René Delgado / El Siglo de Torreón
SOBREAVISO
En la tramposa manía de presentar de manera aislada e inconexa los grandes asuntos y problemas nacionales, la clase dirigente -no sólo la política- se empeña en asegurar que las elecciones son ajenas por completo a la circunstancia nacional.
En esa lógica, el primero de julio todos los votos contarán y serán contados. Capos y magnates, gerentes y dirigentes, caciques (políticos, patronales, gremiales, religiosos o rurales) y grandes concesionarios, policías y sicarios pesarán lo mismo que el más humilde ciudadano. La desigualdad, herida sin alivio en nuestra historia, cerrará ese día por unas horas. Los mexicanos con credencial electoral vigente entrarán en trance cívico, valorarán virtudes y vicios de los candidatos y tendrán la última palabra. Concluida la jornada electoral, cada quien seguirá en lo suyo.
Suena bien. La democracia se vestirá de gala ese domingo y, como recuerdo, en el pulgar quedará la tinta indeleble de la fiesta. La única duda es: ¿mientras llega la gran fecha, no se está subastando la Presidencia de la República?
***
Vale la pregunta aguafiestas porque entre quienes aspiran al poder y entre quienes lo tienen se advierte una lucha sorda donde se disputa la Presidencia de la República por adelantado.
Qué pena siquiera pensarlo, pero a diestra panista y siniestra priista hay indicios del uso de asuntos del interés nacional o de herramientas del Estado como ariete para tomar ventaja en la competencia. Bajo y sobre la superficie electoral, sin y con disfraz, hay elementos que permiten suponer una dura batalla donde los distintos grupos políticos y económicos se asocian, negocian o confrontan para inclinar la balanza electoral.
Las distintas maquinarias del poder político, económico y magisterial trabajan -todavía no a todo lo que dan- para impulsar a quien mejor asuma la representación de sus intereses y, sobra decirlo, esa representación no es la popular. Se subasta, pues, la Presidencia de la República.
***
¿Dónde se advierte esa disputa? En el campo de los concesionarios y las telecomunicaciones, en el de la procuración de justicia y el combate al crimen establel del magisterio y la educación, la elección cuando los retomen. No hacerlo es exponer esos asuntos a la tentación de usarlos en la disputa por el poder presidencial y Legislativo. Y, sobra decirlo, los gobiernos los han utilizado como ariete para lograr acuerdos con algunos concesionarios a partir del beneficio que les dejan a ellos... no al país.
¿Hay la entereza en los comisionados para reconocer el peligro de dejar en el marco de la contienda electoral la resolución final de esos dos asuntos?
***
A lo largo del sexenio, el calderonismo ha presumido el vínculo del crimen con la política y, fuera de casos menores, su fracaso en demostrarlo ha sido la constante.
Grave el fracaso, peor ha sido la impresión del uso electoral de la procuración de la justicia. Michoacán, la tierra del mandatario y su hermana Luisa María, ha sido el laboratorio por antonomasia donde los ensayos calderonistas por demostrar la infiltración del crimen en la política han fracasado. El "michoacanazo" en víspera de la elección intermedia terminó por dejar a nadie en la cárcel y la presunción de los hermanos Calderóevisiva sin decir cuándo retomarán el caso.
Ambos asuntos son de interés público y de la mayor importancia, por ello esas comisiones deberían establecer que será hasta después de la elección cuando los retomen. No hacerlo es exponer esos asuntos a la tentación de usarlos en la disputa por el poder presidencial y Legislativo. Y, sobra decirlo, los gobiernos los han utilizado como ariete para lograr acuerdos con algunos concesionarios a partir del beneficio que les dejan a ellos... no al país.
¿Hay la entereza en los comisionados para reconocer el peligro de dejar en el marco de la contienda electoral la resolución final de esos dos asuntos?
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A lo largo del sexenio, el calderonismo ha presumido el vínculo del crimen con la política y, fuera de casos menores, su fracaso en demostrarlo ha sido la constante.
Grave el fracaso, peor ha sido la impresión del uso electoral de la procuración de la justicia. Michoacán, la tierra del mandatario y su hermana Luisa María, ha sido el laboratorio por antonomasia donde los ensayos calderonistas por demostrar la infiltración del crimen en la política han fracasado. El "michoacanazo" en víspera de la elección intermedia terminó por dejar a nadie en la cárcel y la presunción de los hermanos Calderón de que el crimen les ganó la gubernatura ha sido desmentida por el Tribunal Electoral.
Hoy, de nuevo, el gobierno calderonista presume ligas de los últimos tres exgobernadores de Tamaulipas con el narcotráfico. Meter la mano por esos políticos es imposible, pero un nuevo fracaso del calderonismo llevaría a una conclusión: el gobierno así como politiza la justicia, criminaliza la política, y da a la Procuraduría General de la República un uso electoral.
¿Es ajena a ello o participa en ello la procuradora Marisela Morales?
***
La auditoría del gasto público recién divulgada es un balde de agua fría sobre la idea de abatir la corrupción que ahoga al país.
El lugar común de señalar la derrota del priismo en el 2000 como un hasta aquí a 70 años de corrupción, cae por tierra. A esos años ahora hay que sumar 10 más, pero de corrupción panista. Conclusión: la corrupción no se abate pero, ahora, se practica democráticamente por turno.
Si el reporte del auditor Juan Manuel Portal no tiene ribetes electorales, está obligado a no dejar caer el asunto bajo el señalamiento de que él ya hizo su parte y, ahora, corresponde a la Cámara de Diputados fijar o no responsabilidades. Asumir el ejercicio de la corrupción como origen y destino del país es inaceptable.
¿Actuará a plenitud y con consecuencia el auditor para evitar que su reporte quede como simple As en la disputa electoral?
***
Falta por ver la actuación del príncipe de chocolate de Elba Esther Gordillo, el ambientalista Gabriel Quadri; de los otros poderes fácticos; y del poder criminal que, sin duda, buscarán ganarle la partida electoral a la ciudadanía. Esto es, decidir por adelantado en manos de quién debe quedar el Poder Ejecutivo y Legislativo, aunque después se corra como trámite la jornada electoral presentándola como una fecha mágica.
Como quiera, seguir por la ruta de la degradación de la política y la humillación de la ciudadanía nada bueno dejará al país que, esta vez, probablemente se esté jugando algo más que un sexenio.
SOBREAVISO
En la tramposa manía de presentar de manera aislada e inconexa los grandes asuntos y problemas nacionales, la clase dirigente -no sólo la política- se empeña en asegurar que las elecciones son ajenas por completo a la circunstancia nacional.
En esa lógica, el primero de julio todos los votos contarán y serán contados. Capos y magnates, gerentes y dirigentes, caciques (políticos, patronales, gremiales, religiosos o rurales) y grandes concesionarios, policías y sicarios pesarán lo mismo que el más humilde ciudadano. La desigualdad, herida sin alivio en nuestra historia, cerrará ese día por unas horas. Los mexicanos con credencial electoral vigente entrarán en trance cívico, valorarán virtudes y vicios de los candidatos y tendrán la última palabra. Concluida la jornada electoral, cada quien seguirá en lo suyo.
Suena bien. La democracia se vestirá de gala ese domingo y, como recuerdo, en el pulgar quedará la tinta indeleble de la fiesta. La única duda es: ¿mientras llega la gran fecha, no se está subastando la Presidencia de la República?
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Vale la pregunta aguafiestas porque entre quienes aspiran al poder y entre quienes lo tienen se advierte una lucha sorda donde se disputa la Presidencia de la República por adelantado.
Qué pena siquiera pensarlo, pero a diestra panista y siniestra priista hay indicios del uso de asuntos del interés nacional o de herramientas del Estado como ariete para tomar ventaja en la competencia. Bajo y sobre la superficie electoral, sin y con disfraz, hay elementos que permiten suponer una dura batalla donde los distintos grupos políticos y económicos se asocian, negocian o confrontan para inclinar la balanza electoral.
Las distintas maquinarias del poder político, económico y magisterial trabajan -todavía no a todo lo que dan- para impulsar a quien mejor asuma la representación de sus intereses y, sobra decirlo, esa representación no es la popular. Se subasta, pues, la Presidencia de la República.
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¿Dónde se advierte esa disputa? En el campo de los concesionarios y las telecomunicaciones, en el de la procuración de justicia y el combate al crimen establel del magisterio y la educación, la elección cuando los retomen. No hacerlo es exponer esos asuntos a la tentación de usarlos en la disputa por el poder presidencial y Legislativo. Y, sobra decirlo, los gobiernos los han utilizado como ariete para lograr acuerdos con algunos concesionarios a partir del beneficio que les dejan a ellos... no al país.
¿Hay la entereza en los comisionados para reconocer el peligro de dejar en el marco de la contienda electoral la resolución final de esos dos asuntos?
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A lo largo del sexenio, el calderonismo ha presumido el vínculo del crimen con la política y, fuera de casos menores, su fracaso en demostrarlo ha sido la constante.
Grave el fracaso, peor ha sido la impresión del uso electoral de la procuración de la justicia. Michoacán, la tierra del mandatario y su hermana Luisa María, ha sido el laboratorio por antonomasia donde los ensayos calderonistas por demostrar la infiltración del crimen en la política han fracasado. El "michoacanazo" en víspera de la elección intermedia terminó por dejar a nadie en la cárcel y la presunción de los hermanos Calderóevisiva sin decir cuándo retomarán el caso.
Ambos asuntos son de interés público y de la mayor importancia, por ello esas comisiones deberían establecer que será hasta después de la elección cuando los retomen. No hacerlo es exponer esos asuntos a la tentación de usarlos en la disputa por el poder presidencial y Legislativo. Y, sobra decirlo, los gobiernos los han utilizado como ariete para lograr acuerdos con algunos concesionarios a partir del beneficio que les dejan a ellos... no al país.
¿Hay la entereza en los comisionados para reconocer el peligro de dejar en el marco de la contienda electoral la resolución final de esos dos asuntos?
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A lo largo del sexenio, el calderonismo ha presumido el vínculo del crimen con la política y, fuera de casos menores, su fracaso en demostrarlo ha sido la constante.
Grave el fracaso, peor ha sido la impresión del uso electoral de la procuración de la justicia. Michoacán, la tierra del mandatario y su hermana Luisa María, ha sido el laboratorio por antonomasia donde los ensayos calderonistas por demostrar la infiltración del crimen en la política han fracasado. El "michoacanazo" en víspera de la elección intermedia terminó por dejar a nadie en la cárcel y la presunción de los hermanos Calderón de que el crimen les ganó la gubernatura ha sido desmentida por el Tribunal Electoral.
Hoy, de nuevo, el gobierno calderonista presume ligas de los últimos tres exgobernadores de Tamaulipas con el narcotráfico. Meter la mano por esos políticos es imposible, pero un nuevo fracaso del calderonismo llevaría a una conclusión: el gobierno así como politiza la justicia, criminaliza la política, y da a la Procuraduría General de la República un uso electoral.
¿Es ajena a ello o participa en ello la procuradora Marisela Morales?
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La auditoría del gasto público recién divulgada es un balde de agua fría sobre la idea de abatir la corrupción que ahoga al país.
El lugar común de señalar la derrota del priismo en el 2000 como un hasta aquí a 70 años de corrupción, cae por tierra. A esos años ahora hay que sumar 10 más, pero de corrupción panista. Conclusión: la corrupción no se abate pero, ahora, se practica democráticamente por turno.
Si el reporte del auditor Juan Manuel Portal no tiene ribetes electorales, está obligado a no dejar caer el asunto bajo el señalamiento de que él ya hizo su parte y, ahora, corresponde a la Cámara de Diputados fijar o no responsabilidades. Asumir el ejercicio de la corrupción como origen y destino del país es inaceptable.
¿Actuará a plenitud y con consecuencia el auditor para evitar que su reporte quede como simple As en la disputa electoral?
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Falta por ver la actuación del príncipe de chocolate de Elba Esther Gordillo, el ambientalista Gabriel Quadri; de los otros poderes fácticos; y del poder criminal que, sin duda, buscarán ganarle la partida electoral a la ciudadanía. Esto es, decidir por adelantado en manos de quién debe quedar el Poder Ejecutivo y Legislativo, aunque después se corra como trámite la jornada electoral presentándola como una fecha mágica.
Como quiera, seguir por la ruta de la degradación de la política y la humillación de la ciudadanía nada bueno dejará al país que, esta vez, probablemente se esté jugando algo más que un sexenio.
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