viernes, 5 de noviembre de 2010

PERDIMOS TODOS

Jorge Montaño / El Universal
Los votantes decisivos en la elección estadounidense fueron la frustración por la magra recuperación económica y la angustia del sueño americano que parece una realidad irreversiblemente perdida. La esperanza que hace dos años generó el primer presidente afroamericano, para resolver ocho años de errores republicanos, devino en el discurso de odio del “Tea Party”, fenómeno legendario en ese país, alimentado por la derecha más conservadora.
En la euforia de una solución a la crisis económica mundial se otorgó a Obama el Nobel de la Paz, sin que hubiera resuelto ningún conflicto bélico. Parecía que la academia premiaba su programa de rescate, sobre el que se tienen dudas profundas. La solución no radica en responsabilizar a la Casa Blanca, sino en que cada país adopte medidas para evitar daños mayores. Los fundadores del sistema político estadounidense concibieron mecanismos de revisión con espacios muy reducidos, pero con ajustes de cuentas drásticos. Se puede decir que quizás el Nobel fue inmerecido, como son los epitafios de un gobierno que no ha concluido.
En 1994, el Contrato con América, antecesor del “Tea Party”, postulaba el mismo programa que permitió quitarle el control de ambas cámaras al presidente Clinton. Las premisas fueron similares: tasas altas de desempleo, gasto federal descontrolado y déficit creciente. Ahora se agregó la crítica al programa de salud para los más desfavorecidos, quienes no reconocen este esfuerzo. Su prioridad es el empleo que no han logrado recuperar.
Estos acomodos en la entraña política de los vecinos nos deben alertar sobre sus impactos en la relación bilateral. Debemos esperar una cerrazón inevitable en la atención de asuntos internacionales, como resultado de un ensimismamiento ideológico que impedirá una reforma migratoria, obstaculizará apoyos a la Iniciativa Mérida y a proyectos transfronterizos o regionales. Hace 15 años, fuerzas políticas similares a las que llegarán al Capitolio en enero, rechazaron el préstamo para México. El mensaje fue contundente. El electorado ordenó considerar únicamente propuestas de interés local, obligando a Clinton a utilizar fondos discrecionales, agregándoles recursos provenientes del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. El extremismo impidió la aprobación del presupuesto, paralizando el servicio postal, parques nacionales y oficinas públicas. Esa fue su interpretación del voto, revertida por el prudente inmovilismo presidencial.
En semanas, la batalla se reducirá en agrios debates parlamentarios, exigiendo la congelación del programa de salud que convertirán en el ícono de la venganza. Es previsible que retrasen medidas de recuperación económica, entorpeciendo resultados en el mediano plazo. Al menos en el primer semestre, es inevitable una embestida demagógica con costos políticos. La incursión conservadora del 95 fracasó por la recuperación económica, que desfondó el discurso doctrinario, que nunca mostró resultados tangibles. Clinton se reeligió a pesar de que Bob Dole se amparó en el legado de Reagan. El índice de consumo subió a niveles históricos, favoreciendo a los demócratas y liquidando por ineficiente el Contrato con América.
La decisión real será en 2012, cuando quienes se abstuvieron, cuidando su condición de independientes, decidan si las “monstruosidades” atribuidas a Obama son reales y entonces sí cabe exigirle que devuelva el país el afroamericano, cuyo lugar de nacimiento es más difícil de ubicar que el de Jesucristo, como afirma la ex gobernadora de Alaska, ideóloga de moda de la corriente conservadora.
El resto del mundo, en especial los vecinos, padecerán aislamiento con retórica agresiva que incluso dañará a republicanos moderados. La cooperación en cambio climático, energías renovables, desarme, pobreza extrema y crimen organizado deben esperar a que se diluya la novedad de los radicales, cuya aportación real fue la derrota de los legalizadores californianos, que lograron crear ilusiones infundadas en nuestro país.
Internacionalista

No hay comentarios:

Publicar un comentario