Carlos Loret de Mola - Expreso
Nadie había logrado documentar con tanta contundencia los vínculos del gobierno de López Obrador con el crimen organizado como lo ha hecho la administración de la presidenta Sheinbaum.
Se había logrado acreditar la corrupción en el sexenio de AMLO: Segalmex, sus hermanos Pío y Martín grabados recibiendo dinero en sobres amarillos, la riqueza inexplicable de sus tres hijos (La Casa Gris de su hijo José Ramón, los negocios de los amigos de Andy y Bobby), el carrusel en video de depósitos de cash en sucursales bancarias de su secretario particular Alejandro Esquer, entre muchos otros integrantes de su círculo íntimo.
Pero el señalamiento de narcopresidente AMLO había estado fundamentado en dichos de narcotraficantes que aseguraban haber financiado sus actividades políticas: un par de testigos protegidos citados de reportajes de Tim Golden en ProPublica, un capo que declaró en el juicio de García Luna en Nueva York y la entrevista a un líder criminal estatal. Eso, más algunas figuras morenistas que se quedaron sin visa americana, el saludo a la mamá del "Chapo", la liberación de Ovidio, los triunfos de Morena en el corredor del narco en 2021 y el "abrazos no balazos" como slogan del pacto.
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