- En días en que la educación financiera vuelve al centro de la conversación pública, vale la pena detenernos a pensar no sólo en cuánto debemos, sino en cómo aprendemos a endeudarnos.
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Valeria Vázquez Garza - Dinero en Imagen
En días en que la educación financiera vuelve al centro de la conversación pública, vale la pena detenernos a pensar no sólo en cuánto debemos, sino en cómo aprendemos a endeudarnos.
El crédito puede ser una herramienta poderosa o una trampa silenciosa. En México, millones de personas lo utilizan para pagar emergencias, mantener un negocio o financiar metas personales. Pero para muchos, el acceso al crédito termina siendo un alivio momentáneo que se transforma en una pesada carga.
De acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, uno de cada cinco usuarios de crédito se atrasa de manera recurrente. No se trata de falta de voluntad, sino de una vulnerabilidad estructural: ingresos inestables, poca educación financiera y ausencia de redes de protección. Detrás de cada atraso hay una historia de improvisación, y detrás de esa improvisación, un vacío de información.
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