- Como ciudadanos, su preocupación es legítima: de la calidad de nuestras reglas dependerá no sólo la salud de sus negocios, sino la vitalidad de nuestra democracia y el bienestar de millones de familias.
Coordenadas
Enrique Quintana - El Financiero
Hace pocos días me reuní con un grupo de empresarios para discutir sobre el futuro del país, desde sus condicionantes económicas hasta las políticas y sociales.
No sorprendió que el foco principal de las preocupaciones fuera la política: allí se juega, para bien o para mal, la estabilidad de los otros ámbitos.
En lo social, aun con rezagos serios —educación, salud— se percibe un optimismo nuevo en el frente más urgente: la seguridad.
Cada vez escucho con más frecuencia la celebración de un giro relevante en la política de seguridad. Aunque la narrativa oficial insiste en atender “las causas”, domina la sensación de que hubo un viraje de 180 grados en el combate a los grupos criminales.
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