lunes, 15 de noviembre de 2010

¡EL PROBLEMA ES EL DESEMPLEO!

La recesión que inició a finales de 2007 detonó el conflicto.
Jesús Alberto Cano Vélez / Excelsior
¡La noticia que nos llega de Seúl es que la importante reunión del G-20 se estancó por la falta de acuerdos de relevancia entre los líderes de las principales economías del mundo!
El presidente Felipe Calderón estuvo ahí, al igual que el norteamericano Barak Obama y sus homólogos de los otros 18 países miembros del G-20.
El problema es que la grave recesión, que inició a finales de 2007, dejó una estela de desempleo en los países, especialmente en los desarrollados y en México y, ahora más que nunca, nuestra deseada recuperación, se aleja.
Por tanto, sus efectos salvadores surtirán efecto sólo hasta el mediano plazo (después de varios años) y no podemos esperar que México salga del desempleo actual, ni de la pobreza de 50 por ciento de su población, con las políticas que anunció recientemente el Secretario de Hacienda Cordero, ya que su tablita de salvación -Estados Unidos- estará en crisis por varios años más.
¿Qué implicaciones tiene esto para México?
Para empezar, el efecto benéfico de una recuperación económica tangible en nuestro vecino del Norte, no se dará y por tanto tampoco se dará el nivel que necesitamos de exportaciones a los Estados Unidos de Norteamérica, como venia ocurriendo hasta antes de la crisis.
De ahí que los sectores exportadores industriales mexicanos, como el automovilista, dejarán de producir las cantidades acostumbradas y, consecuentemente un mayor desempleo está a la vuelta de la esquina para México.
Por otra parte, nuestra válvula social de escape, de exportar trabajadores migratorios a los Estados Unidos, se complica aún más.
Los síntomas los estamos viendo en la frontera cada día.
Nuestra relación se hace más conflictiva porque los norteamericanos están queriendo esos puestos de trabajo para sus ciudadanos.
Ese dicho del ex presidente Vicente Fox de que "lo que hacen los mexicanos, ni los negros americanos lo quieren hacer" ya no es el caso.
Luego, tampoco debemos ser ya receptores de tanta inversión extranjera, que constituye inversión financiera de corto plazo, que no es sino capital golondrino, que México está atrayendo con altas tasas de interés que casi constituyen tasas en dólares, por el manejo del tipo de cambio del Banco de México que prácticamente constituye una garantía cambiaria; y luego, el propio banco central esteriliza esos fondos para que en vez de gastarse duerman en las crecientes reservas internacionales del país.
En este tema lo que debemos hacer es bajar la tasa de interés en la economía para inducir inversión y mejorar el crecimiento en la economía.
El único acuerdo de Seúl fue que los países dejaran de llevar al cabo devaluaciones competitivas y que se propiciara mayor estabilidad en ese campo.
Pero el problema es que hay graves discrepancias entre los Estados Unidos, por un lado, y China y Alemania por el otro, porque según la percepción de los Estados Unidos, el yuan y el marco están subvaluados lo que genera subsidios a las exportaciones de estos países y a masivos déficits de balanza de pagos para Estados Unidos.
En este campo México también tiene un serio problema.
Por razones difíciles de entender, el peso mexicano ha ganado mucho en valor -es decir es muy caro en términos de otras monedas- y parecería ser que está sobrevaluado, favoreciendo las importaciones mexicanas y penalizando las exportaciones.
Esto ha tenido un efecto muy grave para la planta productiva nacional, que no puede competir con las importaciones, dado que el dólar está barato.
¿Qué hacer entonces?
Evidentemente hay que hacer un alto en el camino y repensar cómo reactivar la economía de manera que genere empleos en México.
Esa debería ser una política de Estado, en la que participen las fuerzas políticas del país, para que también aporten a las soluciones y se hagan corresponsables de los resultados.
En el Colegio Nacional de Economistas hemos venido sosteniendo que el país requiere la creación de un Consejo Asesor Económico, integrado por los más reconocidos pensadores y especialistas en el tema, para que asesore al Presidente de la República en estas lides.
La pluralidad ideológica y política de de nuestra nación no debe permitir que temas tan importantes para la salud económica de México sean monopolio de un solo grupo.
Hay una división ideológica muy marcada en el país, y los resultados de las recientes elecciones así lo ratifican.
Por ello, no es aceptable que un segmento, por el mero hecho de ostentar el poder, decida por el resto.
*Presidente de el Colegio Nacional de Economistas

No hay comentarios:

Publicar un comentario