Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
La actuación del primer Fiscal General de la República ha sido hasta ahora más que decepcionante. No sólo porque el fiscal Alejandro Gertz Manero no ha sabido ser el fiscal autónomo que define la Constitución y ha terminado siendo un apéndice del régimen de la 4T, exactamente igual que los anteriores procuradores, sino porque a la Fiscalía tampoco la dotaron de los recursos, la tecnología y los cambios con los que pudiera modernizar y mejorar la procuración de justicia para los mexicanos y en esencia lo único que vivimos los mexicanos en los seis años que lleva existiendo la nueva institución es un cambio de letra: la F por la P, para que ahora diga FGR, aunque en esencia siga actuando igual que la extinta PGR.
La que se suponía que era el eje federal para lograr una reforma integral al sistema de procuración de justicia en México, terminó siendo la misma dependencia burocrática, vertical e ineficiente que siempre ha existido y de aquel diseño original que realizaron expertos y organizaciones de la sociedad civil en 2018, hoy lo que sobrevive es una Fiscalía General de la República a modo no de las necesidades de justicia de los mexicanos, sino de su titular Gertz Manero, quien en 2021, con el apoyo de la mayoría de Morena logró reformar la Ley Orgánica de la Fiscalía y concentró todo el poder revirtiendo la autonomía de los fiscales de corrupción y de combate a la delincuencia organizada que quedaron sometidas e ineficientes.
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