Mario Maldonado - Sonora Presente
Crecen los escándalos alrededor de Adán Augusto López, quien cada vez es más tóxico para el gobierno de Claudia Sheinbaum y más insostenible como líder de Morena en el Senado. La presidenta, que ya ha empezado a medir los negativos que le representa mantenerlo como coordinador, tendrá que tomar una decisión pronto: si asume parte de ese enorme costo político o si le pide que se aparte del cargo y que salga del país. Luego intentará concederle una embajada, lo que también tendría un costo, por el mensaje de impunidad que se mandaría.
Lo que comenzó como un escándalo local por la detención de Hernán Bermúdez Requena, su secretario de Seguridad en Tabasco, terminó escalando a las más altas esferas del poder y de la inteligencia nacional. La narrativa de que López Hernández ignoraba las andanzas de su colaborador se ha desmoronado. Las investigaciones apuntan a que Adán sí sabía.
El caso se remonta a finales de 2022, cuando el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), al mando del general Audomaro Martínez Zapata —tabasqueño y cercano a López Obrador—, abrió una carpeta sobre Bermúdez por presuntos vínculos con la delincuencia organizada. La investigación se canalizó a través del Centro Nacional de Fusión de Inteligencia (CENFI) y de sus brazos regionales, donde confluyen información y operativos de Sedena, Marina, Guardia Nacional y la FGR.
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