Mario Maldonado - Sonora Presente
El retorno de Hernán Bermúdez Requena volvió a colocar a Adán Augusto López en el centro de la tormenta. El senador de Morena insiste en que no tiene miedo ni registro de investigaciones en su contra en México o Estados Unidos, pero la expulsión paraguaya de su antiguo colaborador y la advertencia de la presidenta Claudia Sheinbaum de que irán “a fondo” en los casos de corrupción y de relaciones con el crimen organizado nublan su panorama.
“No tengo miedo. Cuantas veces me soliciten comparecer, lo haré. Con fuero o sin fuero, estoy en total disposición”, les dijo ayer a los reporteros en el Senado. Con estas frases, el tabasqueño buscó transmitir tranquilidad frente a las acusaciones. Pero lo que intenta sonar como firmeza puede también leerse como un recurso defensivo en un momento en que la política y la justicia parecen cruzarse en su contra.
La inminente llegada de Hernán Bermúdez a la Ciudad de México es un recordatorio. El exsecretario de Seguridad de Tabasco fue detenido en Paraguay y será entregado a las autoridades mexicanas, con un cúmulo de expedientes que apuntan a sus nexos con el grupo delictivo conocido de La Barredora. La narrativa de Adán Augusto, que nunca recibió informes ni advertencias cuando fue gobernador ni como secretario de Gobernación, se antoja insuficiente frente a la expectativa de que Bermúdez coopere con la Fiscalía General de la República.
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