domingo, 2 de septiembre de 2012

CONCLUYE EL BALANCE

Sara Sepchovich / El Universal
La semana pasada inicié el balance del sexenio calderonista. Sigo ahora. El empleo: según el INEGI, entre 2007 y 2010 se crearon poco más de un millón de empleos y en 2011 casi 600 mil y el propio presidente Calderón afirmó hace algunas semanas haber creado 2 millones de empleos y aseguró que su gobierno fue “el segundo periodo con mayor generación de empleo formal en la historia del país”. Sin embargo, en diferentes momentos del sexenio, estas afirmaciones fueron puestas en duda. El Banco de México sostuvo que las cifras de pérdidas de plazas “superan a las creadas por la actual administración en los dos años anteriores” y el IMSS “confesó que la cifra de creación de empleos está inflada en 660 mil plazas y el propio INEGI aseguró que en sólo tres meses desaparecieron 685 mil empleos en los sectores formales e informales”. Cifras recientes afirman que 30% de la población económicamente activa está en la economía informal y 10% en el subempleo.
La infraestructura: el Presidente presumió de haber emprendido “el programa carretero más grande de la historia”, asegurando que se habían construido o reparado 21 mil kilómetros de carreteras, pero una periodista escribió que “no sólo se ha construido la mitad de kilómetros que el sexenio pasado y hay enormes retrasos en las obras, sino que ello ha costado el doble de recursos”.
La salud: Calderón afirmó que su gobierno logró la cobertura universal, gracias a la creación del Seguro Popular y a que durante su gobierno se construyó la mayor cantidad de infraestructura jamás hecha por ninguna administración para este sector: mil 100 nuevos hospitales y 2 mil 300 remodelados. Sin embargo, los estudiosos dicen que las clínicas y hospitales acreditados en el papel para atender a los pacientes incorporados por ese sistema, en los hechos no tienen posibilidad de hacerlo “porque las personas que laboran y los espacios destinados a la consulta externa carecen de los más elementales equipos de diagnóstico e instrumental”.
También los ciudadanos lo piensan así. En una carta a un diario, alguien escribe: “Gracias a la presencia de funcionarios, se ha llevado a cabo la necesaria e inusual limpieza en la unidad e incluso, pensando por dónde pasarán, se han remodelado el área de gobierno y el auditorio ya olvidado, desatendidos por mucho tiempo. Los directivos consiguieron medicamentos prestados, incubadoras y baumanómetros, además de colocar apresuradamente cortinas para dividir el espacio entre pacientes en el área de hospitalización. Nada más pasó la revisión y todo desapareció”.
Por lo demás, el servicio en las clínicas y hospitales públicos es tan lento y tan poco amable (diga lo que diga la publicidad que lo presenta como agradable y expedito) y como de todos modos los enfermos no reciben los medicamentos recetados (porque desde hace años hay carencia de medicamentos en esas instituciones), un estudio demostró que los ciudadanos prefieren acudir a consultorios particulares y comprar sus medicinas.
Pemex: la empresa petrolera que fue el orgullo y la principal fuente de recursos de México, siguió agobiada por la corrupción, ordeñada por el fisco, sufriendo el robo cotidiano en sus ductos, sin inversión significativa. Y lo más grave, viendo la declinación de la productividad: “El problema más serio que enfrenta México es la caída de producción de petróleo”, escribió un estudioso y otro afirma que “las reservas probadas han seguido declinando a pesar del discurso oficial en el sentido de que todo va muy bien”.
De nuevo el espacio se ha terminado sin poder revisar todos los temas, de modo que voy a concluir hasta la próxima semana. Pero lo importante, igual que en el artículo anterior, es señalar la dificultad que existe para los ciudadanos de saber la verdad, porque las versiones de los hechos son muy diferentes y todos juran que la suya es la cierta.

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