Samuel García - El Sol de México
México está por abrir una nueva frontera con la firma del Acuerdo Global Modernizado con la Unión Europea, prevista para febrero. No solo es un tratado comercial, es mucho más que eso, y en un mundo de bloques enfrentados, este pacto con Europa puede definir el rumbo del país.
Detrás de la tecnocracia comercial hay una estrategia de fondo. México depende en más del 80% de sus exportaciones de un solo mercado: Estados Unidos. Esa concentración convierte cualquier disputa política, renegociación o cierre fronterizo en una amenaza inmediata. Por eso, el acuerdo con Europa es más que una actualización: es un intento deliberado de mirar hacia el este y diversificar su destino económico.
El Acuerdo abarca capítulos de inversión, comercio digital, facilitación comercial, acceso agrícola, homologación regulatoria, eliminación de aranceles, inclusión de pymes y transparencia. En cifras concretas, 86% de los bienes agropecuarios mexicanos quedarán libres de aranceles de inmediato y otro 10% se desgravará en los próximos siete años. A cambio, México eliminará casi todos los aranceles a las importaciones europeas y reducirá barreras técnicas al comercio.
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