El intercambio comercial entre China y Estados Unidos fue desfavorable para el país vecino del norte al registrar un déficit de 28,955 millones de dólares, una cifra jamás vista; este dato duro nos recuerda que está latente un potencial conflicto entre la nación más poderosa del mundo y la que ya se considera la segunda economía del planeta, mismo que podría escenificarse en las áreas comercial y monetaria.
Los efectos y consecuencias del desequilibrio comercial que tiene Estados Unidos con China puede desembocar en una guerra de divisas, similar a la que se escenificó a mediados del año pasado y hasta las primeras semanas de este 2011.
Varios factores contribuyen a que se siga enrareciendo el ambiente hostil entre ambos países en el aspecto comercial.
Por una parte, recientemente se discutió una ley en el Congreso estadounidense que pretende imponer aranceles adicionales y otras penalidades contra países con monedas subvaluadas; al parecer dicha ley está específicamente diseñada para China.
La iniciativa ya fue aprobada en el Senado, aunque falta el visto bueno de la Cámara de Representantes y pasar un procedimiento para que se convierta en ley.
No obstante, China parece responder de manera anticipada a estos esfuerzos de los legisladores estadounidenses, ya que el miércoles pasado anunció que estrecharía la banda de flotación del yuan, en un claro reto para la Unión Americana y respaldo inequívoco a la subvaluación del yuan.
Aunque la guerra aún no se declara, las señales que surgen de uno y otro bando parecen que son un round de sombra entre el dólar y el yuan, antes del inicio de las hostilidades.
Una guerra comercial entre ambas potencias sería la peor de las noticias para el planeta; sin embargo, el ajuste de las divisas no parece tener remedio en el mediano y largo plazos.
Existe un factor determinante: las economías en problemas como Estados Unidos, e incluso las que crecen como China, quieren centrar su crecimiento o recuperación en las máquinas exportadoras con las que cuentan, tener una divisa excesivamente fuerte no es aconsejable para dichos objetivos, entre más débil una divisa, es mejor en estos momentos para el dinamismo de las exportaciones, eso lo saben Estados Unidos y China.
El desequilibrio comercial es solamente un elemento más de los muchos que han llevado al mundo a su peor crisis en 80 años, lo peor es que las soluciones no son sencillas, pues en este mundo globalizado cualquier ajuste tiene efectos en cadena.
(Con información de Antonio Sandoval/El Financiero/MVC)
Los efectos y consecuencias del desequilibrio comercial que tiene Estados Unidos con China puede desembocar en una guerra de divisas, similar a la que se escenificó a mediados del año pasado y hasta las primeras semanas de este 2011.
Varios factores contribuyen a que se siga enrareciendo el ambiente hostil entre ambos países en el aspecto comercial.
Por una parte, recientemente se discutió una ley en el Congreso estadounidense que pretende imponer aranceles adicionales y otras penalidades contra países con monedas subvaluadas; al parecer dicha ley está específicamente diseñada para China.
La iniciativa ya fue aprobada en el Senado, aunque falta el visto bueno de la Cámara de Representantes y pasar un procedimiento para que se convierta en ley.
No obstante, China parece responder de manera anticipada a estos esfuerzos de los legisladores estadounidenses, ya que el miércoles pasado anunció que estrecharía la banda de flotación del yuan, en un claro reto para la Unión Americana y respaldo inequívoco a la subvaluación del yuan.
Aunque la guerra aún no se declara, las señales que surgen de uno y otro bando parecen que son un round de sombra entre el dólar y el yuan, antes del inicio de las hostilidades.
Una guerra comercial entre ambas potencias sería la peor de las noticias para el planeta; sin embargo, el ajuste de las divisas no parece tener remedio en el mediano y largo plazos.
Existe un factor determinante: las economías en problemas como Estados Unidos, e incluso las que crecen como China, quieren centrar su crecimiento o recuperación en las máquinas exportadoras con las que cuentan, tener una divisa excesivamente fuerte no es aconsejable para dichos objetivos, entre más débil una divisa, es mejor en estos momentos para el dinamismo de las exportaciones, eso lo saben Estados Unidos y China.
El desequilibrio comercial es solamente un elemento más de los muchos que han llevado al mundo a su peor crisis en 80 años, lo peor es que las soluciones no son sencillas, pues en este mundo globalizado cualquier ajuste tiene efectos en cadena.
(Con información de Antonio Sandoval/El Financiero/MVC)
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