EFE, LISBOA / El PAÍS
El Gobierno luso acabó por ceder este sábado tras dos semanas sometido a una intensa presión social y
aceptó echar marcha atrás en su última propuesta de ajustes, dirigida a
aumentar la carga fiscal de los trabajadores y reducir la de las
empresas.
En un comunicado divulgado por la Jefatura del Estado, el Ejecutivo
luso del primer ministro Pedro Passos Coelho admite "estar disponible
para, en el marco de la concertación social, estudiar alternativas" a
esta medida, fuertemente criticada por patronal, sindicatos, oposición y
grupos civiles.
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