viernes, 28 de septiembre de 2012

MALA NOTICIA

Samuel García / 24 Horas El Diario sin Límites

La mayor parte de los indicadores de la actividad económica reportados al primer semestre hacen pensar que la economía sigue apuntando hacia un crecimiento entre 3.7% y 4% para el año. De acuerdo con las opiniones de los analistas económicos, predomina el optimismo como para alcanzar una tasa anual de crecimiento mayor que lo estimado hace apenas un par de meses atrás. Así lo muestra la encuesta de expectativas que realiza el Banco de México.
El optimismo para el año se reforzó con las cifras del Índice Global de Actividad Económica, IGAE, a julio pasado que ofrece una fotografía estadística bastante cercana de lo que será el comportamiento del PIB. Según el reporte de INEGI, el IGAE a julio creció 4.7% a tasa anual mientras que el incremento desestacionalizado mensual fue de 0.66%, corroborando la buena marcha de la economía mexicana en general, sobre todo, a contraluz de la recesión o franca caída europea, del rancio comportamiento económico estadunidense, y de la desaceleración vista en los últimos meses en algunas grandes economías emergentes como la brasileña, china o india.
En todo este panorama de optimismo ha sido el sector manufacturero de exportación uno de los principales motores del dinamismo económico junto a la construcción y a los servicios que ofrece el mercado interno. Pero ese motor ha comenzado a afectarse.
Los datos de exportaciones a agosto pasado ya muestran una clara desaceleración que, si bien aún es difícil prever su impacto hacia el resto del año, pareciera un punto de quiebre para el dinamismo mexicano en el segundo semestre por la atonía económica estadunidense.
Las exportaciones totales de agosto sólo crecieron 0.6% a tasa anual, muy por debajo de las expectativas, mientras que las exportaciones manufactureras no automotrices -que representan 71% del total de las exportaciones manufactureras y el 58% del total de exportaciones- cayeron 1.4% en términos anuales. Es decir, salvo el buen comportamiento que mantuvieron las exportaciones automotrices (+7.8% anual), el resto de las exportaciones, incluyendo las petroleras, mostró una tasa negativa.
Es evidente que la caída sistemática en las tasas de exportación que hemos visto en lo que va del año está fuertemente ligada al magro comportamiento del mercado interno estadunidense. Sin embargo, agosto es el primer mes en el que se registra una tasa negativa de crecimiento anual en las exportaciones no petroleras mexicanas a Estados Unidos y que presenta una caída apreciable en las exportaciones no automotrices (-3.7% a tasa anual) hacia el vecino del norte.
Estos datos se complementan con la fuerte caída de 13.2% en bienes durables a agosto que reportó ayer el Departamento de Comercio de Estados Unidos, la mayor caída desde enero de 2009 y que confirma la debilidad de la economía estadunidense. Lo preocupante para las exportaciones mexicanas es que los pedidos de automóviles en Estados Unidos se están debilitando rápidamente y ello tendría afectaciones en el sector manufacturero más dinámico de nuestra economía.
¿Cuánto afectará este dato las previsiones de crecimiento en México? Aún es prematuro responder porque habrá que analizar otras cifras que están por darse a conocer; pero es una mala noticia. Por eso ahora importan tanto las señales desde el gobierno de Obama y las respuestas de la Fed.

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