DIEGO PETERSEN FARAH / EL SIGLO DE TORREÓN
En tres patadas
El discurso de
Felipe Calderón en la ONU sorprendió más por lo que pareció un cambio
de postura respecto a a las drogas que por la fuerza del mismo. Es
cierto que el presidente defendió la necesidad de combatir al crimen
organizado, más allá del tema de las drogas, pero abrió una puerta que
siempre había mantenido cerrada y alejada de cualquier discusión: la
legalización de las drogas. Lo hizo sin haber jamas mencionado el
término "legalización" sino todo tipo de eufemismos y retóricas.
El presidente de México habló en la ONU de "regular el mercado" y
"revisar la normativa internacional" que no es otra cosa que hacer leyes
para que se defina el nuevo límite de tolerancia a las drogas. Pero en
la frase más contundente se refirió directamente al consumo: "es el
momento, insisto, de explorar alternativas diferentes al propósito no
logrado de reducir el consumo". En síntesis: aceptemos que el consumo
sigue creciendo y ninguna política pública ha logrado frenar el avance
del consumo de drogas y que por lo tanto requerimos verlo como una
realidad que ha rebasado con mucho los marcos legales y más aún, la
capacidad de respuesta de los Estados.
El tráfico y distribución de las drogas generan violencia en dos
puntos. En el trasiego, que es donde se enfrentan a las diferentes
corporaciones del Estado, llámese Ejército, Marina, Policía Federal o
Ministerial, y en el contacto con el cliente, lo que los expertos en
logística llama la última milla. La violencia que más afecta a la
sociedad es esta última, no por que unos muertos sean más importantes
que otros, sino porque los que mueren por consumo caen en su barrio, al
lado de su gente, la mayoría de las veces por problemas de pago.
El mercado mundial de las drogas tenderá a estabilizarse. Estudios
tendenciales muestran que la marihuana es una droga que no ha dejado de
crecer un solo día en los últimos 50 años. Cada día tiene más adeptos y
terminará legalizándose. Caso contrario es el de la cocaína que, si bien
es la que más ganancias deja, es la de menos aceptación tiene y desde
hace varios años muestra una leve tendencia a la baja. Las
metanfetaminas y las drogas llamadas de diseño son estrictamente
generacionales y están un mercado pequeño (comparado con las otras dos),
pero estable. Por contrapartida las drogas que más crecen en su consumo
son las llamadas de farmacia, mezclas de medicinas de patente que
provocan efectos placenteros y daños colaterales. Entrarle desde ahora a
la regulación no sólo es adelantarse a lo inexorable sino sobre todo
salvar vidas, las vidas de quienes caen en la batalla, los que mueren en
la compraventa y los que se pierden en las drogas y el alcohol.
El presidente abrió la puerta de la regulación; nos toca a la sociedad quitarnos la venda de la hipocresía.
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