Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
El exsecretario de Marina, Rafael Ojeda Durán, es lo que bien podría llamarse un converso político. Porque cuando fue anunciado como titular de la Armada de México, el 22 de octubre de 2018, por el entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador, el almirante, que tenía una larga y brillante trayectoria, era un marino cuya única lealtad era a la institución naval que lo había formado y en la que creció hasta alcanzar el máximo cargo al que puede aspirar un miembro de la Marina. Pero seis años después, cuando concluyó su encargo, Ojeda Durán ya actuaba más como un fanático convencido de la "cuarta transformación" y su lealtad, por encima de la fuerza naval, se volvió política, no sólo hacia la figura del titular del Ejecutivo que lo nombró secretario, sino a las ideas y postulados políticos del obradorismo.
Podría decirse que en su "transformación" y conversión política, el almirante, que hoy se encuentra en el ojo del huracán tras destaparse la red de corrupción que operó en la institución durante su mandato, con sus sobrinos, los hermanos Farías Laguna, como cabezas de una organización dedicada a la importación ilegal de huachicol fiscal y de contrabando de todo tipo, incluidas drogas y armas, en las aduanas marítimas del país, terminó actuando más movido por sus nuevas convicciones ideológicas y políticas, que por los principios de "honor, deber, lealtad y patriotismo" que le inculcaron en las Fuerzas Armadas y de los cuales claramente la Marina se apartó durante su gestión como secretario.
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