Mario Maldonado - Sonora Presente
El caso Samsung se ha convertido en el nuevo símbolo del desencuentro entre el gobierno y las grandes corporaciones manufactureras del país. La filial mexicana de la multinacional surcoreana enfrenta un litigio con el Servicio de Administración Tributaria (SAT) por una presunta doble tributación derivada del programa IMMEX, bajo el cual las empresas importan temporalmente insumos para fabricar productos destinados a la exportación. El SAT argumenta que Samsung y otras compañías aplicaron indebidamente créditos fiscales en operaciones virtuales tipo V5, lo que habría provocado una duplicidad en el cobro del IVA. El monto en disputa supera los 300 mil millones de pesos y la empresa ha solicitado diálogo directo con el gobierno federal para alcanzar una solución.
Junto con Samsung está toda la arquitectura del modelo exportador mexicano. Cientos de empresas operan bajo el esquema IMMEX, y aunque no todas enfrentan auditorías o créditos determinados, el riesgo jurídico y financiero es compartido. En el sector electrónico y automotriz, los corporativos de Estados Unidos son los más expuestos: Lear Corporation, con más de 52 mil empleados en plantas de autopartes en Chihuahua, Sonora y Guanajuato; Aptiv, de capital irlandés con fuerte presencia estadounidense, con alrededor de 75 mil trabajadores en México; Whirlpool, con cinco fábricas en Apodaca, Ramos Arizpe y Celaya; Honeywell y Sanmina-SCI, ambas estadounidenses, que concentran cadenas de proveeduría electrónica y aeroespacial bajo esquemas de importación temporal; además de HP, Dell y Jabil, con centros de manufactura y diseño en Jalisco y Baja California. Todas ellas podrían verse afectadas por una interpretación fiscal que las obligue a pagar impuestos duplicados en operaciones que hasta ahora estaban exentas o acreditadas.
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