lunes, 29 de noviembre de 2010

EL PAN AMARGO DE DIEGO

Cuenta atrás
Antonio Navalón / El Universal
En México sólo ha habido un partido con actuación y vocación de único. Hubo un testimonio, el de 1939, cuando Gómez Morín creó el Partido Acción Nacional, pero partido, lo que se dice partido, sólo el Partido Revolucionario Institucional.
Aquello que definió el premio Nobel, Mario Vargas Llosa, como “la dictadura perfecta del PRI”, hizo en gran parte a este Estado. De esa “Ley de Herodes” en la que se convirtió el régimen priísta pasamos a la espiral loca del estado fallido panista.
Los tres partidos políticos con mayor poder cambiarán su dirigencia en los próximos meses, por ello es importante traer a colación el papel que juegan y su utilidad en la actual realidad mexicana.
El PAN, que renovará a su presidente el próximo fin de semana, no sólo aprendió, como dicen historiadores reconocidos como Soledad Loaeza, los defectos de la carne o del poder. Cuando llegó el PAN a la presidencia supo que los partidos sólo están, no para nutrir, canalizar, crear o descubrir lo que la sociedad quiere, sino para ser un instrumento al servicio del poder máximo.
Ahora es fácil observar que lo único que de verdad cambió el 2 de julio del año 2000 fue que hicimos un sacrificio ritual al matar al padre y que el presidente que es, a fin de cuentas, la figura troncal de nuestro ordenamiento político, fue pasado por las urnas a favor de una alternancia política que después se encargó de ejecutar la hilarante actuación política de Vicente Fox Quesada.
Por eso resulta fundamental que el partido que se dice la reserva espiritual del México no revolucionario, el no corrupto, ni contaminado, conteste: ¿para qué eligen a su nuevo presidente? ¿Es para que sirva como una alternativa democrática o para que permita que el partido acabe de una vez con todo en medio de esa ensoñación del desconcierto y la ignorancia que son siempre los dos últimos años de un sexenio? ¿Erradicarán la cultura de la línea, guardarán silencio cuando se los ordenen?
¿Qué aprendió el PAN en el poder? ¿Cómo es su relación con los suyos y con sus propios valores? ¿Qué puede aportar el PAN de Fox y de Calderón al siglo XXI? ¿Si son el partido en el gobierno, qué están dispuestos a hacer los próximos 100 años? ¿Le quieren servir a México o sólo a ustedes mismos?
Por eso, si todos los mexicanos matamos al “padre” PRI el 2 de julio de 2000, ahora el PAN debe ser capaz de vivir huérfano y eso exige recuperar la capacidad crítica hasta para su propio gobierno y un presidente en guerra. ¿Serán capaces de hacerlo?
P.D. El secuestro de Diego sigue siendo como desde el principio, un tema en el que el Estado se retira y desaparece toda la información que puede terminar convirtiéndolo en una mascarada trágica. A estas alturas hay que decirle a la familia y al Estado, aunque no quiera existir, que nos deben información exacta y puntual. Alguien está jugando con nosotros al gato y al ratón…

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