- La presidenta condensa categóricamente su relación con López Obrador en una frase del libro: “Él es el origen. Nosotros, la continuidad
Jorge Zepeda Patterson - El País
Para Andrés Manuel López Obrador fue una larga gira de despedida, para Claudia Sheinbaum, en su calidad de presidenta electa, una forma de presentación en sociedad. Del 14 de junio al 27 de septiembre del año pasado, los últimos 16 fines de semana del sexenio, mandatario entrante y saliente compartieron más de 500 horas juntos. Una experiencia inédita en la historia del país en materia de transiciones. Solo por esta razón habría valido la pena el libro que Sheinbaum ha presentado estos días: Diario de una Transición Histórica (Planeta). Sin embargo, la lectura de sus 220 páginas y la imagen de 38 fotografías arrojan mucho más que eso.
Vayamos a lo más obvio, aunque no poco significativo. La gira en conjunto fue una especie de tutorial para ser presidenta, como lo señalé en un artículo en su momento. Claudia Sheinbaum había tenido 15 años de experiencia como servidora pública del más alto nivel en la capital, pero había experimentado poca exposición a la trama política y social de tantos y tan variados rincones de una compleja geografía como la nuestra. Lo opuesto a López Obrador. No hay ciudad grande, mediana o pequeña en la que no haya pernoctado o camino secundario que no conozca. Un mapa de riesgo del campo minado que siempre ha sido México. Los recorridos se convirtieron, al mejor estilo aristotélico, en el método peripatético para la transmisión de estos conocimientos.
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