RENÉ DELGADO / REFORMA
SOBREAVISO
Dos o tres personajes se están quebrando la cabeza y tronando los dedos en estos días... no es para menos: calculan el costo y el beneficio de ser el candidato presidencial de Elba Esther Gordillo, su príncipe de chocolate.
La oferta para abanderar a Nueva Alianza ha de ser tentadora por el beneficio económico y político supuesto, pero la demanda de la profesora es enorme porque la aparente ruptura de su alianza con el priista Enrique Peña así como la postulación del perredista Andrés López Obrador y de la panista Josefina Vázquez Mota convierten su presencia en la escena en un asunto de sobrevivencia. Y sobra decirlo, cuando de sobrevivir se trata se hace hasta lo inimaginable o lo imposible.
La cosa es que quien, finalmente, se deje tocar por la maestra tendrá un desafío tremendo: garantizarle el registro a su partido y, a la vez, reconocerse como un ariete en contra de quien la maestra considere su adversario y como un escalón de quien ella quiera ver en la residencia de Los Pinos. Luego, ese candidato de relleno nomás tendrá que hundirse con o sin elegancia en el fango de su propio desprestigio aunque, de seguro, con la cartera llena.
¿Quién le aceptará a la Cenicienta al Revés ser el príncipe inhabilitado para ceñirse la corona y abrir el baile con ella?
***
Con cierta precipitación se están haciendo cálculos de cómo quedan los porcentajes de las preferencias electorales ahora que, finalmente, el panismo resolvió su candidatura presidencial e incluso comienzan a elaborarse escenarios sobre los términos de la contienda por la Presidencia de la República.
Se pasa por alto, sin embargo, un detalle: Nueva Alianza aún no postula a su abanderando y, aunque ciertamente éste no tiene posibilidades reales de insertarse en la competencia, su rol consistirá en golpear a quienes de ningún modo la lideresa quiera ver en la Presidencia de la República. Ese golpeador deberá como quiera asegurarle a Nueva Alianza su registro como partido, a partir de una condición: contará con cierto respaldo y apoyo, pero la estructura territorial del sindicato, además de su influencia política en los estados y su poder económico, quedará al servicio de alguien distinto a él, aquel otr@ candidat@ con quien se entienda la maestra.
Y es que el peso y el valor del partido de Elba Esther no se cifran en los votos que puede obtener para sí mismo o a acarrear a otro. No, los sufragios cuentan, pero no mucho. Su peso y valor derivan de los otros factores señalados: el implante nacional de su estructura, la cual no tiene ningún otro partido por sí solo; su influencia política en varios estados con la correspondiente maquinaria de gobierno; así como su fortuna producto de cuotas y prebendas sindicales.
Por eso, aunque en la apariencia da igual quien sea el candidato de Nueva Alianza, no puede perderse de vista a quien finalmente resulte ser su abanderado.
***
Podrán ponerse los ojos de plato, poniendo en duda la existencia de algún personaje decidido a postularse como candidato de Nueva Alianza en esas condiciones. Puede dudarse, pero no mucho: existe y no uno.
Cuentan que, en ocasión anterior, la maestra estuvo a punto de tocar a uno de esos personajes en renta. Éste, sin embargo, exageró su precio: pidió un depósito económico fuerte en una cuenta personal en el extranjero y un bono extra por cada punto en que consiguiera aumentar la votación del partido, además de una serie de posiciones políticas y un cierto margen de maniobra propio. Tal ambición personal y tal falta de docilidad echó por tierra la negociación pero, sin duda, esta vez habrá quien mesure debidamente su paga y acepte ser el candidato de la maestra. Hay personajes a los que les gusta figurar como políticos, aunque no lo sean. Y, desde luego, también hay candidatos pirata.
El punto delicado es que ese figurante y pirata debe contar con cierta presencia y prestigio para ser un candidato funcional a los intereses de la lideresa y, a la vez, debe estar decidido a quedar como un tartufo político, asumiendo como un baño de gloria su desprestigio, eso sí, con la cartera rellena.
En cuestión de días se sabrá el nombre de ese príncipe de chocolate.
***
La otra parte que falta por ver -y ésa todavía dilatará un poco- es con qué otr@ candidat@ de los que verdaderamente compiten reemprenderá negociaciones Elba Esther Gordillo, para trabajar en conjunto, pero ya no en alianza formal. Eso tendrá que darse porque, en la actual condición, la circunstancia de la maestra es de sobrevivencia política... y eso a nadie le gusta.
En efecto, la aparente ruptura de la alianza de Gordillo con Peña le duele al priismo pero, en los hechos, más daña y lastima al magisterio. La maestra se fue de largo en su voracidad pidiendo más de lo que ofrecía y poniendo condiciones de muy difícil cumplimiento, pero ahora la decisión de cortar por lo sano la tiene -¡vaya vuelco!- en un momento de enorme fragilidad política. De prolongarse su debilidad, su reinado y su reino podrían verse en apuros.
(Valga un paréntesis. Si el calderonismo estuviera decidido a fracturar el peso del corporativismo sindical del magisterio en la política educativa, el momento para actuar sería éste, pero -sobra decirlo- al calderonismo siempre le ha interesado más la elección que la educación).
***
En esa circunstancia, lo que le viene a la maestra es una complicada negociación con quien acepte su apoyo sin poder aliarse legalmente.
La experiencia, hasta ahora, coloca a los partidos albiazul y tricolor como las casas donde, cuando toca la maestra, siempre la atienden, cuando no le abren la puerta. Podrá pensarse que eso es imposible porque de la casa tricolor recién salió y en la casa albiazul no se entiende con la nueva ama de llaves, pero la propia maestra y esos dos anfitriones siempre han sido muy, pero muy versátiles. Y, por lo demás, está la casa de la Morena, donde también la maestra tiene allegados que ya, en alguna otra ocasión, han estado dispuestos a servir de enlace con el señor de Tabasco.
Todas esas casas tienen timbre y en todas ellas están urgidos de recibir apoyo. El punto es si tienen bien calculado el costo y beneficio del apoyo de la maestra, y si tienen el talento de abrir la puerta de servicio haciendo creer que es la del frente.
***
Antes de hacer cálculos y escenarios electorales, es menester esperar apenas un poco: aguardar a que el príncipe de chocolate en turno abra pista con la Cenicienta al Revés que, esta vez, tendrá que ejecutar un "break dance" si quiere seguir siendo invitada a los bailes en el palacio.
SOBREAVISO
Dos o tres personajes se están quebrando la cabeza y tronando los dedos en estos días... no es para menos: calculan el costo y el beneficio de ser el candidato presidencial de Elba Esther Gordillo, su príncipe de chocolate.
La oferta para abanderar a Nueva Alianza ha de ser tentadora por el beneficio económico y político supuesto, pero la demanda de la profesora es enorme porque la aparente ruptura de su alianza con el priista Enrique Peña así como la postulación del perredista Andrés López Obrador y de la panista Josefina Vázquez Mota convierten su presencia en la escena en un asunto de sobrevivencia. Y sobra decirlo, cuando de sobrevivir se trata se hace hasta lo inimaginable o lo imposible.
La cosa es que quien, finalmente, se deje tocar por la maestra tendrá un desafío tremendo: garantizarle el registro a su partido y, a la vez, reconocerse como un ariete en contra de quien la maestra considere su adversario y como un escalón de quien ella quiera ver en la residencia de Los Pinos. Luego, ese candidato de relleno nomás tendrá que hundirse con o sin elegancia en el fango de su propio desprestigio aunque, de seguro, con la cartera llena.
¿Quién le aceptará a la Cenicienta al Revés ser el príncipe inhabilitado para ceñirse la corona y abrir el baile con ella?
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Con cierta precipitación se están haciendo cálculos de cómo quedan los porcentajes de las preferencias electorales ahora que, finalmente, el panismo resolvió su candidatura presidencial e incluso comienzan a elaborarse escenarios sobre los términos de la contienda por la Presidencia de la República.
Se pasa por alto, sin embargo, un detalle: Nueva Alianza aún no postula a su abanderando y, aunque ciertamente éste no tiene posibilidades reales de insertarse en la competencia, su rol consistirá en golpear a quienes de ningún modo la lideresa quiera ver en la Presidencia de la República. Ese golpeador deberá como quiera asegurarle a Nueva Alianza su registro como partido, a partir de una condición: contará con cierto respaldo y apoyo, pero la estructura territorial del sindicato, además de su influencia política en los estados y su poder económico, quedará al servicio de alguien distinto a él, aquel otr@ candidat@ con quien se entienda la maestra.
Y es que el peso y el valor del partido de Elba Esther no se cifran en los votos que puede obtener para sí mismo o a acarrear a otro. No, los sufragios cuentan, pero no mucho. Su peso y valor derivan de los otros factores señalados: el implante nacional de su estructura, la cual no tiene ningún otro partido por sí solo; su influencia política en varios estados con la correspondiente maquinaria de gobierno; así como su fortuna producto de cuotas y prebendas sindicales.
Por eso, aunque en la apariencia da igual quien sea el candidato de Nueva Alianza, no puede perderse de vista a quien finalmente resulte ser su abanderado.
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Podrán ponerse los ojos de plato, poniendo en duda la existencia de algún personaje decidido a postularse como candidato de Nueva Alianza en esas condiciones. Puede dudarse, pero no mucho: existe y no uno.
Cuentan que, en ocasión anterior, la maestra estuvo a punto de tocar a uno de esos personajes en renta. Éste, sin embargo, exageró su precio: pidió un depósito económico fuerte en una cuenta personal en el extranjero y un bono extra por cada punto en que consiguiera aumentar la votación del partido, además de una serie de posiciones políticas y un cierto margen de maniobra propio. Tal ambición personal y tal falta de docilidad echó por tierra la negociación pero, sin duda, esta vez habrá quien mesure debidamente su paga y acepte ser el candidato de la maestra. Hay personajes a los que les gusta figurar como políticos, aunque no lo sean. Y, desde luego, también hay candidatos pirata.
El punto delicado es que ese figurante y pirata debe contar con cierta presencia y prestigio para ser un candidato funcional a los intereses de la lideresa y, a la vez, debe estar decidido a quedar como un tartufo político, asumiendo como un baño de gloria su desprestigio, eso sí, con la cartera rellena.
En cuestión de días se sabrá el nombre de ese príncipe de chocolate.
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La otra parte que falta por ver -y ésa todavía dilatará un poco- es con qué otr@ candidat@ de los que verdaderamente compiten reemprenderá negociaciones Elba Esther Gordillo, para trabajar en conjunto, pero ya no en alianza formal. Eso tendrá que darse porque, en la actual condición, la circunstancia de la maestra es de sobrevivencia política... y eso a nadie le gusta.
En efecto, la aparente ruptura de la alianza de Gordillo con Peña le duele al priismo pero, en los hechos, más daña y lastima al magisterio. La maestra se fue de largo en su voracidad pidiendo más de lo que ofrecía y poniendo condiciones de muy difícil cumplimiento, pero ahora la decisión de cortar por lo sano la tiene -¡vaya vuelco!- en un momento de enorme fragilidad política. De prolongarse su debilidad, su reinado y su reino podrían verse en apuros.
(Valga un paréntesis. Si el calderonismo estuviera decidido a fracturar el peso del corporativismo sindical del magisterio en la política educativa, el momento para actuar sería éste, pero -sobra decirlo- al calderonismo siempre le ha interesado más la elección que la educación).
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En esa circunstancia, lo que le viene a la maestra es una complicada negociación con quien acepte su apoyo sin poder aliarse legalmente.
La experiencia, hasta ahora, coloca a los partidos albiazul y tricolor como las casas donde, cuando toca la maestra, siempre la atienden, cuando no le abren la puerta. Podrá pensarse que eso es imposible porque de la casa tricolor recién salió y en la casa albiazul no se entiende con la nueva ama de llaves, pero la propia maestra y esos dos anfitriones siempre han sido muy, pero muy versátiles. Y, por lo demás, está la casa de la Morena, donde también la maestra tiene allegados que ya, en alguna otra ocasión, han estado dispuestos a servir de enlace con el señor de Tabasco.
Todas esas casas tienen timbre y en todas ellas están urgidos de recibir apoyo. El punto es si tienen bien calculado el costo y beneficio del apoyo de la maestra, y si tienen el talento de abrir la puerta de servicio haciendo creer que es la del frente.
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Antes de hacer cálculos y escenarios electorales, es menester esperar apenas un poco: aguardar a que el príncipe de chocolate en turno abra pista con la Cenicienta al Revés que, esta vez, tendrá que ejecutar un "break dance" si quiere seguir siendo invitada a los bailes en el palacio.
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