Mario Maldonado - Sonora Presente
A 224 días de que el país se convierta en el centro de atención global como sede inaugural de la Copa del Mundo 2026, lo que debería ser una fiesta y una planeación casi perfecta se está transformando en un coctel de riesgos. La Ciudad de México, el corazón económico y logístico del evento internacional, es la más expuesta a un desastre operativo.
El más reciente golpe vino esta semana desde Estados Unidos. El Departamento de Transporte (DOT) anunció la revocación de 13 rutas aéreas que conectaban a aerolíneas mexicanas como Aeroméxico, Volaris y Viva Aerobus con ciudades estadounidenses. La medida también congela la expansión de nuevos vuelos hacia Estados Unidos desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y limita al saturado Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
El DOT acusa a México de incurrir en medidas anticompetitivas al reordenar el espacio aéreo, obligar el traslado de operaciones de carga y tomar decisiones unilaterales en la reasignación de slots en el aeropuerto capitalino. El secretario de Transporte estadounidense, Sean P. Duffy, lo dijo sin cortapisas: “Hasta que México deje los juegos y honre sus compromisos, seguiremos haciéndolo responsable”.
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