Francisco Valdés Ugalde / El Universal
Los
discursos públicos se han llenado de resabios de filosofía moral. Ahora
más que antes se reconoce que la corrupción, la falta de transparencia,
la ausencia de rendición de cuentas y formas diversas de tolerancia
cómplice de prácticas inaceptables bajo la lupa de los mínimos valores
republicanos son de condenar.
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