Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
Con una visión mucho más empresarial que política, Ricardo Salinas Pliego ha logrado posicionarse, en poco tiempo, como la antítesis de la 4T; el hombre que no sólo le dice sus verdades al obradorismo y a la presidenta Sheinbaum, sino que además aprovecha muy bien su condición de deudor del fisco para volverse un objetivo político del gobierno en turno, al tiempo que prepara el terreno para un fallo adverso como el que, todo indica, le espera con la nueva Corte de Justicia.
El empresario que ha decidido buscar ser candidato opositor a la Presidencia de la República en 2030, está jugando un juego de ajedrez político contra el Gobierno federal, en el que ha sido él quien ha tomado la iniciativa para tratar de poner en jaque al SAT y a la Presidencia que, en los hechos, ya están respondiendo a las jugadas del llamado Tío Richie que pasa del golpeteo verbal y mediático, a proponer un "acuerdo de pago" con la intención -dice ante sus más de 20 mil seguidores que acudieron a celebrar su cumpleaños- de acabar con el pleito y "darle vuelta a la página".
Salinas Pliego sabe que tiene todas las de perder en el enfrentamiento abierto y frontal que sostiene con el gobierno, algo que ningún empresario de su nivel se atrevió a hacer en la historia reciente del país. Porque con la Suprema Corte ya alineada al Poder Ejecutivo y con la muy posible retroactividad que le aplicarán a su amparo en la última etapa procesal que es la discusión y debate por parte de los ministros en el pleno, la batalla legal la tiene perdida y no le queda otra vía que recurrir a instancias internacionales, tal y como él mismo lo anunció ayer en un comunicado de su grupo, en el que dice estar dispuesto a ir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
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