Por: Dr. Antonio Ramos-De la Medina - El Economista
La salud es uno de los cimientos del desarrollo y el bienestar social, y la cirugía se erige como un pilar indispensable de cualquier sistema de salud efectivo. En México, la ausencia de un Plan Nacional Quirúrgico no solo limita el acceso equitativo a procedimientos quirúrgicos esenciales, sino que además acarrea pérdidas económicas y sociales considerables que afectan la competitividad y el crecimiento sostenible del país.
De acuerdo con la Comisión Lancet sobre Cirugía Global, un 30% de la carga global de enfermedad corresponde a padecimientos que requieren algún tipo de intervención quirúrgica para su resolución; sin embargo, cerca de 5,000 millones de personas en el mundo carecen de acceso a cirugía segura y asequible cuando la necesitan. En el caso de México, se estima que al menos 20% de la población enfrenta barreras significativas para acceder a cirugías esenciales (por ejemplo, procedimientos obstétricos, cirugías de trauma o oncológicas). Esta brecha repercute directamente en la productividad y genera costos sustanciales de atención tardía o inadecuada.
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