Jesús Alberto Cano Vélez (*) / Excelsior
Cuando se renovó la dirigencia del Colegio Nacional de Economistas, CNE, en Abril pasado, la nueva mesa directiva decidimos convocar a un gran debate incluyente, plural y participativo, que nos llevara a revitalizar el Proyecto Nacional de Desarrollo. Apreciábamos que eran momentos cruciales en la vida nacional, con graves problemas económicos, sociales y políticos; y en un contexto de malestar social e instituciones desgastadas.
Decíamos en el artículo del lunes pasado que hemos ido en picada el último cuarto de Siglo, en materia económica y social.
De 1935 a 1985 México vivió una etapa de mucho éxito en su desarrollo económico: medio siglo de crecimientos anuales en el ingreso nacional, de 6.5% en promedio; pero luego siguieron 15 años, entre 1985 y 2000, de crecimientos anuales menores, de 2.5%, para desplomarnos aún más, a 1.5% anual promedio, en la primera década del nuevo Siglo.
Ese contexto afectó a la sociedad mexicana con graves problemas de diversa índole, como desempleo creciente, mayor pobreza, y una juventud a la que poco se le estaba ofreciendo, en materia de educación y empleo, complicándose aún más con la recesión económica mundial que nos golpeó a partir de 2007.
Por ello, el Colegio Nacional de Economistas integró a un grupo de asociados en toda la República --con amplias credenciales en la academia, el servicio público y en el ámbito social y privado-- para una Comisión Especial del Proyecto Nacional, con la misión de diseñar una nueva agenda política “Hacia un Nuevo Proyecto Nacional de Desarrollo”, para un México seguro, sin pobreza y con menor desigualdad”.
Ese ambicioso proyecto requiere de un esfuerzo global, perseverante e integral contra la inseguridad, así como para propiciar una serie de reformas que nos lleven a crecer aceleradamente.
Para ello requerimos una reforma de la Política Social para la Equidad, y de una Política Económica para el Crecimiento. Estas implican mejorar las Haciendas Públicas --federal, estatales y municipales-- un programa de infraestructura para el desarrollo; una nueva política industrial y otra Política para el Campo, entre las principales.
Este Nuevo Proyecto Nacional que proponemos, implica una visión compartida del México que queremos lograr en un futuro cercano –no menos de 10 ni más de 20 años-- y de una estrategia para hacer realidad dicha visión.
La Constitución en sus Artículos 25, 26, y 28 da los instrumentos para la planeación democrática y determinar regulaciones de carácter económicas por parte del Estado. Es decir: Debemos tener programas con metas y establecer regulaciones en diversas áreas de la actividad económica para tener un rumbo claro y no estar, como ahora, sin brújula y sin la aplicación de políticas públicas. La lección es que el Gobierno puede ser un buen aliado de la sociedad en este proceso. Todos los demás países siguen esquemas, en los que México fue muy exitoso en su aplicación, en los años de su alto crecimiento.
Lo que sí no debemos tolerar es la crisis de pobreza y desempleo que hoy nos flagela. Los niveles de pobreza y desigualdad a los que hemos llegado ponen en riesgo nuestro sistema de libertades y democracia.
Luego también el Estado mexicano ha perdido capacidad frente a los problemas actuales, como la inseguridad y la delincuencia organizada; para garantizar el estado de derecho; y por otro lado, una hacienda pública con excesivo gasto corriente, incapaz de cumplir su función esencial, de financiar los gastos públicos prioritarios que requieren los 112 millones de mexicanos.
Necesitamos una economía dinámica; una economía redistributiva; una economía competitiva; una economía innovadora y un Estado eficaz.
Estamos iniciando hoy los Foros Regionales para debatir y ampliar estas propuestas. El primero --de diez-- es en el Noroeste, sede Hermosillo, donde participarán los asociados de los Colegios de Economistas de los estados de Baja California, Baja California Sur, Nayarit, Sinaloa y Sonora.
Serán buenas y productivas estas deliberaciones y la meta es tener concluida, para mediados del año que entra, una propuesta para “Un Nuevo Proyecto Nacional de Desarrollo”.
(*) Presidente Nacional del Colegio Nacional de Economistas
Cuando se renovó la dirigencia del Colegio Nacional de Economistas, CNE, en Abril pasado, la nueva mesa directiva decidimos convocar a un gran debate incluyente, plural y participativo, que nos llevara a revitalizar el Proyecto Nacional de Desarrollo. Apreciábamos que eran momentos cruciales en la vida nacional, con graves problemas económicos, sociales y políticos; y en un contexto de malestar social e instituciones desgastadas.
Decíamos en el artículo del lunes pasado que hemos ido en picada el último cuarto de Siglo, en materia económica y social.
De 1935 a 1985 México vivió una etapa de mucho éxito en su desarrollo económico: medio siglo de crecimientos anuales en el ingreso nacional, de 6.5% en promedio; pero luego siguieron 15 años, entre 1985 y 2000, de crecimientos anuales menores, de 2.5%, para desplomarnos aún más, a 1.5% anual promedio, en la primera década del nuevo Siglo.
Ese contexto afectó a la sociedad mexicana con graves problemas de diversa índole, como desempleo creciente, mayor pobreza, y una juventud a la que poco se le estaba ofreciendo, en materia de educación y empleo, complicándose aún más con la recesión económica mundial que nos golpeó a partir de 2007.
Por ello, el Colegio Nacional de Economistas integró a un grupo de asociados en toda la República --con amplias credenciales en la academia, el servicio público y en el ámbito social y privado-- para una Comisión Especial del Proyecto Nacional, con la misión de diseñar una nueva agenda política “Hacia un Nuevo Proyecto Nacional de Desarrollo”, para un México seguro, sin pobreza y con menor desigualdad”.
Ese ambicioso proyecto requiere de un esfuerzo global, perseverante e integral contra la inseguridad, así como para propiciar una serie de reformas que nos lleven a crecer aceleradamente.
Para ello requerimos una reforma de la Política Social para la Equidad, y de una Política Económica para el Crecimiento. Estas implican mejorar las Haciendas Públicas --federal, estatales y municipales-- un programa de infraestructura para el desarrollo; una nueva política industrial y otra Política para el Campo, entre las principales.
Este Nuevo Proyecto Nacional que proponemos, implica una visión compartida del México que queremos lograr en un futuro cercano –no menos de 10 ni más de 20 años-- y de una estrategia para hacer realidad dicha visión.
La Constitución en sus Artículos 25, 26, y 28 da los instrumentos para la planeación democrática y determinar regulaciones de carácter económicas por parte del Estado. Es decir: Debemos tener programas con metas y establecer regulaciones en diversas áreas de la actividad económica para tener un rumbo claro y no estar, como ahora, sin brújula y sin la aplicación de políticas públicas. La lección es que el Gobierno puede ser un buen aliado de la sociedad en este proceso. Todos los demás países siguen esquemas, en los que México fue muy exitoso en su aplicación, en los años de su alto crecimiento.
Lo que sí no debemos tolerar es la crisis de pobreza y desempleo que hoy nos flagela. Los niveles de pobreza y desigualdad a los que hemos llegado ponen en riesgo nuestro sistema de libertades y democracia.
Luego también el Estado mexicano ha perdido capacidad frente a los problemas actuales, como la inseguridad y la delincuencia organizada; para garantizar el estado de derecho; y por otro lado, una hacienda pública con excesivo gasto corriente, incapaz de cumplir su función esencial, de financiar los gastos públicos prioritarios que requieren los 112 millones de mexicanos.
Necesitamos una economía dinámica; una economía redistributiva; una economía competitiva; una economía innovadora y un Estado eficaz.
Estamos iniciando hoy los Foros Regionales para debatir y ampliar estas propuestas. El primero --de diez-- es en el Noroeste, sede Hermosillo, donde participarán los asociados de los Colegios de Economistas de los estados de Baja California, Baja California Sur, Nayarit, Sinaloa y Sonora.
Serán buenas y productivas estas deliberaciones y la meta es tener concluida, para mediados del año que entra, una propuesta para “Un Nuevo Proyecto Nacional de Desarrollo”.
(*) Presidente Nacional del Colegio Nacional de Economistas
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