Joaquín Gómez- Madrid - elEconomista.es
La mayor revolución en el mundo de la inversión nos va a llegar con la creación de la Cuenta Paneuropea, con la que Bruselas pretende trasvasar los diez billones de euros -que se calcula se encuentran en depósitos- hacia productos de inversión que sirvan para financiar en Europa los retos de la IA, de la defensa, de la autonomía estratégica y hasta el denostado cambio climático. Por el momento tenemos muchas más dudas que certezas, pero el espejo perfecto al que mirar es el modelo sueco mientras se resuelven incógnitas en los próximos meses.
El país de las auroras boreales es también el de mayor nivel de cultura financiera del mundo gracias a que durante el último medio siglo ha hecho de la educación al inversor su columna vertebral. En 1978 el gobierno sueco lanzó una cuenta de ahorro especial para animar a los ciudadanos a invertir en fondos de renta variable de empresas nacionales cotizadas en bolsa. Cada corona ahorrada en este tipo de fondos era deducible entre un 20%-30% del IRPF y los rendimientos recibidos de estos activos estaban exentos de impuestos durante cinco años. En un lustro, el número de cuentas de fondos de ahorro de renta variable creció de 75.000 a 520.000 y el valor de los activos materializados se multiplicó por diez.
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