Las protestas en Grecia y España demuestran que no
puede haber acuerdo
Si Alemania quiere salvar el
euro, debería dejar actuar al BCE sin exigir más sufrimiento inútil
Un informe del FMI defiende que
los recortes del gasto en plena recesión reducen la confianza de los
inversores
Paul Krugman / El País
Adiós a
la complacencia. Hace tan solo unos días, la creencia popular era que Europa
finalmente tenía la situación bajo control. El Banco Central Europeo (BCE), al
comprometerse a comprar los bonos de los Gobiernos con problemas en caso
necesario, había calmado los mercados. Todo lo que los países deudores tenían que
hacer, se decía, era aceptar una austeridad mayor y más intensa —la condición
para los préstamos de los bancos centrales— y todo iría bien.
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