Por: Mauricio Flores - La Razón de México
A diferencia de otros eventos catastróficos, tanto en el caso de los huracanes Otis y John en la costa de Guerrero, así como en las recientes tormentas que impactaron en la zona centro-golfo, es notoria la falta de maquinaria pesada y camiones para remover escombros. No es casualidad que durante la existencia del Fondo de Desastres Naturales, siendo su último director el multicitado —y no para bien— José María Chema Tapia, tenía mecanismos claros de operación: por ejemplo, casi de inmediato entraban en operación trascabos y brigadas de camiones volqueteros para atender los daños de los meteoros Ingrid y Manuel sobre Acapulco.
Mientras Chema Tapia andaba de fiesta en Las Vegas en pleno desastre acapulqueño, el Fonden tenía cuatro factores que permitían el funcionamiento de ese fideicomiso que, entre 2014 y 2015, canalizó 4,466.3 millones de pesos para atender los efectos de 25 eventos de lluvias severas, un sismo y una inundación costera. Que el entonces funcionario del gobierno de Enrique Peña se diera buena vida, que desilusionado del tricolor fuera candidato de Morena-Partido Verde y se hiciera de bonitas propiedades, es otra cosa…, pero entregó al gobierno obradorista una bolsa de 59 mil milloncitos de pesos, mientras que sólo aplicaron 21,375 millones en los daños de Otis y Manuel en el pasado sexenio.
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