Jaime Martínez Veloz / La Jornada
La disociación de la
política económica y la social ha producido un círculo vicioso, donde la
primera es productora de pobres y la segunda no se da abasto para
atenderlos.
En materia de política social, ningún esfuerzo tiene futuro si no se
encamina a modificar las tendencias actuales que asignan gran cantidad
de la riqueza a un pequeño porcentaje de la población, mientras la gran
mayoría de mexicanos enfrenta pobreza, desempleo, malos ingresos,
viviendas inadecuadas, insuficiente equipamiento urbano, bajos niveles
de educación y crecientes deficiencias en materia de salud y
alimentación.
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