Gerado Esquivel - Milenio
Se puede diferir en varias cosas con la presidenta Claudia Sheinbaum; sin embargo, creo que nadie cuestionaría la dedicación, la disciplina y la seriedad con las que realiza su trabajo. Tiene reuniones de gabinete desde temprano, todos los días ofrece una conferencia de prensa, trabaja de sol a sol y sale de gira de trabajo los fines de semana. No se distrae de sus tareas y no ha dado pie a ningún tipo de escándalo de tipo personal o familiar.
Lamentablemente, el ejemplo de la Presidenta no cunde entre todos sus colaboradores o sus compañeros de movimiento. Por el contrario, cada vez son más los personajes que parecen empeñados en dar la nota del día. Un pequeño escándalo de uno sustituye rápidamente al del día anterior. Varios de sus compañeros se mueven sin dificultades entre la frivolidad, la indisciplina o la irresponsabilidad.
No le ayuda a la Presidenta tener como diputado de su partido a alguien como Cuauhtémoc Blanco. El ex futbolista, quien ha sido condenado por violencia política de género y acusado de abuso sexual por un familiar suyo, sigue encumbrado en la indisciplina e intenta pasar lista y votar leyes mientras juega pádel.
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