46% y 51%. Sin embargo, la política está lejos de ser una ciencia exacta. Así, por ejemplo, hace seis años un 36% pensaba que en 2006 ganaría el PRI, un 27% que ganaría el PRD y sólo el 18% que lo haría el PAN. Sucedió todo lo contrario.
2) Los candidatos. Peña Nieto aparece en estas mediciones y en otras más como el posible candidato más aprobado, tanto dentro como fuera de su partido; López Obrador se muestra como posible candidato con un alto voto negativo. En la izquierda la pelea entre AMLO y Ebrard se definirá por una metodología de encuestas, en donde el escenario más complicado sería un resultado poco claro, cercano al empate o dentro de los márgenes de error en los que se mueven las encuestas. En el panismo quedan tres, pero la opción de Vázquez Mota se muestra creciente, supuestamente ya llegó a empatar o a superar a Creel y la opción oficial, que representa Cordero, no muestra crecimiento.
3) Los escenarios. Una de las interrogantes que no se ha despejado todavía tiene que ver con las claves de esta sucesión. Desde el año 2000 se mostró una suerte de polarización que daba sentido al proceso, como en un referéndum: seguir con el PRI o ir a una alternancia; en 2006 se repitió, pero con la disyuntiva entre seguir con el PAN o ir hacia una opción de izquierda y en 2012 se abre la pregunta por el regreso del PRI. Lo menos probable es la continuidad panista y la opción intermedia es por la izquierda. Estas claves que se definirán una vez que haya candidatos y que avancen las campañas nos pueden llevar a que la elección tenga alguno de los siguientes posibles resultados: un proceso con un puntero y los otros dos en la pelea por el segundo lugar; un escenario de polarización, que puede tener como protagonistas al PRI con el PRD, si crece el desacuerdo con el gobierno panista, o una polarización entre el PRI y el PAN si la izquierda no logra tener una opción atractiva y dentro de un proceso de unidad. Hoy lo que menos se ve es un escenario de tres partes más o menos cercanas.
4) Los votantes independientes. Los ciudadanos que cambian su voto y eligen en función del candidato, de la situación económica o del problema más grave de acuerdo a su percepción y realidad serán fundamentales para definir 2012. Los independientes se dividen en varios segmentos, un 28% dice que no votará, el segundo grupo de 25% dice que votará por el PRI, un 12% por el PAN y sólo un 9% por el PRD. Tal vez la imagen positiva del PRI se puede deber a un rechazo al actual gobierno panista, combinado con el desprestigio de la izquierda. A Peña Nieto se le observa como una posibilidad, a pesar de representar un severo regreso al pasado, percepción que se ve agravada porque el panismo se quedó atorado y se alió a lo más viejo del pasado. Un 32% considera a los gobiernos panistas como peores que los priistas, un 42% los considera iguales y sólo un 24% dice que son mejores.
La crisis de la política ha alejado a los ciudadanos de las urnas, así por ejemplo hace seis años un 57% estaba seguro de asistir a las urnas, en cambio ahora sólo un 42% afirma que sí votará en 2012.
En suma, a nueve meses de las elecciones todavía hay un largo trecho de decisiones y acontecimientos que formarán la historia de estos comicios. Los números anteriores son la expresión de este momento, pero no se sabe cómo cambiarán, lo único de lo que podemos estar seguros es que, por lo pronto, el 2012 se desvanece en el aire...
Para fines prácticos y legales, dentro de tres días se inicia el proceso electoral de 2012. Ya sabemos que la sucesión presidencial, desde hace meses, ordena y jerarquiza prácticamente todos los movimientos y las decisiones de la clase política. El clima de desprestigio de la política y de los políticos no impide que poco a poco se vaya construyendo el evento en donde se elegirá al presidente, las dos cámaras del Congreso de la Unión, las autoridades del Distrito Federal y varias gubernaturas que tienen procesos concurrentes con los comicios federales. Así, desde el 7 octubre hasta el 1 de julio de 2012, día electoral, el país tendrá que atender a lo que digan y hagan los siete precandidatos y luego los tres candidatos que se disputarán la presidencia de la República. Mientras tanto, el país seguirá sumergido en la violencia y el mal gobierno panista continuará su declive. Sin embargo, a pesar de todo, las expectativas de cambio serán parte del imaginario ciudadano.
1) Las intenciones. Según algunas mediciones que circulan (Mitofsky de agosto y GEA-ISA de septiembre) nos muestran que si hoy fueran las elecciones los partidos tendrían números del siguiente tipo en las intenciones del voto: el PRI entre 38% y 39%, el PAN entre 19% y 21% y el PRD entre 12% y 14%. Estos números crecen para el tricolor cuando se pregunta sobre quién piensa que ganará a rangos que van entre 46% y 51%. Sin embargo, la política está lejos de ser una ciencia exacta. Así, por ejemplo, hace seis años un 36% pensaba que en 2006 ganaría el PRI, un 27% que ganaría el PRD y sólo el 18% que lo haría el PAN. Sucedió todo lo contrario.
2) Los candidatos. Peña Nieto aparece en estas mediciones y en otras más como el posible candidato más aprobado, tanto dentro como fuera de su partido; López Obrador se muestra como posible candidato con un alto voto negativo. En la izquierda la pelea entre AMLO y Ebrard se definirá por una metodología de encuestas, en donde el escenario más complicado sería un resultado poco claro, cercano al empate o dentro de los márgenes de error en los que se mueven las encuestas. En el panismo quedan tres, pero la opción de Vázquez Mota se muestra creciente, supuestamente ya llegó a empatar o a superar a Creel y la opción oficial, que representa Cordero, no muestra crecimiento.
3) Los escenarios. Una de las interrogantes que no se ha despejado todavía tiene que ver con las claves de esta sucesión. Desde el año 2000 se mostró una suerte de polarización que daba sentido al proceso, como en un referéndum: seguir con el PRI o ir a una alternancia; en 2006 se repitió, pero con la disyuntiva entre seguir con el PAN o ir hacia una opción de izquierda y en 2012 se abre la pregunta por el regreso del PRI. Lo menos probable es la continuidad panista y la opción intermedia es por la izquierda. Estas claves que se definirán una vez que haya candidatos y que avancen las campañas nos pueden llevar a que la elección tenga alguno de los siguientes posibles resultados: un proceso con un puntero y los otros dos en la pelea por el segundo lugar; un escenario de polarización, que puede tener como protagonistas al PRI con el PRD, si crece el desacuerdo con el gobierno panista, o una polarización entre el PRI y el PAN si la izquierda no logra tener una opción atractiva y dentro de un proceso de unidad. Hoy lo que menos se ve es un escenario de tres partes más o menos cercanas.
4) Los votantes independientes. Los ciudadanos que cambian su voto y eligen en función del candidato, de la situación económica o del problema más grave de acuerdo a su percepción y realidad serán fundamentales para definir 2012. Los independientes se dividen en varios segmentos, un 28% dice que no votará, el segundo grupo de 25% dice que votará por el PRI, un 12% por el PAN y sólo un 9% por el PRD. Tal vez la imagen positiva del PRI se puede deber a un rechazo al actual gobierno panista, combinado con el desprestigio de la izquierda. A Peña Nieto se le observa como una posibilidad, a pesar de representar un severo regreso al pasado, percepción que se ve agravada porque el panismo se quedó atorado y se alió a lo más viejo del pasado. Un 32% considera a los gobiernos panistas como peores que los priistas, un 42% los considera iguales y sólo un 24% dice que son mejores.
La crisis de la política ha alejado a los ciudadanos de las urnas, así por ejemplo hace seis años un 57% estaba seguro de asistir a las urnas, en cambio ahora sólo un 42% afirma que sí votará en 2012.
En suma, a nueve meses de las elecciones todavía hay un largo trecho de decisiones y acontecimientos que formarán la historia de estos comicios. Los números anteriores son la expresión de este momento, pero no se sabe cómo cambiarán, lo único de lo que podemos estar seguros es que, por lo pronto, el 2012 se desvanece en el aire...
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