domingo, 28 de septiembre de 2025

Adán expulsado del paraíso

  • En Morena piensan que el método Peje les funciona a todos, pero no es así; es una marca personal, un sello propio

Adán Augusto López, durante una conferencia de prensa. (Cuartoscuro)

Juan Ignacio Zavala - El País

Todos los sabemos, creyentes o no: por comer del árbol del mal, Adán fue expulsado del paraíso. No siempre, pero hay nombres que traen su propia historia. Hay nombres que son destino, otros que son broma cruel, algunos pesan, otros marcan. Adán Augusto tiene un poco de todo.

El todavía líder de Morena en el Senado pasó de ser un político hábil y discreto en el sexenio de López Obrador a ser un huracán de problemas envueltos en dinero y criminalidad; de ser el hombre de las confianzas del expresidente, a ser la marca negra de la presidenta.

No ha comenzado el juicio contra Hernán Bermúdez, quien fuera su responsable de seguridad, y ya las sospechas circulan alrededor del jefe de los senadores morenistas. Como si se tratara de un señalamiento sobre sus corbatas o algo baladí, el senador se pasea ufano, mostrando una sorprendente capacidad para el cinismo y la prepotencia, características que siempre se han servido del tazón de la impunidad. Como si fuera poco, la revelación periodística de sus ingresos y declaración fiscal nada más no cuadran y hay pruebas de que hay pagos de proveedores de Gobierno. En un año más de setenta millones de pesos. Ante el escándalo, Adán Augusto recurrió a otra de sus facetas: la de protomacho. A él nada le hacen, nada le pasa, todo se le resbala, porque él puede contra todo y contra todos. Él no da la cara, golpea la de los demás.

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